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12. HEAVENPOLIS


Llegó el día siguiente, Miranda se había quedado dormida bajo el árbol. Cuando se juntaron todos de nuevo, siguieron el camino sin pararse a desayunar, ya que no tenían nada que comer. Siguieron durante una o dos horas hasta que comenzaron a ver hermosas figuras de mármol de hombres y mujeres de hermosos rostros, ahora ya cubiertos de musgo y maleza, abrazándose o besándose. Continuaron entre las estatuas y llegaron a las ruinas de una antigua ciudad que, incluso toda destruida, parecía la más hermosa de todas las que se pudieran imaginar. De una fuente en el centro de la ciudad, salía un gran chorro de agua que se desbordaba por uno de los lados debido a que la fuente estaba destrozada, ese era el nacimiento del río Niuska, que en su recorrido por las calles de la ciudad recogía un mayor caudal del resto de las fuentes del lugar. El río continuaba por el oeste, por encima del suelo de mármol.
A lo lejos vieron el templo de Heaven, simple pero bello, y fueron dentro los tres. Era una gran sala circular pero al contrario que el resto de templos, no había ni estatuas ni imágenes de Heaven. María en un principio pensó que las bestias de Bakal solo habían dejado en pie los muros del templo
- Según dicen los expertos es imposible mostrar una imagen ni estatua que se asemeje lo más mínimo a Heaven. Es tan bella que ni siquiera los dioses pudieron retratarla. Quizás esté por aquí... ¡Aquí! - dijo Miranda cogiendo del suelo un espejo que estaba roto por una de las esquinas - Mira Maria, mírate en él
Maria cogió el pequeño espejo, e inmediatamente al mirarse en él comenzaron a caerle lágrimas de los ojos
- Orly... - dijo Maria. En el espejo en lugar de su cara veía una cara muy distorsionada, el espejo estaba algo abollado y la imagen no era para nada clara. La cara del espejo era muy parecida a la de Orly, pero no se podría afirmar del todo si era en verdad él, sin embargo ella sabía que sí lo era. La cara gesticulaba exactamente igual que lo hacía María mientras se miraba en el espejo, llorando al igual que lo hacía ella
- Este es el espejo de Heaven, según dicen fue un regalo de la diosa a la reina de Heavenpolis, y se cuenta que aquel que mire en él verá reflejado a su verdadero amor - dijo Miranda
- Toma, mira tú – dijo María a Miranda secándose las lágrimas - yo ya se quien es mi verdadero amor...No se ve muy claro, está abollado
Miranda miró en el espejo unos segundos, y luego con media sonrisa se lo ofreció a Reco, pero Reco dijo que no, que él ya sabía a quien amaba y no le hacía falta ningún espejo para corroborarlo.
El resto de la ciudad estaba repleto de enormes jardines que a pesar de los años se conservaban perfectamente, y el resto de las casas y fuentes estaban destruidas pero sin embargo se veían hermosas. Todo era tan bello que decidieron quedarse allí a pasar el día. Comieron unas cuantas manzanas, peras y plátanos de algunos árboles frutales que habían crecido en algunos antiguos jardines.
Durmieron todos juntos dentro del templo de Heaven, que era el único edificio que quedaba en pie. A media noche, Reco se levantó y miró el espejo, en él se le veía reflejado a él mismo, también muy distorsionado, y se quedó muy confuso pero luego, junto a él, vio reflejada a Laura
-Con nosotros no funciona - dijo Laura que, como el reflejo del espejo indicaba, estaba junto a él. La voz de Laura retumbó por las paredes del templo de tal forma que Miranda y María parecían haberla oído. Laura se percató y salió corriendo. Del ruido que hizo Laura al salir Miranda se despertó.
-¿Tú tampoco puedes dormir? - dijo Miranda
-...No...
-Mira Reco... creo que deberíamos dejar lo nuestro...
-¿A quién viste en el espejo?
-No vi a nadie... – dijo Miranda - quizás sea porque no conozco el rostro de esa persona, o quizás la haya borrado al borrar mi destino. El caso es que tu rostro no se mostró en el espejo...Encontré mi colgante en el suelo la otra noche...así que supuse que debía mirar al espejo para saber quien era en realidad mi verdadero amor...Perdóname…
-Tienes razón, lo nuestro fue muy precipitado... - dijo Reco, y ambos se dieron un fuerte abrazo - Que duermas bien...
-Igualmente... - dijo Miranda sintiendo que en el fondo, su vida era una completa desgracia.
En cuanto Miranda reconcilió el sueño, Reco salió fuera del templo. A la luz de la luna, sentada en la fuente, encontró a Laura. Descendió los escalones del templo hasta llegar a ella. Ella estaba llorando y Reco se sentó a su lado
-¿Porqué lloras? - dijo Reco, y Laura se asustó porque no le havia visto llegar
-¿Eh? ¡Ah! No tiene importancia…solo soy un monstruo haciéndose pasar por quien no es... - dijo Laura
-A mi no me lo pareces... a mi me pareces preciosa, como siempre... - dijo Reco
-Gracias, pero creo que con eso no vale, hasta que te vi he sido una completa imbécil. Pero de nada sirve. Ni siquiera soy humana…
-No exageres, no es para tanto. Además, si tú no eres humana…yo tampoco - dijo riéndose, pero Laura continuó llorando y se levantó para irse corriendo, pero Reco fue más rápido y la cogió del brazo para que no se marchara
-¿Qué motivo es ese para huir?
-No estoy segura. Debes ver mi ser original antes de juzgarme tan hermosa
-Mira, no lo necesito, no es la primera vez que te veo y te llevaba buscando desde hace mucho. Ahora que te tengo no te voy a dejar ir – dijo Reco, y diciendo esto se besaron, mientras una tenue luz les iluminaba, y en sus corazones notaban una sensación pura que les hacia sentirse completamente libres, como si no existiera el tiempo ni el mundo.
Miranda estaba despierta todavía, mirando al cielo estrellado a través de la cúpula de cristal del templo, esperando a que alguien apareciese revelándole todos los secretos que guardaba en su interior.
Llegó el día siguiente, y María fue la única que había dormido tranquila esa noche. Se levantó la primera, y preparo el desayuno para comer a la sombra de gran árbol desconocido para ella de unas hojas sumamente abundantes que, además de gigantescas, parecían sumamente pesadas. Se sentó bajo él y comenzó a comer su parte de comida.
-¡Sal de ahí! – gritó Miranda corriendo hacia ella, acababa de despertarse y había salido del templo
-¿Por qué? - dijo extrañada Maria
-¡Corre! – gritó Miranda. María asustada salió corriendo hasta donde estaba Miranda sin saber aun de qué se trataba.
-¿Qué pasa? – preguntó María alterada cuando llegó a la puerta del templo
-Hoy cambiamos de estación...
-¿Qué? ¿Me has dado ese susto solo por eso?
-He leído muchos libros de criptobotánica, he visto dibujos y juraría que es el mismo... La gente pensaba que no crecía en este mundo... - dijo Miranda acercándose lentamente al árbol - Sí, esa es una Maxiorita Gigante. Al llegar el cambio de estación las Maxioritas cambian sus hojas para a la estación siguiente
-Pero una de esas hojas no puede hacerme daño. Además aún no se han puesto amarillas, aun le quedarán unos días...
-No, no lo entiendes, ese árbol no es normal... - dijo Miranda, y cuando dijo esto, ambas miraron al árbol y pudieron comprobar que rápidamente las hojas se convertían en amarillentas. En cuanto todas a la vez se hubieron vuelto amarillas, cayeron todas de golpe al mismo tiempo aplastando toda la fruta del desayuno.
-¡Ese árbol da verdadero miedo! - dijo Maria
-A partir de ahora, vigila el tamaño y el peso de las hojas del árbol bajo el que te pongas. Existen cientos de Maxioritas distintas que parecen árboles normales
-Oye ¿Y Reco? - preguntó Maria
-Se fue anoche
-Oh, lo siento...
-No, no me dejó él. Le dejé yo. – dijo Miranda - Estoy hecha un lío, y no sé a quien quiero realmente
-Bueno, ahora ya pasó todo - dijo Maria, y Miranda se puso a llorar
-¡No salió nadie en el espejo! – sollozaba ella
-Tranquila…en cuanto nos convirtamos en diosas, todo se acabará. No empieces a enamorarte antes de ser diosa, no creo que sea muy bueno - dijo riendo Maria al ver que Miranda había dejado de llorar
-Tenemos que seguir nuestro camino, aun nos queda mucho camino por recorrer, y por largo que sea el camino llegaremos algún día - dijo Miranda ya más animada.

Texto agregado el 18-04-2008, y leído por 108 visitantes. (0 votos)


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