Era su vida plácida,
su psicología puntual,
una sociedad construida para entender una filosofía puntual, un concepto unidimensional,
tan elemental como una piedra,
o un minúsculo grano de arena del desierto.

Bajo este mundo extraño
un gran sol lineal repartía sus esporas de vida,
los seres de ese mundo Alfa500 se dispersaban ansiosos detrás de la vida,
tratando de alimentarse,
una colmena amorfa de puntos,
sin pensar en psicologías extrañas a su vida.

Un gran Maestro estaba sentado en un parque puntual,
“ la vida es más grande de lo que crees ”, decía,
mientras lo rodeaban otros seres puntuales con la boca abierta, escuchando con atención,
“ los fenómenos físicos de este planeta son lineales ”,
“la vida es un concepto que se desplaza infinitamente en un sentido, luego en otro”.
Pero para la muchedumbre puntual,
el Maestro era un ser escapado de su entorno plácido puntual,
el, tan sólo era un loco que hacía algo inusual para ese mundo puntual,
pensar, tratar de estar conciente y mostrar su verdad.
La humanidad transitaba placidamente,
y cada vez más sólo, el Maestro sonreía viendo la realidad puntual en su mundo,
y cuando varios seres lineales se cruzaban en su camino, él sabía que su realidad estaba aún más lejana.