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CAPITULO 4 FINAL


Sentía hervir su sangre y su mente era tironeada por los negros pensamientos, que se cernían sobre él. Mas adelante una orden, como un ladrido dice: Entren en las casas y busquen armas y gente armada, si se resisten dispárenles, sea quien sea. Golpes de culatas de los soldados y van echando abajo las puertas oyéndose lamentos de mujeres ni un solo disparo salía de las casas y ni un solo disparo de los concriptos.


Todo estaba saliendo según lo ordenado, sacando a los moradores. Cuando de una casita que a Juan, se le hizo conocida y con un nudo en la garganta grito Mariela-- había un fusil que disparaba desde una ventana,. los soldados se parapetaron y comenzaron a disparar.

Alto el fuego grito Juan y Volviéndose hacia los moradores, les dijo: No se muevan. Yo entraré.
Por todo el barrio se escuchaban los estampidos de armas y gritos. Juan, empuja la puerta y se encuentra con Mariela- Juan, Juan amor mío le dice ella, se abrazaron con ternura, Mariela lo miraba y el se dio cuenta que no importaba con que ropa llegara a donde ella, igual lo recibiría con amor. Se mantuvieron abrazados. Cuando entraron casi en tropel más soldados a la casita, y el capitán le dice al muchacho. ¡Imbécil de mierda! Traidor miserable, agárrenlo
Desármenlo del pelotón de fusilamiento no te escapas

Mariela gritaba llamándolo- Juan Vida, no me dejes aquí – Juan vociferaba su inocencia mientras también le gritaba a Mariela, volveré, volveré para estar junto a ti. María la madre abrazaba a su hija sollozando ambas. El oficial decía donde esta el maldito que nos dispara. Las mujeres callaban. El olor de la pólvora, el sudor y la adrenalina flotaba en la atmósfera.

Del fondo de la casa traen a un flacuchento desgreñado, lo llevaban a tirones para que lo viera el capitán. Sáquenlo afuera. No más saliera se escucho un estampido.
Juan que estaba afuera vio con horror como se desplomaba el muchacho, muerto. Los gritos de las mujeres y el llanto por todos lados era escalofriante.

Más disparos en el interior de la casita, y Juan salta y corre hacia adentro para encontrarse con Mariela y su madre agonizando en el suelo. La levanta, la abraza diciéndole- Noo vida noo no mueras - Te contaré mis planes para que nos vayamos a un lugarcito que he visto ayer, solo ayer gatita.
Mariela solo musitó abrázame fuerte quedando con sus bellos ojos muy abiertos , como si quisiera seguirlo con la vista.

El grito se escuchó como un alarido de animal herido se vino encima del oficial de mayor rango. Asesino, Asesino. Miserable asesino apretándole el cuello. Otro estampido sonó en la casa y Juan cae revolcándose en el suelo.

Saquen a esta basura de aquí y sigamos a lo que venimos, a limpiar la ciudad y diciendo esto salió junto con el resto de los soldados.
Yo me quede junto a Juan. Apretando la herida para parar la hemorragia de su estómago. Juan le dije: Resiste, resiste amigo. Hazlo por nosotros los que te estimamos, le decía eso mientras examinaba si había signos de vida en las dos mujeres.

Moviendo la cabeza , se entregó a curar a su amigo, por algo era paramédico y estaba para salvar vidas, Y así lo hizo. Lo metió en otra casa, diciéndole a sus moradoras Cuídenlo, ustedes me conocen lo sacaremos más tarde y así lo hicieron. De lugar en lugar lo fueron pasando a escondidas.

Hoy han pasado los años . Juan envejecido. Tartamudea. De repente se queda mirando por la ventana y musita ¡Ahí viene Mariela, ahí viene! ¡Mírala Pato! que bonita viene, si parece una princesita. y terminando de decir eso se quedaba con la mirada perdida, con sus ojos vacíos y una sonrisa en su rostro inexpresivo. La bala le rompió la espina y le partió el alma. Solo era un guiñapo en una silla de ruedas, con sus 40 kilos de peso, alimentándose de sus extraviados sueños de juventud.

No me digan a mí de quien fue la culpa en esos aciagos días. La culpa fue de todos, nos farreamos la juventud del 73 y no hicimos nada por parar lo que se nos venía encima. Claro, el orgullo campeaba por ambos lados. Si es cierto. La culpa fue de todos nosotros.

De los ricos, de los pobres, de la juventud universitaria y los sin estudios del norte y del sur.

Que nos sirva de lección otro 73 y se acaba Chile.

F I N

Nomade... alejándose... con dolor por tanto sufrimiento y odio entre hermanos

Texto agregado el 03-01-2008, y leído por 115 visitantes. (3 votos)


Lectores Opinan
04-05-2008 Después de tanto dolor es hermoso reconocer que por un orgullo sin nombre o un patriotismo equivocado nos matamos hermanos con hermanos. Ojalá se cumplan los deseos de este texto tan sobrecogedor.Te dejo estrellas y laureles. pantera1
03-01-2008 Me quedo sin palabras... angustiada por tan demostrada y detallista historia... Qué bien escribes, sólo falta un poco más de redacción... pero queda, queda en el alma tanto sufrimiento en vano, tanta crueeldad. Admirada te entrego mis 5 estrellas más luminosas. Un abrazo. Francisca Sofía amal
 
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