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El denominado Chungungo, era todo un personaje. De físico más bien desmejorado, de poco peso, de un metro y cincuenta y cinco centímetros de estatura.

De rostro zorruno en donde resalta su afilada nariz y finos labios. Barbilla huidiza con cuatro pelos.Tenía estampa de bucanero; de espada y pistola al cinto.

Hubiera pasado desapercibido si no fuera porque trabajaba en la mar, ya que al navegar con su lanchita medio desguañangada y su ridícula banderita de pirata en el mástil, era la burla de los trabajadores del incipiente puerto de Arica, por allá por el año 1958.

Nada más atracaba en la pequeña caleta de pescadores al costado del malecón y comenzaban las pullas – Dime Chungungo: decía uno
¿A que galeón español asaltaste hoy? la risotada era general y él también gozaba con las pullas y las devolvía una a una.

Guatón, le contestaba a uno que era patrón de una poderosa lancha que arrastraba a los lanchones que desde los buques surtos en la bahía, desembarcaban sus cargas en el puerto. - Oye guatón: cuéntales como te hiciste de la Lanchipa, nombre de la embarcación, bautizada así por dos razones.

Volvía a repetir el Chungungo, hasta que reventaba el guatón y decía :
¡SÍ..SÍ y que fue, un tío me dejo una herencia en Chiloe...Carcajada general, todos sabían que era re morocho y mas tirado a nortino. y casado con una dama ariqueña de apellido Lanchipa.

La verdad era que muchos habían sido y eran los mejores contrabandistas de este puerto, especialistas en hacerle los quites a la lancha de la gobernación marítima, vetusto armatoste bien mantenido eso sí.

Pero el Chungungo no calzaba en ese grupo. No por ganas, sino por la lanchita que no lo acompañaba en esos deseos. Así que la tenía para pasear a turistas, que por esos tiempos estaban aumentando día a día.

Una noche estaban de conversa varios lancheros, que ya habían terminado su turno de arrastre de lanchones. Y de repente se escucharon disparos a la distancia, en ráfagas como de ametralladora. Chuuuu dijo uno – la Gobe agarró a más de alguno con contrabando.

Todos miraron para abajo y mentalmente se santiguaron ya que tenían
también esas yayitas. Y no se dijo nada más. Sólo que al día siguiente, seguro que faltaría más de uno al trabajo.

Y así fue. En la mañana la lancha de la Gobernación hacía su entrada
al puerto con la lancha del amigo del guatón de la Lanchipa. Éste era un flaco alto y esmirriado, muy serio y de malas pulgas, muy dado a su trabajo.

Todos dejaron sus trabajos y estiraban el cuello para ver si llevaban al flaco al calabozo, pero nada podían distinguir entre el amasijo de escombros de la embarcación semi quemada.
La boca les quedo colgando por la impresión – Que diablos pasó dijo uno de ellos. – San Pedro nos proteja, dijo otro, esto es cosa de piratas.

Yo había escuchado sobre eso dijo otro, pero no se si es cierto. Y se fueron acercando al atracadero de la Gobernación Marítima.

Tímidamente y con el respeto que se mantiene con la autoridad, al menos de día, preguntaron que había sucedido.
El sargento les dijo: Lo mismo de siempre pues. Ustedes contrabandean mercancía no autorizada y los misteriosos se la quitan y nosotros recogemos los pedazos sueltos en la mar. ¿Hasta cuando seguirán con ese negociado?

Ahí todos se volvieron a sus quehaceres, preguntándose que había pasado en realidad.

A medio día apareció el Chungungo como siempre saludando a diestra y siniestra, pero no estaban para bromas. - Oye chico le dijo uno: parece que mataron al flaco; su lancha esta medio quemada en el atracadero de la Gobe.

- Si ya lo sabía: dijo el Chungungo . Anoche estaba a la gira a la altura de la Isla por barlovento cuando pasaron dos lanchas de esas de carrera hacia el sur. No habían pasado quince minutos cuando escuche tiroteos, se veían las llamas de los disparos.

Claro dijo uno; y tu el más valiente saliste a ver.Los demás alzaron la vista y sonrieron.
No...No dijo el Chungungo: después pasaron las lanchas de vuelta y las sentí alejarse hacia el norte.

Todos dijeron: - No nos digai que son piratas peruanos, esa no te la creo. El chicoco los miraba con cara de preocupación y no dijo nada mas.

El flaco amigo del guatón apareció un día después, entristecido y contó
la parte que faltaba del relato: - Yo y el Perucho, el colorín que me ayuda, estábamos ya de vuelta desde la playa de los gringos, donde fuimos a buscar algunos mariscos que los buzos tenían para la caleta, y de repente se nos vinieron encima dos lanchas rápidas y nos dieron con todo.

Saaale le dijeron en coro; ¿Nos vai a decir que te asaltaron por los locos que traíai? Esa no te la creemos.
Bueno..Bueno dijo el Flaco...Entre gitanos no nos veamos la suerte. Me habían pasado algunos articulitos electrónicos...Como radios, tocadiscos y otras cositas que van con destino a Bolivia.

Todos estiraron el cogote y pararon las orejas...¿Y quienes son los
del billete?... - Se cuenta el milagro y no el santo, dijo el Flaco.

Y todo quedó así como en el Limbo. El Flaco no soltó prenda. Si hasta
los marinos no se la creían y no le pudieron sacar nada del contrabando; además que no habían encontrado ni una miserable radio a pilas.

¿Y que fue del Chungungo?.....Llegó un día muy contento a la caleta y les dijo a sus amigotes – ¿Saben muchachos...a que no adivinan?.... Se murió mi tío de Copiapó y me dejo una bolsa de plata... La carcajada fue general... Todos miraban al guatón de la Lanchipa

Te salió un hermanito decía uno....Ptas. la suerte decía otro y así lo columpiaron por un largo momento y esta vez el Chungungo no respondía ni se defendía de las pullas y las burlas.
Los más maliciosos se dijeron ahí esta uno de los piratas. Y se corrió la voz por el puerto, tanto así que las autoridades lo detuvieron, para que contara una y otra vez como había conseguido su dinero.

Lo investigaron desde el tiempo que llegó a Arica, pero no pudieron encontrar nada turbio.
Le hicieron el vacío sus compañeros de Caleta y tuvo que abandonar este puerto.

Lo último que he sabido de el es que esta en el Puerto de San Antonio
con su lanchita pirata dando paseos a las turistas.

Aquí termino mi relato del mentado Chungungo, pues yo cada día mejor...Ya cuento con diez lanchas rápidas y soy el amo del contrabando y el quitador y pirata por excelencia.

Tenía que venir uno de afuera para enseñarles el negocio.... Salud amigos brindo por el Chungungo, que nos sirvió de chivo expiatorio...Salud por él hago este relato...a Tu salud Chungungo.

F I N

Texto agregado el 15-12-2007, y leído por 478 visitantes. (8 votos)


Lectores Opinan
16-12-2007 Excelente tu homenaje a Chungungo. Tienes una narratuva entretenida que mantiene al lector en suspenso hasta la última palabra. a tu salud!!! besos MAtilde******** mancuspia
16-12-2007 eso me gusta me gusta mucho fontirroig_nomada
16-12-2007 Me recordó las historias que me contaba mi padre de sus travesías los famosos “ matuteros” Jejejje aimara
16-12-2007 jajajajajajajajajajajajajajajaj, me la gocé, y te sentí que también al hacer esta narrativa te la viviste muy alegre y con un sentimiento muy especial, es increíble como las líneas traspasan fronteras así dócilmente cuando el escritor se cree el cuento.*********** on-line
15-12-2007 Entretenida historia que me mantuvo expectante en cuanto a su desenlace. Imaginaba al Chungungo trabajando en dos frentes, aunque el final no me queda claro: ¿Quien es el quitador por excelencia? Sea como fuere, me gustó este fresco relato que me trajo a la memoria a Manuel Rojas y sus historias de bandidos... gui
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