En el propio núcleo aquilatado del sustantivo, se le restituyen los nervios, le crecen manos, pelo y ojos de canica; en su reverberación, se rompen cristales, arma bronca.

Porque donde es la jaula el niño se retorna mariposa, y el prisionero corazón, caen telones crueles, se hunden espuelas en carnes blanda,
Porque el puño se cierra donde se cree copado y abre como cogollo en el girar de perillas, de puertas que son otras puertas.

Con el quiebre de los goznes, la sustantividad en el alfeizar se gasta su capital entre licores, candelabros y vidrios de azúcar rotos en granos; asistiendo sus nacimientos, mira la constelación de palotines bailando un masaje en la tierra, de lluvia irrefrenable, donde en instante mas caerá sobre toda alma.

Por eso quiero esta noche de sustantivos verborreico cantar mis odas a las cucharas, a ganchos y clóset; tazas y vasos, quiero canciones sobre cada cosa en anaqueles, cantos por catálogos, en este el banquete de la cosidad, donde todo es nervio de rayo y volcán humeante, la verbena tira sus bebidas y apaga sus colillas, hoy con la noche , se acaban los enteros y no soy sino aproximado, la sonrisa que me traigo es lámpara, su foco y el cinturón en tu talle, mis risas son dibujos y es los márgenes del cuaderno, hoy la risa es del idiota, sentado con la corona del mundo dándole vueltas en los cabellos descontenta de la inmovilidad, enojada de no estar en alfeizar, sino con el desterrado de su reino, mirando a la ventana.