AMANECIENDO


Las sombras de la noche se resisten a retirarse cada vez que uno intenta acercarse hasta el viejo bosquecito. Es allí donde se produce un dialogo en el aire, entre los árboles, que se repite todos los amaneceres. Cuando el sol asoma, el dialogo concluye y todo vuelve al principio. Sin embargo esta vez algo había cambiado.


Ella:
. Secate esa lágrima
El:
. No fue mi intención quedarme con la casa. Yo vivía con mamá y era lógico que cuando ella muriera yo siguiera viviendo allí. Tu marido nunca lo entendió.

Ella:
Yo tampoco.

El:
Seguís sin entenderlo? Hace tiempo que te lo vengo diciendo. Nadie estuvo conmigo cuando mamá sufría y lloraba su enfermedad en silencio.

Ella:
Si vas a seguir reprochándome mejor...

El:
Sabés que vas a volver a escucharme. Pero tranquila falta poco para que me vaya y todo vuelva a quedar como antes.

Ella:
Esperá. ¿Y si lo definiéramos hoy?

El:
¿Qué cosa?

Ella:
Esta situación que se traslada en el tiempo. ¿Si seguimos a pesar de todo?

El:
Está empezando a amanecer.

Ella:
Tenemos un rato. Quizás lo logremos.

El:
¿Logremos que cosa?

Ella:
Dejar todo en claro y descansar en paz con nuestra alma.

El:
¡Todo terminaría si entendieras que aquella noche yo solo me defendí!

Ella:
Solo habíamos ido a comunicarte que te habíamos iniciado juicio para desalojarte de la casa familiar... y nos mataste a los dos.

El:
También me maté yo.

(Silencio mortal)

Ella:
Esperá. Tomá conciencia que hasta esta frase llegamos todas las noches y es aquí donde siempre el sol asoma y nos obliga a dejar todo inconcluso. Sigamos por favor.

El:
No, dejemos todo como está.

Ella:
Te pido por favor. Siento que esta es la noche indicada. Tratemos a ver si podemos... Ya ésta es una situación distinta.
¡Secate esa lágrima!


El:
Me da miedo lo que pueda pasar…No tengo nada más para decir y hasta mi muerte llega todo de lo que puedo hablar.

Ella:
Hacé un esfuerzo quizás ir para atrás te aclare el pensamiento y eso nos permita construir un futuro desconocido.
¿Qué pasó antes que llegáramos con mi marido?


El:
Bueno. La noche anterior había encontrado una fotografía de mamá donde se la veía joven y hermosa. Lo extraño es que aparecía rasguñada, tirada en el piso boca abajo. Esa noche me habían despertado unas caricias suaves en mi cara. Parecían los hilos que nos asustaban en el tren fantasma cuando éramos chicos, ¿ Te acordás?

Ella:
Si, claro.

El:
Despierto descubría que la casa se llenaba de pequeños sonidos de los muebles que se hacían cada vez más insoportables. Eran mensajes.

Ella:
¿Que entendiste que decían?

El:
Que defendiera la casa de la familia para que nadie la venda.

Ella:
Pero yo no pensaba venderla.

El:
Pero tu marido sí.

Ella:
Mamá nunca lo quiso a él.

El:
No es cierto.

Ella:
No importa. Sigamos, por favor.

El:
Al día siguiente compré un arma. Yo no sabía usarla. Cuando Ustedes llegaron y discutimos, yo me distraje y una puerta se cerró de golpe. Pensé que tu marido me atacaba y lo maté. Detrás de la puerta apareció mamá que me pedía que te mate y que me mate. Desde entonces una lágrima sale de mi ojo izquierdo y no se seca nunca.
Perdoname.

Ella:
Trato de hacerlo aunque necesitaría tiempo para perdonar.

El:
Gracias.

Ella:
Tu mirada aparece tan tierna como cuando me espiabas cuando mamá me cambiaba parada sobre la cama.

El:
¿Por qué te casaste?

Ella:
Nunca lo supe.

El:
. Allá lejos viene mamá
¿La ves?

Ella:
No alcanzo a verla.

El:
No importa, ya amaneció.