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Capítulo IV

-Como ve, cosas extrañas ocurren, tengo el expediente por si quiere verlo...
-Con gusto- respondí-.

-Pasó tres años en terapia de electroshock, debido a los fuertes ataques que infligía en su propia integridad física. Los médicos no han podido con él.

Es extraño que el buen señor no se haya referido a él, en toda la conversación, reflexioné. Simplemente me contó que el sujeto visitó el circo.

Mientras pensaba, el médico, dijo: Todo lo que dijo nuestro paciente puede considerarse un delirio. Mientras lo sometíamos a terapia de electroshocks pareció morir y resucitar, nos llamó la atención, que horas después comenzara a gritar y escribir en las paredes de la habitación de su celda palabras raras, al menos, para mí.

-¿Celda? ¿Palabras raras?

-Como ve, confiamos en nuestra alta seguridad, la seguridad que nos brinda Cecilia, también nos asegura que nadie quiera ni pueda escapar y, seguridad para nuestros pacientes. Le mostraré lo que escribió en las paredes dijo por último.

Abrió la puerta de su habitación, aprovechando remarcó, que en ese momento le estaban aplicando una terapia de electroshock imprevista, como una de esas excusas que se usan en ocasiones que no siempre son las adecuadas. Al entrar a la habitación lo primero que hice fue observar las paredes, intentando no ver nada más que las paredes para así observar detenidamente las palabras raras a las que se refería el doctor. Había a lo ancho y largo de las paredes escuetas frases escritas aparentemente con un grafito. Las palabras garabateadas eran cuneiformes.

-Es castellano dije.

-Me refería a que no entiendo que significan esas frases, no tienen sentido para mí, mire esa: La llave azul en la enésima ala. O, que, relajado es un terremoto de noche.

-¿Quiere decir que escribe frases incoherentes porque está loco?

-Yo no diría eso, su tratamiento es a causa de una conmoción provocada por un susto.

-¿Y por qué los electroshocks?

-Según entendemos, la causa se combate con la misma causa, el miedo se combate con miedo, el mal se combate con mal, el odio se combate con odio, el amor se combate con amor, las penas se combaten con penas, las alegrías se combaten con alegrías. Los electroshocks, le provocan tensión y un gran sobresalto al igual que el susto que recibió, la diferencia es que un electroshock relaja sus nervios, y luego de sucesivos electroshocks, vuelve a ser el mismo hombre de antes del susto.

-¿Usted dice que el tratamiento y la solución es la terapia de electroshocks?

-Podemos confirmar que el camino consiste en terapia de electroshocks si, y además medicamentos psicofármacos, así que eso responde su pregunta.

-¿No es un arma de doble filo? ¿La terapia no puede alterar aún más su estado mental?

-No, nada de eso. Hemos comprobado que la terapia actúa a nivel físico. Anestesiamos las neuronas sin ningún tipo de secuela primordialmente en el eje de sus emociones, elucubraciones, ensueños y fantasías, los medicamentos psicofármacos a nivel psico aclaran su estado mental. Su mente distingue bien los elementos, su sentido del tiempo y espacio están en orden, sabe qué hora es, y donde está, donde está su hija…

-¿Su hija?

-Ella está internada también, allí en la 20. Tengo la llave de Lucrecia si quiere visitarla. La hemos remodelado con cables nuevos. Le aviso, que Artemis es peligrosa, pero a veces, sobre todo hoy, que es viernes, está lúcida, y es abierta al diálogo.

Al final del corredor, tras la puerta 20, se encontraba una mujer joven, de ojos verdes, vestida con un camisón deshilachado, rodeada de lirios y velas perfumadas, y acostada sobre una sábana blanca, su largo cabello lacio era de color castaño claro, sus flecos bajos formaban toboganes sobre sus hombros.

-Querida ha venido alguien a verte, se gentil con él.

La joven mujer mostró sus afiladas uñas, y gruñó dispuesta a atacarme, pero el doctor enseguida le puso el chaleco de fuerzas para contener su ira. -Así podrán hablar mejor-, aclaró.


-¿Dime, cómo te llamas?
-¿Que le importa?, no hablo con extraños.-
-Se mas bondadosa, dijo el doctor, o tendré que ponerte un bozal.
-Ok, como quieras, te llamaré Bella dama si no te molesta.
-¿Por qué habría de molestarme? Me han llamado de peores maneras, y soy tan frágil como una estatua de cristal.
-¿Quieres fumar bella dama?
-Sí, coloque el cigarro en mi boca, como ve no puedo hacerlo, no tema, no muerdo.
Puse el puro en su boca y lo encendí, seguramente quería morderme, pero sus ganas de fumar eran fuertes.
-¿De qué quieres hablar? Dijo, luego de que quité el cigarrillo de su boca.
-Dime, tu padre…
-Mi padre está loco, me interrumpió.
-¿Loco?
-Sí, cuando era niña me maltrataba, pero ahora no puede hacerlo
-¿Lo extrañas?
-Sí, ¡lo extraño! es usted un maldito, y lo odio por decir eso, y más extraño sus golpes. ¿Eso quería oír?¡Tengo mas para contarle!
-Quería saber si extrañabas a tu padre, porque posiblemente no puedas verlo, ya que estás atrapada en esta habitación.
-No quiero volver a hablar con mi padre, me dan ganas de vomitar si pienso en él, ya me acostumbré. Ahora no puede hacerme daño.
-Comprendo, ¿prefieres estar acá? ¿Por qué crees que estás acá? Tranquila, anda, dime…
-Estoy acá por culpa de él, una vez mientras me pegaba, llegó el jodido médico y mi padre les dijo que yo no cumplía con mi tratamiento, me deprimo con facilidad, y dijo que le arrojé con una maceta, en realidad le arrojé un palo de escoba por la cabeza. Creyeron que estaba loca y me trajeron acá. Después lo trajeron a él, estaba con una puta en un cabaret con demasiadas anfetaminas en su cuerpo, a la puta la encontraron en un deplorable estado, y a él, también...
-¿Sabes? Casi me convences…
-Váyase al Diablo, no me interesa lo que usted piense, seguro es otro de esos doctores, para ellos todos están locos y necesitan terapia.
-No, no soy doctor, en realidad, soy un investigador, en diferentes áreas y no creo que estés loca. No te preocupes, quisiera ayudarte con tu padre, si bien se que yo no puedo recomponer la relación entre ustedes, me gustaría intentar…que puedan verse y conversar como personas civilizadas.
– ¿Estarías dispuesta a hablar con tu padre? ¿Lo intentarías?
-¿Sabe? Me resulta un enredo, me marea hablar de esto con usted. Ya le dije, odio a mi padre. Aunque…
Enseguida entró el doctor y le aplicó una inyección, “Porque se estaba poniendo demasiado nerviosa y furiosa”…aclaró, mientras se llevaba la mano derecha a la nuca. No actúa como la típica psicópata fría, demuestra sus emociones, por eso hay que anestesiarla de cuando en cuando cómo ve, dijo. La llevaré en la camilla hasta la 15, y allí podrán conversar y usted mirar la escena, si le apetece.
-En realidad, quisiera participar, me gustaría ser el punto de reconciliación, el Cupido de esa cuestión de separación entre padre e hija, y que estén bien ambos, y si Dios quiere el día de mañana puedan verse nuevamente los rostros, fuera de este horrible lugar.
- Usted es un hombre honrado y con buenas intenciones, vamos, no hay tiempo que perder.

Continuará...



Texto agregado el 25-05-2008, y leído por 218 visitantes. (0 votos)


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