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El Agujero Eterno

Hunter Vegas

Cuando Anne Robson se mudo de Newark, Ohio hacia la calurosa ciudad de Bullhead City en el estado de Arizona tenia 19 años y sus expectativas de vida seguían siendo básicamente las mismas. Su padre Anthony Robson, un reconocido antropólogo en el estado de Ohio necesitaba un cambio de aire y de ideas. Virginia Maelberry, su madre una farmacéutica y estudiosa de las propiedades de las hierbas medicinales apoyaba la causa.
Los Robson no eran una familia numerosa y tampoco sociable, la relación con la gente del pueblo de Newark no era muy buena y tampoco la familia era muy bien vista porque estos no cumplían con los códigos socioculturales y eran sancionados.
Un frío 17 de enero de 1960 la familia emprende el viaje hacia Bullhead City en una vieja pero bien cuidada Band del año 47, juntos con ellos tres viajaba Mick Gallager un fracasado estudiante de derecho de la universidad de Iowa que se iría a vivir con ellos un tiempo hasta posicionarse bien económicamente. Él era la única persona de confianza de la familia que estuvo viviendo con ellos desde la primavera del 58 cuando sus padres murieron al derrumbarse un edificio y quedar atrapados bajo escombros.



Bullhead City, Arizona.

19 de enero. La casa que Anthony, el padre de Anne, había escogido para vivir era una hermosa escultura del siglo pasado por la cual pago una considerable suma de dinero después de años de ahorro, él mismo había hecho construir una sala de ensayo donde probarían y analizarían sustancias naturales con su esposa.
La casa era amplia y cómoda, las cosas cabían tranquilamente dentro de esta y hasta quedaban lugares por rellenar. Los padres de Anne tenían una habitación, ella otra y Mick la suya, el cual no se emocionó mucho al verla ya que sabia que pronto iba a dejar de serla porque allí no podría vivir toda la vida.
Esa misma mañana, comenzaron a acomodar cosas que habían traído en la Band y después de almorzar comida china que encargaron del restaurant de la cuadra aledaña, las cosas que traía el servicio de mudanza. Mientras escuchaban foxy lady y fumaban marihuana traída de Ohio, la cual fue siempre legal en la familia y a la que Anne accedió por primera vez a la edad de 16 años, lo hacían lentamente e imaginaban como podían ambientar cada habitación más adelante.

Pasaron seis meses desde la mudanza y la familia ya parecía acostumbrada al estilo de vida de la nueva ciudad, el padre de Anne enseñaba en algunas facultades privadas de la zona, su madre se quedaba en casa, Mick trabajaba en la construcción de un edificio importante y ella tomaba clases de idioma.
En sus ratos libres los padres de Anne se la pasaban encerrados en la sala de ensayos, buscando en interminables mixes una sustancia que conjuntamente con la marihuana produjera efectos y cambios positivos en las personas. Probaban con todo lo que había a sus alcances, mezclaban el tetrahidrocannabinol con verduras y otras plantas de poder curativo pero nada daba mucho resultado más que algunas alucinaciones y efectos narcóticos. Virginia, la madre, decía siempre en sus charlas habituales que la marihuana, si se descubren algunas fórmulas para esto, podría llegar a curar hasta enfermedades como el sida o la lepra.

La ciudad de Bullhead City limita con el estado de California al oeste y se encuentra a unos 200 km del Gran Cañon. A pesar del paisaje desértico de la zona, la familia Robson se sentía muy cómoda y constantemente en sus charlas matinales resaltaban la libertad que tiene la gente de pensar y hacer lo que sus ganas demande.

Anne conoció a John una tarde otoñal cuando el sol comenzaba a caer a orillas del Lake Havasu y ella se encontraba de picnic con unas amigas que había conocido en la ciudad. Estaba ella tomando un poco de coñac cuando el joven se acercó.
- Hola. ¿Puedo hacerte compañía un rato?
Sorprendida ella con el acercamiento del muchacho, ya que desde la secundaria cuando tuvo un pequeño romance con un estudiante de su misma clase, había perdido relación alguna con “esa especie” como llamaba ella a los hombres.
- Si, respondió. Si es que te gusta guardar silencio!
El se acomodó un tanto alejado de ella y tomo la botella que le paso. Bebieron el licor un rato largo, y más tarde ella rompió el silencio:
- ¿Qué trae a una persona tan bella como tu a sentarse al lado de una antisocial y aburrida como yo?- dijo Anne, tal ves buscando una explicación al problema que acarreó consigo toda la vida.
- Es que te estuve observando y no pareces una persona tan superficial como mis amigos –exclamó el joven-. Hace días que hablamos de las mismas cosas y creo que el guardar silencio es mejor que estar con ellos.
- Jaja, ¿así lo crees? ¿Cómo te llamas?
- John. John Fernandez. ¿tu?
- Anne Robson.
- Es un gusto conocerte –exclamó el joven.
La conversación duró toda la noche y los dos hablaron de muchas cosas; de temores y frustraciones, de problemas familiares y sociales.
A la mañana siguiente intercambiaron direcciones y números telefónicos. Luego ella emprendió con sus amigas el viaje de retorno hacia Bullhead City y el se dirigió a despedirse de sus tíos para, más tarde, regresar a Puerto Peñasco, México.
Entre los dos había surgido una química impensada para uno y otro, pero ni ella ni el se atrevieron a ir un poquito más allá.
- Ni siquiera un beso- exclamó ella, cuando le contaba lo sucedido a sus amigas.

Al llegar a su casa, Anne les contó lo sucedido a sus padres ese día-noche en Lake Havasu, todo parecía perfecto para ella y para sus padres también.
- Me alegro que hayas aclarado muchas de tus dudas- Exclamó el señor Anthony. Tu madre también está muy contenta porque descubrió una fórmula que hace a la marihuana más rica que un pastel.
- Que bueno-. Dijo ella exaltada. Quiero probarla padre.
- Todavía no. No sabemos los efectos que produce esta a largo plazo.
La semana había transcurrido con tranquilidad, pero la señora Virginia no había notado ningún cambio en su marido que fumaba constantemente la nueva marihuana, la más dulce y esponjosa de todas, como lo había descrito ella. Esta nueva clase de marihuana era el resultado de la mezcla de cannabis sativa con un hongo traído de Panamá, el cual se secaba al sol y luego se fraccionaba en pequeñas partículas que mas tarde eran depositadas en un tubo de madera de metro y medio, el cual era introducido en un poso de unos dos metros que contenía más de esas partículas de hongos en el.
Esa misma semana Mick abandonó la casa de los Robson y se mudó con su novia a un modesto departamento de la calle Sant Marcus, el había conseguido un mejor puesto trabajando en la construcción y podía afrontar los gastos de una vida independiente.

Una noche de septiembre el señor Robson y su esposa asistieron a una cena en la cual premiaban a los grandes antropólogos de Estados Unidos en Washington D.C.
Anne invitó a su amiga Sully para que la acompañara en esos solitarios días, y juntas fueron hacia el supermarket a comprar provisiones; verduras y bebidas alcohólicas.
Sully, una bebedora como pocas en todo Bullhead City sugirió Ron cubano, Whisky y mucha cerveza. Ella era una muchacha de 23 años estudiante de abogacía y muy bien posicionada económicamente.
Esa noche después de haber bebido bastante whisky Anne propuso fumar la nueva marihuana de la madre, Sully no se negó y lo hicieron.
Ninguna de las dos podría imaginarse tal momento. La ingesta de alcohol y la nueva marihuana produjeron efectos impensados en las dos.
Anne imaginaba un lugar con señores feudales y artesanos.
- Señor, no he terminado aún con mi tarea. –Exclamaba ella-.
- Tiempo es ya que dejes la culta Europa y dirijas vuelo a donde Colón abrió un azul cielo.
- Ho libertad! Yo puedo alzar la frente y bendecirte al son de mi laúd.
- Tú y otros de tu talla partirán mañana con el canto de los gallos.
- Hacia allá partiré su majestad.
Sully imaginaba que era parte de un reloj. Ella era una aguja (el minutero).
Giraba y giraba alrededor de las cosas y se ponía más desesperada a cada minuto que pasaba, como si se le estuviera yendo toda la vida en un par de minutos y ella no lo supiera aprovechar.
Giraban y discutían, cada una en su mundo y con su historia.
A la noche siguiente se despertaron, el efecto de esa marihuana les duró más de un día.
- No lo puedo creer! Decía Anne.
- Si. Esa marihuana es muy potente, me quedaría a vivir acá; es buenísimo! –Exclamaba Sully-.

Esa noche comieron hamburguesas, tomaron un poco de cerveza y se acostaron. En el medio de la noche Anne, se levanta a tomar un poco de agua y siente la necesidad de probar nuevamente la marihuana de su madre. Sigilosamente se dirige hacia la sala de ensayo. Toma un puñado de le hierba y se arma un cigarro de dimensiones considerables.
Anne notó un cambio al cubo en su cuerpo y mente. Ahora se sentía una chica delgada y dentro de su cabeza sentía frescura.
Esa noche leyó tres libros y había almacenado una cantidad de páginas enteras en su mente, que resultaba extraña esa capacidad. Hasta la misma Anne se vio sorprendida.
Ese día, después del almuerzo volvieron a fumar la hierba y más tarde se dirigieron hacia el parque para ver comer a las palomas y sentir el agradable aroma de tierra húmeda, pasto y agua. El clima era increíble.
Esa tarde se acerca a ellas un alcohólico, viejo e impresentable señor.
A pesar de su aroma desagradable, que se apaciguaba por el humo de la hierba, el señor no era una persona tan desligada de la sociedad; habló de historias de presidentes pasados y actuales, música y teatro.
Actuó en el mismísimo parque obras de Romeo y Julieta con colaboración de las chicas.
Luego dijo:
- Un hombre que vive en soledad sabe más de lo que la gente imagina. Estar rodeado todo el tiempo de personas hace al hombre un ser completamente monótono, nulo de ideas y tendiente a decir lo que los grupos quieren escuchar en su agrado. Las ideas no tienen cabida, el cambio no es bueno porque parece que uno se aleja un poco del pensamiento masa o porque ellos no pueden seguirte en tus ideas, o porque pensar en cosas poco comunes es muy aburrido.
- Exactamente! -exclamó Anne -.
- Un hombre que busca la soledad, no es un hombre extraño, es más bien uno que busca reafirmar sus pensamientos e ideas. Es también alguien que no puede estar todo el tiempo “comiéndose” los errores de los otros o sus pesadillas, porque este ya tiene muchas.
- Tienes toda la razón –dijo Anne-. Yo siempre fui una persona solitaria, pero en este último tiempo he aprendido de muchos momentos, como este.
- Está bien –dijo el alcohólico-. Pero nunca te olvides que el hombre es el único ser que trata de cagar todo el tiempo a los de su misma especie.
Se despidieron los unos a los otros, Sully regresó a su casa y Anne a la suya.

Por la noche los Robson habían regresado. Las jornadas en Washington D.C habían sido muy buenas, el señor Anthony fue galardonado por sus interminables labores.
Todos estaban muy contentos por el regreso, fumaron mucha hierba y brindaron.
Después de la cena Anne admitió haber fumado de la marihuana de la madre (la más rica y esponjosa) y les comentó los efectos que había generado en ella.
- Madre, esa marihuana es muy diferente a las demás. –exclamó Anne-.
- Pero como es posible que hayas memorizado tanto, no creo que la hierba haya producido eso, debe ser tu buena memoria.
- No madre, vos sabes que nunca fui buena para esas cosas. Después de que fumé, las cosas cambiaron, hasta puedo acordarme de todos los momentos del día y de todas las charlas que tuve con los que me rodearon.
- Hummm, no lo sé. –exclamó la señora Virginia-. Dime que leíste.
- Bueno, leí La Metamorfosis de Franz Kafka, Misery de Stephen King y El retrato de Dorian Gray de Oscar Wilde.
La señora Robson tomó un libro que se encontraba en el suelo y dijo:
- Haber; dime que dicen las primeras páginas de Misery.
- Ummmerunnnooo
Suammmiiirrr adooorrr
Anummm eruuunnnoooo
Estos sonidos: hasta en la bruma.
Pero a veces estos sonidos, igual que el dolor, se desvanecían, y entonces quedaba sólo la bruma. Recordaba la oscuridad: antes de la niebla había habido una sólida oscuridad. ¿Sería señal de que estaba mejorando?.
¿Qué se hiciera la luz (aún de la más brumosa variedad) y que la luz fuera buena, y todo lo demás? ¿Habían existido esos sonidos en la oscuridad?
- Bueno, basta. –Exclamó la madre-. No creo que esté escuchando esto en verdad, debe ser la droga, sí, estoy muy drogada. Bye Anne.

Al día siguiente los tres se levantaron a desayunar y parecía que nada había ocurrido, tomaron su taza de café y se desayunaron unos huevos fritos; el señor Robson se marchó al trabajo y Anne y su madre juntaron las cosas de la mesa. Apenas termino de lavar las tazas, Anne se fue a su alcoba a leer un libro.
En el crepúsculo del día, Anne ya llevaba leídos dos libros y fumado quince canutos, para ella los días eran de color blanco y negro, papel y letras, y por supuesto de muchos colores porque había flores en su cabeza todo el tiempo.

Los meses transcurrían y nada parecía modificar el comportamiento de Anne, su madre permitía que ella consumiese de esa marihuana todos los días porque los resultados en ella eran increíbles.
- Hija, estoy contenta contigo.
- ¿Por que madre?
- Porque por lo menos en vos mi esfuerzo se ve reflejado, y con eso me alcanza. Estas leyendo y estudiando mucho, te interesas por las cosas de la vida cotidiana, el resultado es sabiduría.
- Lo sé madre, lo sé.
Pero con el transcurso de los meses también se notaban cambios en su cuerpo, ella comenzó a perder peso considerablemente, fumaba y leía mucho, no podía perder tiempo en almuerzos o cenas; “Hay tanto para leer, que no me alcanzarían diez vidas”, solía decir.

El acercamiento a la antropología.

Una tarde de invierno Anne y su padre se dirigían en la band hacia el supermercado cuando fueron envestidos por una patrulla policial que circulaba a alta velocidad. El motivo era la persecución de un coche que se escapaba con el botín del banco más importante del poblado. La patrulla impactó al band en un costado y esta dio unos dos giros, el señor Robson salió despedido con un golpe en su cabeza. Anne se encontraba bien, un poco atemorizada, nada más que eso.
Las secuelas del accidente dejaron al señor Robson con la perdida del sentido ocular permanente, pero también con el placer de poder trabajar en su casa, con lo que eso significaba para el.
Durante el tiempo de incapacidad de su padre, Anne leía los informes sobre descubrimientos de fósiles nuevos y muchos otros temas relacionados con antropología, sobre los cuales el señor Robson emitía una opinión y luego redactaba su crítica.
Anne sintió un interés inmenso sobre los orígenes del hombre y en sus ratos libres fumaba y leía sobre antropología y viajes realizados a lugares con mucha historia.
La ceguera le duró un mes al señor Robson. Durante este tiempo ambos aprendieron mucho sobre el hombre. Libros que ya desde su época de universitario el señor Robson no los había abierto fueron leídos por Anne.

- La contradicción de algunos libros me encanta –exclamaba Anne-.
- El mundo es controvertido –decía su padre-.
- Mi opinión es que el Astrolophitecus existía antes de lo que se cree.
- Puede ser querida, yo también lo dude muchas veces.

Todos los días cuando el señor Robson regresaba de sus clases de la facultad, se sentaban a conversar y corregir evaluaciones mientras que la madre preparaba el café.
Una noche después de haber rechazado la cena, Anne subió a su alcoba a fumar y pensar un rato.
El amanecer llegaba y ella seguía fumando y mentalmente viajando por eso lugares de formas primates. Bajó hacia el living room y busco unas láminas blancas, tomó una regla y empezó a trazar líneas, en ese momento su padre baja a buscar una aspirina y un vaso de agua, la encuentra ahí sentada, toda de blanco y pálida por donde se la mire. Sus ojos estaban como endemoniados y parecían mirar hacia otra parte.
El llamo a su nombre pero ella no respondía, sus frágiles brazos solo trazaban líneas, el se acercó y ella se desmayo.
Su padre la llevó al dormitorio, ella se recostó y durmió hasta el mediodía.

- Padre, siento un desgaste enorme en mi cuerpo.
- Hija, creo que debes dejar esa marihuana. Hace tiempo que no te veo bien.
- Serán partes del plátano, o robots con pensamientos suicidas.
- No te entiendo hija. Dormí ahora, solo hay viento afuera.
- Entiendo, entended.

Al anochecer se levantó, ingirió una cantidad de alimentos como para alimentar a una manada de tiburones hambrientos y luego tomó un café con su madre y su padre.
- Discúlpame hija, pero todo el día he sentido curiosidad.
- Que es lo que te intriga –respondió ella-.
- Es que esta lámina que has hecho, parece querer comunicar algo.
- Dame un porro y te lo cuento –exclamó Anne con abstinencia-.
Observó lo que había dibujado la noche anterior y argumentó:
- No estoy muy segura, pero es el lugar donde posiblemente se encuentre un fósil insignificante o no.
- Ah, -concluyó irónicamente el señor Robson-.
- Es que en esa bruma densa en la que me encontraba, vi algo muy claro, era como si hubiese estado ahí desenterrándolo.
- ¿Ahí? –dijo su madre-.
- Si, en Perú, con los indios Charcas. Ellos me mostraron el camino.

La conversación duró rato largo.

Planos perfectos de mentes abiertas.

Al contemplar semejante diseño, creyó necesario, el señor Robson, consultar a colegas sobre lo sucedido con su hija.
- o, tal vez será mejor comentárselo a Jhonny Begood y a Jhans; más que colegas son como hermanos, ellos entenderán. El resto no son más que un par de fracasados que se reirán y creerán que es un sueño líquido como el que solían tener cuando concurrían a la facultad sin zapatos en los píes.- dijo y sonrió con una expresión de desprecio-.

La sita se estimaba para las siete y treinta pm., pero como solía suceder en la facultad, los amigos tardaron más de media hora. A las ocho y cuarto pm. Se asomaban los dos lánguidos amigos, jhonny se mostraba con la camisa desprendida dejando entrever sus bellos (los cuales el señor Robson los consideraba pocos masculinos) y Jhans siempre tan bien vestido como para una cita con la mismísima Marylin Monroe, tocaban el timbre.
La conversación duró bastante, mientras hablaban del tema escuchaban música y fumaban. Jhonny se mostró callado, es más no había emitido opinión, algo raro para su genio. Más tarde concluyó:
- Todo lo que eh escuchado hoy no es más que una farsa. Esas supersticiones las hacía cuando estaba en mis primeros años de primaria, soñaba con dinosaurios que atacaban mi ciudad, y ya me ven, soy licenciado en antropología, y en mi entera vida eh visto algo así. Todos soñamos con grandes cosas, pero esto!...
- Puede que estés en lo cierto, agrego el señor Robson. Pero yo sí creo en estos planos, creo en que los hechos más importantes de la historia de la humanidad no los realizaron hombres comunes, los realizaron hombres que soñaban despiertos, que poseían visiones. Apoyaré fervientemente estas visiones. El que así no lo crea, o que subestime los hechos, que se retire.
Jhonny contemplo por un momento la habitación, el humo no dejaba ver mucho, pero interpretó que lo mejor sería abandonar esa idea y dirigirse a su casa a tomar unos de esos vinos tintos que le habían sido de regalo en su cumpleaños anterior.
- Apoyo el plan- dijo Jhans, con vos firme.

Jhonny se dirigió hacia la puerta sin emitir opinión alguna mirando con cara de burla, como pensando en lo locos que estaban sus amigos. Es que siempre fue así, siempre pensaba que en los planes de los demás había cierto estado de demencia y se creía un gran corregidor de planes absurdos para que sonaran socialmente aceptables. Pero esta ves la dirección de los sentimientos no podían ser corrompidos, no, esta ves el señor Robson estaba dispuesto a llevar a cabo lo develado por su hija.



Perú, Ciudad de Puno.

El viaje fue emprendido por el señor Robson, Jhans y el joven Mick Gallager quién decidió viajar con ellos una tarde de visita a la casa de los Robson cuando en un almuerzo típico de la familia platicaron sobre el viaje.
El vuelo resultó ser de los más largos, el señor Robson estaba acostumbrado a este tipo de trámites, pero el vuelo desde Bullhead city hacia Washington D.C resultó muy cansador, y desde el Aeropuerto Internacional de Washington D.C hacia la Ciudad de Lima, su cansancio se triplicó. Este cansancio se relacionaba al peor de los cansancios, el mental, el agotamiento que acarreaba era parecido al de un esclavo africano que araba el suelo helado a las cinco de la mañana y por contextura adquirida su supuesta agilidad en el trabajo lo llevaba a horas extras.
El aeropuerto de Lima se encontraba atestado de gente “rara”, gente mal vestida que esperaban a comerciantes árabes mal vestidos, gente que parecían musulmanes recibiendo a judíos con grandes abrazos. El señor Robson se vio asqueado por todos estos personajes salidos como de un gran circo y dijo que sería mejor que se apurasen a la estación de ómnibus porque el último que se dirigía a la Ciudad de Puno partía en media hora.

La Ciudad de Puno parecía muy tranquila en comparación con la gran capital, ya no se veían esos estudiantes de intercambio que fruncían la cara al primer acercamiento con el Continente Latino Americano.
Se hospedaron en un Hotel de calidad media que se encontraba en el centro de la ciudad, decidieron que sería mejor descansar hasta el día siguiente. Debido al cambio de horario y al largo viaje hasta destino se encontraron con la hora de la cena y comieron un poco del gourmet típico de la zona.

Excursión y asombro.

Comenzaron temprano por la mañana alquilando un ómnibus pequeño que por diferencias monetarias cambiarias les había costado muy poco y era lo más conveniente para este tipo de excursiones que podían durar hasta meses. Se aprovisionaron en el único mercado que abría sus puertas a tempranas horas. En el poli rubro adquirieron víveres, palas, cintas métricas, guantes, linternas, baterías, 10 litros de pisco, varios de brandy, 50 de agua mineral, baldes, 100 mts de soga, leña, una carpa, ollas, cubiertos, etc. E incluso una escopeta con municiones.
Según el plano casero que había sido diagramado por Anne estaban a unos cuantos kilómetros del lugar señalado.
Cada uno tenia una copia del plano acompañado del mapa oficial en el cual se observaba todo el territorio peruano, al cual consultaban de a ratos como para no despistarse del camino.
Conducieron unas 6 horas hasta que las condiciones del camino propuso lo contrario. Se hacia imposible seguir entre fango casi firme, rocas, espinas y algunos árboles. Decidieron estacionar cerca de una roca gigante que parecía traída de otro lugar y no iba de acuerdo con el paisaje de la zona, a juzgar por la vegetación todos coincidieron en que esa roca gigante seria el mejor punto de referencia que podrían tener.
El señor Robson y el joven Mick Gallager descansaron un rato bajo la sombra de la roca mientras que Jhans preparaba la comida en una improvisada cocina sobre el pedregoso suelo. Robson tenia sus motivos para descansar ya que había conducido sin parar desde el amanecer, mick lo hacia por perezoso.
Lo adverso no era el suelo, la forma en que tenían que cocinar, donde dormir, sino el frío seco que partía sus labios y la sensación de ansiedad que acarreaban.
Después de almorzar tomaron todas las cosas necesarias y siguieron rumbo a pié. Caminaron unas cuatro horas casi sin emitir palabras hasta que encontraron un lugar limpio y con todas las condiciones como para montar un campamento. Fue ahí donde se asentaron antes de la caída del sol y bebieron casi desesperadamente grandes cantidades de pisco alternándolas con marihuana peruana lo que produjo en cada uno de ellos un mambo infernal que los llevo a una especie de desmayo simultaneo.
El señor Robson fue el primero en despertarse a la mañana siguiente, rápidamente notó que Mick no se encontraba cerca y tambaleándose balbuceaba su nombre que voz seca y picante. La resaca partía su cráneo y Mick no daba señales de estar cerca.
- Jhans! Exclamaba Robson mientras lo sacudía.
- Levantate cerdo bebedor!
El grito de robson produjo un sobresalto en Jhans y este se levanto muy molesto
- Que ppassa? Mujerzuela- dijo Jhans casi en otro idioma.
- Mick no esta aquí ni cerca de aquí.
- Debe estar atrapando mariposas y jugando a las escondidas!
- Ya! levántate y ven conmigo- ordeno Robson.
Juntos empezaron a rastrillar la zona gritando su nombre.



El agujero eterno

Mick se encontraba tirado y con el cuerpo transpirado a unos 25 kilómetros del campamento fue Jhans quien lo vio y junto a Robson corrieron hacia el lugar.
El muchacho estaba medio inconsciente y con la mirada perdida. Lo despertaron y tardó varios minutos en volver en sí.
- Me siento muy agotado- fueron estas las primeras palabras de Mick.
- ¿Pero que te ha sucedido? ¿Cómo viniste a parar acá? ¿estas loco? Estuvimos preocupados por ti- exclamo Jhans.
Luego de reponerse y beber una buena cantidad de agua dijo:
- anoche cuando estábamos bebiendo me mantuve despierto un rato largo, ustedes ya se encontraban durmiendo cuando me sucedió algo terrible- no pudo terminar la frase y una lágrima recorrió toda su cara hasta caer en el polvoriento suelo.
- Bebe otro sorbo de agua y cuéntanos- atino a decir robson medio molesto y preocupado por todo lo ocurrido.
- Si, es…si…

El muchacho luego de una pausa y sollozos comentó lo sucedido. Cuando estaba armando el último porro para fumárselo e irse a dormir lo sorprendió una figura que bien sabía él que no era producto de su propia imaginación.
El espíritu de un antepasado de la tribu originaria Charcas se le había presentado y dijo con voz de mando: “Seré yo quien los juzgue y ustedes quienes se caben su propia tumba”, luego lo tomó de los brazos y lo arrastró esa cantidad de metros hasta depositarlo donde al fin lo encontraron Jhans y Robson. También agregó la figura otras palabras a su temeroso discurso: “como todo ser inteligente les doy una segunda oportunidad, aléjense y transmitan mi mensaje”.
Para el señor Robson y Jhans fue algo absurdo salido de un cuento miserable de alguien que se quiere hacer pasar por escritor y agregaron:
- tuviste una alucinación muy fuerte de esas que parecen real, corriste como un loco hasta aquí y ahora estas asustado- dijo Jhans.
- Exacto! Pero todo esto tiene una explicación. Ya sabía yo que estando acá algo se nos iba a revelar y fuiste vos el privilegiado- agrego Robson.
Mick sabía que era real, trato de disuadirlos pero no había forma de que creyeran la verdad. Sus amigos parecían poseídos por la idea de que esa revelación significaba que el fósil se encontraba debajo de donde ellos lo habían encontrado a él. Se puso furioso y los insultó y les deseó la muerte. Luego recibió un culatazo de escopeta y cayo desmayado. Lo ataron de pies y manos cerca de un árbol bajo la sombra. La excavación había comenzado y el lugar era justo el punto que Anne trazó en su dibujo.
Este lugar parecía, si se lo miraba desde arriba a una distancia aproximada de un kilómetro una figura como pintada en un retazo de tela donde se podía observar un círculo distorsionado con miles de ojos, bocas, dientes, orejas no unidas entre sí.
La excavación iba a durar unos cuantos días por lo que decidieron trasladar el campamento a proximidades de la misma.
Fueron días y noches de alcohol y marihuana. Se alimentaban con lo justo y necesario.
Mick se pasaba horas leyendo dentro de la carpa, casi no salía.


Llegado el quinto día el desenlace se produjo.
La excavación realizada por el señor Robson y Jhans era de grandes dimensiones, de profundo tenía unos 10 metros y se habían encontrado con parte del suelo que lucía inamovible.
Meditaron sobre como podían levantar esa tapa sólida de tierra que los detuvo. Robson decidió que era conveniente utilizar una técnica adquirida en sus años de estudiante universitario.
Esta técnica consistía en realizar pequeños orificios con una herramienta especial en cada extremo, colocar unos ganchos de acero, atar sogas en cada gancho y en el centro de la superficie a penetrar colocar una barra de metal que solamente se utilizaba para estos casos. Esta barra ejercía una presión especial en el centro y luego estirando la soga ligada a los ganchos de cada uno de los extremos la superficie se resquebraja otorgando la posibilidad de continuar con las excavaciones.
Los ganchos ya estaban colocados y la barra de metal estaba en su lugar, solo había que ejercer fuerza sobre las sojas y ver como una porción de tierra dura de partía en mil pedazos.
Era necesario el aporte de Mick por lo que fue llamado a colaborar. Este asintió sin quejarse.
Los tres aventureros se colocaron en sus lugares y juntaron fuerzas.
- A la cuenta de 3 estiramos las sogas- dijo Robson.
- 1, 2,3!
El primer intento resultó fallido ya que nadie tiró de las sogas, estaban todos invadidos por el nervio y en cada mente estaba la seguridad de que no estaban haciendo lo correcto.
- Sin miedo, tenemos que hacerlo!- exclamo Jhans.
- ¿Hemos viajado hasta aquí por nada?- gritó Robson.
- ¡No!- respondió Mick.

Contaron hasta 3 y lo hicieron, jalaron de las sogas con toda la fuerza que tenían. El bloque de tierra voló por el cielo y se abrió un gran boquete del cual se desprendió una claridad infinita que los dejó casi ciegos.
Se elevo del agujero el espíritu Charca.
Su figura era imponente, el esqueleto cargaba con pieles y joyas y su voz era estruendosa:
- ¿que les advertí blancos ignorantes? ¡Les di una segunda oportunidad y no supieron aprovecharla, arrogantes, no quisieron escucharme y no fueron a transmitir mi mensaje!
El espíritu estaba cargado de ira, de esas iras que hacen temblar al mundo, como un terremoto.
- ¡me proclamo Dios y poseedor de este lugar y de sus almas!

Los 3 fueron arrastrados hasta el agujero y enterrados vivos. También sus pertenencias fueron a parar al agujero. Al agujero eterno, del cual no se sale, pero sí se lo puede evitar.




Texto agregado el 22-04-2008, y leído por 178 visitantes. (1 voto)


Lectores Opinan
18-06-2008 Bueno, felicitaciones por este largo relato que nos entregas aqui. La narración es excelente y fluida, se puede ver y vivir los escenarios y sentimientos adjuntos en el relato de manera excelente. Por su parte, la historia es también sorprende y trágica. Saludos, 5* hippie80
 
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