Acostado sobre mi cama suspiraba mientras observaba tristemente una a una la tablillas del cielorraso, y pensaba en lo fantasiosa que era mi vida.

Un leve golpeteo en uno de los cristales de la única ventana de mi cuarto me saco de tal increíble trance en el que me encontrara.

Advertí al instante a una hermosa paloma de dorado plumaje, que temblando de frío acariciaba lentamente aquel cristal de la ventana única que daba a mi habitación.

Por un instante dudé de lo que mis ojos me mostraron y tarde unos minutos en reaccionar hasta que un hermoso rayo de luz ilumino el cristal y cruzándolo como una exhalación lo inundo todo con su belleza, se apaciguó mi mirada por un instante, y al abrir mis ojos nuevamente la observé como si fuera la mas bella magia jamás imaginada y miré a la bella paloma revolotear mientras su dorado plumaje parecía quemarse lentamente como la aurora boreal en el horizonte.

Percáteme de lo que estaba pasando y corrí velozmente a la pequeña y horrible ventana aquella para abrirla y apareció ella, ya casi desfallecía, su mirada estaba triste como los días de invierno al despuntar el alba sobre las montañas. Pero su belleza lo inundaba todo y así calló en mis brazos, yo abrácela con fuerza para llevarle mi calor a sus entrañas y robarle el frío amargo de las suyas.

Al fin cerré lentamente el cristal, y buscaba una manta dorada de lentejuelas para cubrirla. y entonces la vi llorar tristemente hasta quedar dormida. Poco tiempo pasó para que despertara, y pronto me regaló una hermosa melodía abanicada por sus maravillosas alas doradas. Así paso el tiempo y cada día me regalaba una melodía pasajera a cada amanecer y cada anochecer. Un día la vi revolotear por la estancia mientras, se iba acurrucar cerca de la ventana y miraba al mundo, y entonces percáteme de su tristeza y de sus ansias de libertad. Miré al cielorraso un día mientras contaba las tablillas, y me di cuenta, que debía dejarla libre para que volara al infinito. Así amaneció y ya estaba la horrible ventana abierta de par en par y parecía tan inmensa ahora que me daba miedo. Al fin la vi posarse sobre ella a punto de volar y así emprendió el vuelo. Abanicó los aires llevándose mi luz que realmente no era mía.

Hoy, la ventana la he dejado abierta, y parece tan inmensa. Ohh Bella Paloma mía, te he visto volar por lo alrededores, llevando tu bella luz a otras partes. Y entonces le pido a Dios que te proteja de las arrecíantes tormentas del invierno, de los turbulentos ríos en tempestad, del trágico viento frío de la noche, y de las oscuridades del silencio. Pero no te apresures. disfruta del susurro de las lluvias, de los ríos en calma, del cálido viento del verano, y a la oscuridad con tu belleza hazla luz, y hazte amiga del silencio, que es muy buen consejero.

Sabes paloma bella. Hoy he dejado la ventana abierta y te he visto posarse en ella, pero no has querido pasar, yo se que es temor a quedarte prisionera otra vez sin tu consentimiento. No temas bella paloma, ya la horrible ventana han sido retirada, y solo queda un vació inmenso en esta habitación, tráeme tu luz aunque sea un instante... Por que me gustaría cuando lo necesites, llevarle el poderoso calor de mis entrañas y robarte el frío amargo de las tuyas.

Vuela Paloma mía vuela, pero no me robes el silencio que hasta hoy ha sido mi amigo, pero no me robes la esperanza de abrazarte en los días de invierno, pero no me robes la magia de la luz de tu belleza, al menos un instante en esta triste y fría habitación.