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Busco a ciegas tu rostro sin rostro, al que reconocería mas allá de una mirada anexa.
Estoy enferma de algo que me hiela la sangre. Mis sentidos dejan de a poco de ser sentidos.
Se convierten en lágrimas que con la excusa de una sutil penita, abandonan este tortuoso corazón.
Estoy cansada, mis preguntas no tienen respuestas.
El yugo de la vida me cansa los hombros. Me pregunto si se acabará este dolor con la muerte.
Busco, busqué por largo tiempo tus manos, esperando encontrar aquella sonrisa permanente.
Me margino de todo tipo de sentimientos auténticos, sólo deseo descansar, permanentemente, para no sentir ya este peso arbitrario.
Dónde diablos está esta sensación de no soledad alguna vez digerida?... Será que un mal sueño me engaña, será que mis cuestionamientos infantiles lo logran superar esta infeliz meditación?.
He llegado a pensar que no existe otra mente así, ansiosa como la mía, ansiosa de caricias y seguridades.
A veces estás tan presente que casi puedo tocarte, te descubrí hace tiempo en algún universo lejano, sin tiempo ni espacio, y he arrastrado por siglos este amor profundo que me liga a ti como a una extraña poesía.
Hace demaciado tiempo siento un melancólico gusto a sangre en mi boca. Soy parte de un horizonte lejano e intangible.
Pertenezco a un rito anárquico de oscuros tormentos permanentes.
Mi escape se aferra al matiz sereno de mi cielo estrellado, que provoca en mi aura una mezcla de vacío y somnolencia.
Busco espacios de soledad, momentos míos e instantes breves, intentando sobrevivir.
Del otro lado estás tú, como una imagen borrosa, que me llama y me pide tiempo, que es lo que menos me queda.
El abismo de la muerte me seduce, me cautiva y sólo siento que estoy cansada.
El mundo gira, el sol sale y se esconde, la luna observa; las estrellitas tímidas juguetean a lo lejos, los pajaritos vuelan, el tiempo implacable pasa.
A veces estás tan presente que casi puedo tocarte. El sol está ligado a ti y esta noche se aferra a mi cintura.
Estoy cansada de estar del lado oscuro, soy adicta a la inmensidad.
Soy una niña, encerrada en este cuerpo de mujer inestable.
A veces me levanto de noche, y camino por la oscuridad. Todo es distinto de noche. Cada espacio toma una estructura diferente, y yo llego a ocuparla, a conocerla, a invadirla.
Sola, sentada, iluminada solo de luna.

Texto agregado el 20-04-2004, y leído por 207 visitantes. (2 votos)


Lectores Opinan
05-04-2005 espectacular, ya he leído casi toda tu obra y no me quedan palabras, eres increible, muy buena y de otro planeta.jaja mateoroquesk
04-05-2004 Es demasiado triste y tan real que siento que nos abriste el corazón de par en par. Gracias por eso. gardel
21-04-2004 Intenso, oscuro, desanimado, sentimental y una ventana abierta a la esperanza. rauesmu
 
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