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Anoche volví a ver la película de M. Night Shyamalan; Señales, y sin pensarlo, no sabía cuantas veces la había visto desde su estreno en el año 2002. Nuevamente no pude dormir, después de verla. Sentía en la noche los chasquidos que los seres de azul emitían cuando se comunicaban. Me era imposible levantarme de la cama para ir al baño, puesto que sentía que estaban en la sala de mi casa, y como era de noche, sabía que no los iba a poder lograr ver por el cambio de piel ante el entorno.

Mi hijo dormía profundamente. Estaba en el otro cuarto, y en la casa reinaba un silencio desesperante, que hacia que pudiese escuchar su respiración, junto con el más mínimo ruido que lograse avecinarse por las ventanas. No podía dejar de pensar, si en algún momento de la vida, algo semejante podía pasar.

Era sábado, y a eso de las 3:45am mis ojos se cerraron, para volverse a abrir cuando soñaba que estaba luchando contra los alienígenas.

Decidí comprar una Katana, y dársela a un maestro herrero Japonés para que me la afilara, ya que solo ellos sabían como hacerlo religiosamente, hasta que la misma llegara al punto de cortar los huesos sin siquiera suponer esfuerzo. Mi paranoia me estaba llevando a planificar una acción futura, contra una invasión de ese tipo. Sabía que si compraba una pistola, la misma no me serviría para nada. Ya que en efecto no podría verlos; y como son tan rápidos, esquivarían mis disparos. Pero como tenia la certeza, de que Merryl, el personaje interpretado por Joaquin Phoneix, había logrado derribar a uno de ellos utilizando un bat de béisbol, estos invasores de otra galaxia jamás podrían contra la fuerza, delicadeza y precisión de una Katana muy bien afilada.

Pensar en la espada hacía que me sintiese seguro. Pero estaba durmiendo solo, ya que esa noche mi pareja se encontraba de guardia. Ella no se imaginaba que su esposo se retorcía en las sabanas de la cama, pensando en que cualquier momento, le halarían los pies y le inyectarían un veneno paralizante.

Era completamente ridículo, porque yo siempre me había caracterizado por ser un hombre de pensamiento abstracto-lateral, que no caía en suposiciones expresas en una film hollywoodense. Entendía muy bien las matemáticas, las ciencias de la naturaleza, la filosofía, la física y la química. Mis conocimientos me hacían invulnerable ante el entorno, evitando que cayera en manifestaciones efímeras y mal suplementadas, pero esa noche no contaba con una Katana que me hiciera sentir mejor, ya que me estaba ahogando en mis pensamientos y no había nada que pudiese hacer para aplacar mi miedo.

La luz de la mañana fue el catalizador que logró que mis ojos se cerraran para poder dormir un rato. Había amanecido, y no me arrepentía de haber visto la película, porque estaba en la lista de mis favoritas, lo cual me obligaba a que, indistintamente lo que causara ésta en mi, era regla fundamental volver a verla nuevamente cuando la pasaran en cualquier canal, así estuviese solo en una mansión embrujada.

La trama me cautivaba, porque se trataba de un suceso global que era relatado desde la perspectiva de un Sacerdote que había perdido toda su fe, por la anterior muerte de su esposa en un terrible accidente de transito. Ese evento le hizo perder toda creencia en el supuesto Ser que cuidaba de los seres humanos desde los cielos. La muerte de su mujer, era la razón por la cual sus hijos se habían distanciado de él, en conjunto a la mudanza de su hermano menor a su casa, quien decide vivir con ellos para lograr consolarlos.

Graham, interpretado por Mel Gibson (Quien no se ganó el Oscar porque, no le salió una lágrima en la escena cuando estaba conversando con el emocionalmente consternado personaje que había matado a su esposa, -interpretado por el mismo M. Night Shyamalan- justo cuando éste, decidía irse de su casa después de haber librado una batalla con un invasor) mostraba un carácter frió en la vida que lo aislaba de la misma, observando a la sociedad con un nihilismo característico que le impedía asumir con certeza lo que estaba pasando en la tierra, alejando de su mente y corazón, cualquier prueba o razonamiento de que en el Universo existía un Dios.

Graham, tenía un cultivo de maíz, que había sido utilizado por un guía de la invasión extraterrestre, para marcar las señales por las cuales navegarían las naves. Estas señales en los cultivos se basaron en una especie de geometría astrofísica, doblando los maizales para crear la forma, logrando que la misma fuese visible desde el cielo. Todo este evento se estaba celebrando en el mundo, mientras sus hijos se perdían en la reveladora realidad que el televisor, a través de las noticias mostraba. Era la nueva era, el descarte de toda ciencia escrita en los libros, el evento que marcaría para siempre la psiquis humana y los conocimientos sobre el universo. Pero Graham no se dejaba cautivar por esto, ya que según él, existían dos tipos de personas en el mundo: Las que creen ciegamente en el destino, en la no posibilidad de las casualidades, y las que no creen en destino alguno sino que, consideran todo como un evento probable, descrito sencillamente con el nombre de la suerte. El grupo uno, eran los que observaban estos hechos como un milagro, mientras que el grupo dos, eran los que lo veía como el inminente fin del mundo.

Aunque dentro de estos dos grupos, existían una variedad inmensa de subgrupos, Graham se limitaba a generalizar sobre dicha filosofía mientras su hermano, buscaba desesperadamente despertar la fe del antiguo sacerdote. Y era precisamente esa diatriba la que lograba que mi piel se erizara, cuando el protagonista, teniendo en frente al invasor, aun se atrevía a dudar sobre la existencia de este hecho, resignándose ciegamente a una muerte segura, al lado de sus seres amados. La trama sutil de la película, era ese desesperado intento de Graham por llevar la fiesta en paz, por aparentar ante sus hijos que no tenía miedo sino; duda, y ese hecho era el que lograba aumentar las palpitaciones de mi corazón, enterrando para siempre los films sobre alienígenas e invasiones tales como: Depredador, Alíen, Día de la Independencia, entre otras.

Las películas sangrientas eran completamente irreales, lo cual hacia más fácil verlas desde el ojo del entretenimiento, mientras que Señales era de esas películas que te marcaban, porque mostraban “Señales” sobre el mundo que nos rodean, poniéndote a la par de cualquier ser humano en el planeta, ya que en la trama, se observan los recuerdos del padre al momento de perder a su mujer. Lo cual le causó una conmoción eterna que, requirió de un evento muy extraordinario que le hiciera volver nuevamente a su fe.

El cuestionamiento de la misma y la invasión extraterrestre, son temas tan diferentes pero a la vez tan relacionados, que sin duda lograron que M. Night Shyamalan, se ganara mi respeto por la eternidad. Era tan solo una película, pero esta surtía un efecto en mí, inexplicable.

Completamente sencilla, sin mucha pomposidad, sin efectos especiales arriesgados. Solo la cuestión de la fe y el miedo humano.

En la mañana siguiente conversaba con mi esposa, y ella me confesaba que también sentía ese terrible miedo cuando veía la película. Yo le pregunté “¿Por qué los seres humanos sentimos miedos de esas cosas?” Ella suspiró, mientras calentaba el café, para luego voltearse y decirme “No lo sé, será porque no sabemos nada sobre eso”.

Y de repente, mi pensamiento comenzó nuevamente a girar a ese campo en donde tanto me gusta tenerlo, para poder dominarlo.

Ciertamente como diletante (Y de los más difíciles) el Director M. Night Shyamalan logró arrinconarme en un oscuro lugar que me aterraba, lo cual certificaba su genialidad en las artes visuales, y su capacidad de lograr que el admirador se integre e identifique con su obra. Pero ya era hora de dejar a un lado el fanatismo, para comenzar a Analizar el Conflicto.

En la noche del domingo, y gracias a la política de transmisión de los canales de cable, TNT volvió a proyectar en el televisor de mi cuarto la película Señales, y aunque esta vez tenia la ventaja de estar acompañado, comencé a mirarla de otra forma, pues, aunque el evento se mostraba como un hecho sin igual, la pregunta que le hice a mi esposa me había sembrado en la cabeza la espiga de la duda, que me obligaba a estudiar el comportamiento humano, a entenderlo, para desfigurarlo y poder registrar los componentes de su anatomía.

Y pues, apagando el televisor, para sumergirme al abrazo del sueño reparador, comencé entonces a establecer los razonamientos que concilié, luego de ver la filmación por segunda vez, ese largo fin de semana.

A pesar de que somos nosotros mismos, los que colocamos dentro de los dientes de un alienígena, una especie de extremidad (O apéndice) tan parecida a una lengua pero en vez de esto, es otro juego de dientes. Y que, somos nosotros mismos los que dibujamos trajes biomecánicos, en donde se alojan seres de frágil anatomía que cuentan con habilidad telequinética y telepática, no existe evidencia alguna sobre la morfología y anatomía que un extraterrestre debería tener. Esto me hace preguntar: ¿Respiran oxigeno? ¿Necesariamente tienen que respirar? ¿Es estrictamente lógico le hecho de que tengan que parecerse a nosotros, es decir, bípedos, dos ojos, dos manos, altos, con nariz y sin órgano sexual a la vista?

¿Por qué son ellos los que cuentan con una tecnología más avanzada que la de nosotros? En efecto cuentan con ojos ¿Pero necesariamente ven los mismos colores que nosotros, sin mencionar las figuras y las formas?

Depredador (1987), de John McTiernan, mostraba a un ser que se valía de un sistema respiratorio que le permitía poder habitar en nuestro planeta. La gravedad de la tierra en efecto no le afectaba, pero necesitaba de un aparato que le ayudara a ver la luz infrarroja, la ultravioleta, los rayos gama y una serie de ondas imperceptibles para el ojo humano, lo cual le acentuaba cierta credibilidad que sin duda, perdía por completo al momento de molestarse en serio con su presa, quitándose los aparatéjos que consigo traía para poder habitar en esta atmósfera, lo cual parecía un milagro de la ciencia ya que la rabia lo hacia evolucionar rápidamente para dejar de respirar CO2 y comenzar a respirar el 16% de Oxigeno presente en el aire terrestre. Pero era esa necesidad de cazar, lo que en efecto cautivaba en cierta forma a los seguidores del film, haciendo que los mismos extraviaran dicha percepción.

Aclaro que no trato de llevar a un razonamiento lógico, los hechos narrados en las películas sobre extraterrestres, por lo cual aconsejo a los que no me conocen en la literatura: tengan paciencia ya que mientras más leen, más al punto se van acercando.

Estas películas logran un efecto hipnotizador, asustándonos a tal punto de llegar a la paranoia. Soy partidario de la creencia de que en el universo no estamos solos, de que existen sociedades complejas y desarrolladas, pero necesariamente estas no tienen que ser iguales a los miedos que llevamos con nosotros desde nuestra evolución en África. Los alienígenas no tienen que ser necesariamente grises, con cabezas grandes y una capacidad irrefutable de leer la mente humana. Si no comprenden nuestras palabras (Ya que en evidencia tienen que de por si hablar otro idioma) ¿Por qué saben entonces leer nuestras mentes y pensamientos según las películas y los libros de ficción? No le encuentro sentido a esto. Hay otros seres en el espacio, pero piensen en que tal vez no cuentan con la tecnología para poder atravesar galaxias enteras. A lo mejor nosotros contamos con un cociente de conocimiento sobre el universo más amplio que el de ellos.

Se han descubierto fósiles de bacterias que vienen en asteroides y meteoritos, y también se ha probado la existencia de vida en los rincones más inhóspitos de la tierra, como por ejemplo las calderas sumergidas (Chimeneas Hidrotermales) de la zona abisal del océano, a más de 11.000mts de profundidad, en donde se emana azufre, hierro y una cantidad enorme de químicos corrosivos a temperaturas que superan los 2.000 grados Celsius. Y en esos rincones, existen criaturas fascinantes, alienígenas en nuestra propia tierra, que rompen el paradigma de nuestro pensamiento lineal, ya que sin quererlo siempre creemos que lo que aplica para nosotros, aplicará para los demás seres vivos en el universo, y evidentemente, siendo el homo-sapiens una especie entre más de 55.000.000.000 en la tierra, estamos 55.000.000.000 (Cincuenta y cinco mil millones) de veces a uno; equivocados, según la probabilidad de Thomas Bayes.

Es imposible que en el espacio existan seres totalmente parecidos a nosotros. En evidencia hay vida en este universo, tal vez en esta misma galaxia, y seguramente en la próxima (Andrómeda). Pero estos seres no tienen que ser superiores en tecnología, o telequinéticos. Es decir, no necesariamente tienen que serlo, ya que siendo así tal vez ya estarían aquí. Con tantos conocimientos ¿Cómo no conquistar el universo entero? Así que en cierta forma respeto mucho estas afirmaciones, pero siempre debemos poner bajo la lupa el por qué “Creamos y Creemos” en seres espaciales, la índole clasificada por nosotros mismos. Mientras un perro utiliza otro mecanismo biológico para observar los colores, tan distinto al nuestro y tan alejado del mismo sentido de la vista que los calamares, o los peces tienen. ¿Por qué entonces esos aliens si ven bajo el patrón del prisma descubierto por Galileo? Pues no digo que no lo entiendo. En evidencia sí, pero quiero ahondar en otro tema para dar mi explicación según mi punto de vista.

Otra de las cosas que atienden a mi curiosidad en estos temas, es ¿Por qué precisamente somos nosotros los invadidos? ¿Victimas? No puedo entender porque siempre es a nosotros los que nos invaden. Mejor dicho, ¿Por qué tenemos que creer que nos invadirán primero a nosotros, los homo-sapiens, pobladores del tercer planeta de este sistema solar llamado tierra en el borde X de la Galaxia La Vía Láctea? Esta es tal vez la cúspide de la cuestión que se plantean en todos estos films, en programas de televisión por cable y peor aun, en libros como La Cuestión de los OVNIS y No Estamos Solos.

Viéndolo bien, esto solamente logra tergiversar la orientación de nuestra transferenciación psíquica en el conciente perceptivo, es decir, nos saca de sintonía en nuestros conocimientos, para sumergirnos a un mar de miedo que en evidencia dispare a la curiosidad dentro de nosotros, para correr compulsivamente a los anaqueles a comprar libros, películas y revistas de este genero para averiguar que pasará en el futuro, que se puede sacar del horóscopo y que inminente final nos espera. Entonces, la cuestión es: ¿Vamos a ser invadidos por extraterrestres o, nosotros mismos nos invadimos el psiquismo al pensar en estas cosas, ignorando por completo el comportamiento de la evolución en el universo? Más sencillo entonces: ¿Seremos invadidos por aliens, o es que estamos siendo invadidos por una industria que se basa en nuestros más primitivos miedos para vender un producto que logre enriquecer un sector? Tal vez este último planteamiento no sea del todo negativo, ya que en evidencia los Parafísicos y OVNISólogos deben comer al igual que nosotros. En cierta forma el tema tiene su encanto en series como X Files, pero no deberíamos permitir que nuestra perspectiva nos aniquile, ya que sin quererlo estamos volviendo a nuestra raíces primitivas, cuando en el pasado, hace exactamente 20.000.000.000 (Veinte mil millones de años) pensábamos que los animales pensaban como nosotros, apenas estábamos evolucionando la comunicación, la escritura y el lenguaje, y como todo lo desconocido, en nuestras mentes estaba infundido un miedo aterrador por las cosas que no comprendíamos, para lanzarnos desprevenidos al mundo del tótem, estableciendo rituales y creencias que lograran aplacar la ira de la naturaleza, evitando que el león nos devorara, y que la gacela insertara su cuernos en nuestros estómagos por venganza.

Antes creíamos que los dioses nos castigaban, porque desaparecían las especies que nos servían de alimento y provisión. Intentábamos aplacar dicha ira en conjunto con nuestro miedo, fomentando rituales que promulgaran el regreso de los animales. Y cuando estos escaseaban en serio, es decir, cuando los mismos no regresaban, así montáramos una Opera de perdón, los Brujos-Chamanes-Sacerdotes prohibían la cacería del animal en cualquier territorio, convirtiendo al mismo en un símbolo totémico, sagrado e intocable, sacrificando a su nombre a la primera mujer virgen que sangrara por su sexo (El desconocimiento completo del ciclo menstrual femenino, fomentaba la creencia de que una mujer que sangrara, era impura, y desataba la ira de los dioses, haciendo que los animales se ausentaran; se consideraba esto como una especie de venganza de la naturaleza, por comernos a los animales dispuestos en la sabana). Mientras que, por pensar en esa forma no nos dábamos cuenta, o no existía la manera de darnos cuenta de que, si cazábamos sin medir y racionar el animal en sí, este se extinguiría. No nos fijábamos que los herbívoros emigraban a zonas más fértiles, ni logramos ser capaces de domesticar dichos animales para poder hacer que se reproducirán. Consideren entonces cuantos años nos requirió invertir para descubrir los beneficios del cultivo y de la ganadería, y todo esto lo logramos cuando comenzamos a ser concientes de nuestro entorno, registrando el comportamiento del mismo para comprenderlo.

El Neardental se extinguió por no saber como controlar el fuego. El homo-sapiens surgió por su habilidad para poblar nuevos terrenos, y ha sido la única especie terrestre en llegar a otro cuerpo en el espacio (Me refiero en evidencia, a la Luna) Así que, basándonos en nuestra historia ¿Por qué no podemos ser nosotros los que vayamos a invadir otros mundos ricos en civilizaciones desarrolladas? Lo hacemos a diario, entre guerras tanto bélicas como económicas, por lo cual deberíamos quitar el por qué y establecer el “seremos”. Seremos nosotros los que viajemos por el espacio y poblemos otros lugares. Como muy bien lo pronosticaba el film Matrix, en su primera entrega, en donde se plantea la comparación del humano con el virus. Invadir, reproducirse en grandes cantidades, agotar los recursos, y emigrar a otro huésped (Planeta-Galaxia).

Tal vez seamos nosotros los invasores, cuando los miedos queden suprimidos en la gran pantalla para siempre. Porque somos así, esa es nuestra naturaleza. Los humanos tememos a lo que no conocemos y “pintamos con ocre en las rocas” para totemizar al ser que no logramos hacer que nos perdone o entienda. Por esto es que creamos semejantes seres con poderes sobrenaturales, estableciendo el deseo de lo que queremos ser: seres sin ropas, telequinéticos, con tecnología ilimitada y con la habilidad suficiente para aprovechar los recursos de los planetas ricos y terraformar a los planetas carentes de vida.

Tenemos una imperiosa necesidad tan absurda como las mismas películas. Una necesidad que radica en el deseo de sentirnos victimas, de sentirnos vulnerables ante el universo, cuando en realidad somos extremadamente peligrosos para este ultimo. Somos una especie dominante, y cuando entendamos el factor que compone a la vida en el espacio, en evidencia seremos nosotros los que intentaremos dominarlo.

Tememos a lo desconocido, pero cuando dominamos esto, destruimos e infundamos miedo. Por esto, en caso de una invasión no deberíamos sentir miedo porque, a raíz de la historia sádica de la humanidad, y de su deseo de dominar y dominar, se crearon armas filosas, con pólvora y nucleares. Creamos formas de arruinar a sociedades enteras a través del hambre, la sequía y la contaminación, para que se rindan ante la superioridad del humano que domina al mundo. Sentimos el deseo de registrar, explorar, estudiar y observar, para establecer tácticas militares, que nos permitan conquistar en el menor tiempo posible, cualquier lugar.

Así que, debido a todos los hechos que enmarcan la histórica violencia de los seres humanos, creo que no es necesario estar temiendo de los extraterrestres, alienígenas y otros seres, así estos viajen en naves de papel maché con motores impulsados con vapor de neutrino puro.

Pero si deberíamos recuperar la fe, en que podemos ser mejores, dejar de tenerle miedo a estos eventos y comenzar a cuidar a nuestro planeta que desde hace muchos años comenzó a dar Señales porque nos necesita.

Y es por eso me gusta tanto esa película. No por el alien en sí, sino por ese mensaje que nos dice; Recupérate, busca nuevamente y cree en ti, en lo que te rodea, acatando las señales que indican el status de tu mundo, del prójimo. Da de ti, entrega sin pensar en beneficiarte, abriendo tus brazos y acogiendo al necesitado.

Este planeta nos necesita, hay aire que tenemos que limpiar, hay millones de suelos por sembrar y recuperar. Debemos encontrar maneras de poder utilizar combustibles que no contaminen y que nos quiten esa grosera dependencia de los fósiles. Hay que hallar maneras de eliminar el hambre en el mundo, de aminorar la brecha entre la pobreza y la riqueza. Somos lo suficientemente inteligentes para crear nuevas tecnologías que nos ayuden a prevenir enfermedades de muerte trágica. Debemos tener la equidad suficiente para considerar a los que ciertamente necesitan de nosotros.

No deberíamos ser tan egoístas. Tenemos que dejar de temer de nuestra imaginación, para evitar caer en la retórica del tótem, porque esto nos confunde, y logra que nos perdamos en el camino que debemos mejorar, evitando que, pongamos cuidado y atención a las señales que cada día se nos presentan en nuestras vidas. Esas que nos indican en cada momento, en que debemos tomar acciones para preservar el mundo, para contaminar menos, para erradicar la hambruna y evitar las guerras absurdas.

Espero que de verdad, algún día los humanos caigan en cuenta de lo que estamos haciendo, ya que sinceramente quisiera que las generaciones venideras se beneficiaran del mundo como lo conozco. Y aunque la historia me ha dicho que anteriormente era mejor, más limpio y hermoso, espero que no continuemos desaprovechando este grandioso planeta, que no malgastemos los recursos de forma deliberada y sin renovarlos porque ciertamente si seguimos así, La Tierra ya no será atractiva para los extraterrestres que deseen invadirnos, porque, ¿Quién se atreverá a pelear por un planeta extinto?.

Por esto, advierto a todos los alienígenas del universo, a que se preparen para una posible invasión de los homo-sapiens. Ya que si estos no aprenden a cuidar el mundo que tienen y siguen comportándose como un virus, será completamente inevitable que en un futuro, busquen un nuevo planeta para devastar, y en evidencia, será el primero que encuentren lleno de riquezas y recursos (Como el de Usted, amigo del espacio) al cual llegarán para acabarlo.
___

::Ed::

Texto agregado el 27-02-2008, y leído por 68 visitantes. (1 voto)


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