El Marinero y el Capitán
Un día me encontré con un marinero, uno malo, muy malo de aquellos de agua dulce.
- Hey! pareces un capitán de un barco que naufragó, te ves feo, borracho y loco.
- Tienes razón parezco loco, soy feo y estoy borracho, pero no soy capitán, soy un marinero más, que como tu se ha quedado anclado en este puerto, anclado al hermoso verde del prado fresco, lo más interesante de la vida es decidir sobre la marcha donde ir, por eso no conduzco ningún barco, ni siquiera el de mi vida.
Los pájaros vuelan libres en el cielo, y no se preocupan por que traje usar, su vestimenta es hermosa, no se preocupan en qué comer, ahí están los gusanos llamando desde el centro de la tierra, - cómeme, cómeme, hermoso avechucho - así que para que conducir el timón de la vida, por eso no soy capitán, soy marinero.
por eso sueño con los ojos abiertos, puede que pienses que estoy loco porque me creo lo que sueño pero los gusanos me llamarán del fondo de la tierra cuando quieran que los coma.
- Capitán te invito un trago -dijo el marinero
- yo no soy capitán y para demostrártelo, hagamos lo siguiente…
vamos a la montaña mas alta de esta cordillera en un día despejado, desde ahí te mostrare el mundo… todo esto será tuyo cuando creas que lo es, y cuando alguien te invite un trago porque cree que es inferior y necesita agasajarte dile: yo me tomo tu trago, y tu tomate esta botella conmigo. Y, en el ultimo trago dile: amigo mío yo no soy capitán, soy el peor marinero pues ni siquiera puedo limpiar la cubierta de mi vida.
El mal marino y el marinero de río ya nunca más sintieron calor ni frío, solo la angustia y el dolor de cabeza que les dejó la resaca del brandy que se tomaron ayer.
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