Llora el cielo perezoso,
riegan sus lágrimas
los cuerpos de
sus hijos perdidos.
Las nubes intentan
ocultar su tristeza,
la decepción de
sus ambiciosas expectativas.
Sufre ante la indiferencia,
se retuerce bajo
ingratos reniegos,
de vidas que no
eligieron existir,
sin embargo se
estremecen frente a
la muerte inminente,
liberadora del dolor
lacerante del mundo.
Humanidad ácida
destructora de la tierra,
elevando al cielo
ofrendas irónicas
al degenerar la
desdichada naturaleza,
que será vengada por
ángeles trizados,
mientras la lluvia
cae en nuestros cuerpos.