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Morir eternamente

Me despierto tal como me dormí, mi cuarto estaba algo desordenado pero no me pareció raro, pero algo que me llamo la atención que estaba fuera de lugar, fue el cofre que yo guardaba con tanto cuidado bajo llave, ahora estaba en el piso, abierto, y sin nada en su interior.
Trato de levantarme, pero mis brazos me pesan y con mucho esfuerzo logro levantarme de la cama. Me fijo si hay alguien en la casa, pero al parecer todos salieron, y con mucho esfuerzo logro llegar al baño, mi estado era tétrico.
Tratar de recordar lo que había pasado antes de acostarme, era como si el día anterior estuviera borracho o algo por el estilo.
Después de salir del baño, bajo las escaleras, y escucho que alguien llama a la puerta, y veo con dificultad que deja un sobre debajo de la puerta y la figura que sale corriendo, baje las escaleras lo mas rápido que pude para tratar de alcanzar a ver quien era, pero fue inútil.
Al llegar a la puerta veo el sobre que estaba en blanco, lo abrí y decía la siguiente frase:
“Reglas echas en vida, las cumplirás de muerto”. Creo que ni por mucha imaginación que tengan ustedes, no podrían imaginarse mi sorprendida cara. Pálida, aterrorizada, mis manos temblaban como una hoja en pleno otoño. La carta solo tenia esas palabras, suficiente para darme un buen susto, no se porque, pero sentía algo en mi interior que me provocaba miedo. Sentía que esa frase la había leído en alguna otra parte, pero mi mente estaba en blanco, enseguida empecé a buscar en los cuadernos, libros, diarios, que en mi casa se encontraba, cada uno revisados hoja por hoja, hasta que en un libro, en un viejo libro, era una especie de enciclopedia de la mitología antigua, uno de mis favoritos, lo siguiente que hice fue buscar esa frase, y aunque me llevo casi todo el día encontré la frase que me perturbaba la mente, pero nada encontraba, y mi familia que no aparecía, era como si la tierra se los hubiera tragado, porque desde que desperté, nada supe de ellos.
Estaba solo, buscando una frase que ni siquiera sabía si existía y tampoco sabía el porque vino a mi, tal vez se habían equivocado de casa y no era para mi, pero algo dentro de mi, me decía que era para mi, no se por que, pero así lo sentía.
Salí de mi casa a buscar a mi familia en donde ellos habitualmente iban, pero fue en vano ya que nadie perecía verme u oírme, golpeaba las puertas de los vecinos pero nadie me escuchaba, vuelvo a mi casa para ver si habían vuelto en mi ausencia pero nadie había llegado, busco en la habitación de mis padres para ver si encuentro algo que me dijera en donde se encontraban, revuelvo el cuarto de pies a cabeza hasta que encuentro un cuaderno que en su interior repetía los números “45, 46” una y otra vez, no se porque pero lo primero que hice fue ir a la enciclopedia de mitología y revise las paginas 45 y 46 y allí estaba la frase escrita en la carta y un articulo que hablaba de los suicidas, y el titulo era “Todos los suicidas están condenados a vivir eternamente con su dolor” el texto hablaba de que todos lo suicidas están condenados a vivir eternamente en el momento en que cometieron esa acción una y otra vez hasta que se den cuenta del error y ganarse un lugar en el mas allá, la pregunta ahora era, ¿Qué tenia que ver yo con los suicidas? No entendía nada de lo que estaba pasando.
De repente un sin fin de imágenes pasaron por mi mente, y se me paralizo el corazón al ver un ataúd y una corona de flores negras y gente que lloraba, ahora si que no entendía nada, mi cabeza daba vueltas, ¿porque la muerte me persigue? Y lo que faltaba, el cielo se volvió gris y gotas de sangre caían de el, y si de asustarme se trataba todo esto, me quedo corto al decir que me moría de miedo, se podía ver como ese olor nauseabundo de la sangre se colaba por debajo de la puerta y las ventanas, era algo imposible de respirar, simplemente era el Apocalipsis, el aire se tornaba mas pesado, ya no se podía respirar, sentía que me moría, y de pronto un sueño pesado me invadía y sin poder hacer nada, caigo rendido al piso y al despertarme después de no se cuantas horas los recuerdos vuelven a invadirme nuevamente, pero esta vez los ataúdes no eran ataúdes, sino que eran lapidas y a un lado de cada uno de ellos estaba yo, no llorando, sino riéndome a carcajadas, era una risa malévola que salía de mi. Y mi cabeza aun mas me daba vueltas y la imagen se va hacia una lapida en especial, y en ella estaba mi nombre. Y de repente no se lo que era pero una fuerza me arrastraba hacia un rincón de mi habitación, y de un segundo a otro aparece un cuchillo en mi mano y comienzo a cortarme las venas, pero mas raro aun era que no había dolor, solo miedo y en mi cabeza algo que no se aclaraba, pero entendí todo, todo encajaba, la carta, el libro, los suicidas.
Yo...yo estaba muerto, yo me había suicidado, me había matado y no recordaba por que. Y otra vez ese segundo de olor a sangre que se colaba debajo de la puerta y la fuerza que anteriormente me trajo hasta aquí nuevamente hace que el aire me falte, me asfixiaba y me desmayaba de a poco, pero esta vez al despertar, me encontraba en la habitación acostado en la habitación, tal como al principio, pero esta vez recordaba lo que había pasado conmigo, recordaba todo pero no podía recordar de quienes eran los demás lapidas y cuando me doy cuenta de que el libro decía que estaba condenado a convivir eternamente con mi dolor que en realidad quedaría mejor dicho “Morir eternamente” ahora tengo que lidiar con este momento cada momento hasta que recuerde de quienes son las lapidas, mi mente se pone en blanco cada vez que intento pensar en esas lapidas, y cuando eso pase, cuando recuerde de una vez todo podré irme en paz al cielo o infierno no importa en donde valla, solo quiero irme de aquí de una vez por todas.
Por ahora la única salida que encontré es escribiendo esta carta para mantener en claro cada cosa que recuerde, y cada vez que estoy mas cerca de recordar, de nuevo ese aire espeso y esa fuerza extraña que me lleva al mismo lugar cada vez que intento recordar algo.
No me puedo imaginar el tiempo que tendré que estar aquí, ya he perdido la noción del tiempo, supongo que ya han pasado un año más o menos, y siempre es la misma historia.
Tal vez nunca salga de aquí, tal vez mi condena sea esta.
Por hacer algo que no recuerdo.
Y ahora todo vuelve a empezar, de nuevo esa fuerza que me arrasara a ese oscuro rincón, eso solo puede significar una solo casa...

Texto agregado el 18-02-2008, y leído por 243 visitantes. (0 votos)


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