Nuevamente el emblemático esquema sonriente,
susceptibilidades heridas
que conmueven al controversial afecto,
contemplación sin refugio,
secretos nuevamente enterrados.
Soportando el arduo escándalo de besos truncados.
Hirientes lisonjeras.

Exhibir el tesoro de viejos pedestales,
fascista el futuro que demanda su tiempo.
Tocar el cielo, un rostro disipado.
Regodeos de un servilismo denso,
pagar en sumisas caricias resignadas.

Un día claro y tu nombre olvidado bajo el papel intacto;
tu juventud, espejismo del ruiseñor errabundo
y una despedida al candor de mis entrañas.
Vuelven a perder su brillo los ojos solitarios,
desvaríos de la esperanza
que palpa la punzada intrigante;
El juguete de tus antojos aguarda en la esquina,
esperando asustado que regreses.