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"Lo empezamos a fichar a comienzos de enero del 87, sin mayor información. Para sacar direcciones, nombres, fotos, fuimos a las colecciones de los diarios, principalmente de La Prensa. En una revista, Leonardo encontró fotos interiores del departamento de la avenida principal sur de la Cascada. Eso nos dio una idea de cómo podían ser las cosas adentro. Eramos en total unos once compañeros en la operación participamos unos ocho como mucho.

Pero dedicamos el máximo esfuerzo al fichaje externo. El edificio donde él vivía estaba en frente al Colegio Francia, y averiguamos que en el primer piso - de ese colegio - había una sala de lectura o una biblioteca. Entonces nos colamos y fuimos a leer ahí. El que inauguró el método fue Leonardo, que era bastante desfachatado. Más que leer, mirábamos por la ventana. Nos quedábamos por periodos cortos, media hora, una hora.

Nunca nadie nos preguntó nada.

Allí lo vimos por primera vez, de cerca. Solía salir alrededor de las once de la mañana, a veces antes, a veces después, a veces no salía. Lo vimos tres veces desde el Francia

Después fichamos desde la esquina de Santa Ana, en forma rotativa. Llegamos a hacer relevos cada cinco minutos incluso hasta cada tres minutos. Teníamos que hacer así porque en esa esquina había una alcabala de circulación.

A medida que chequeábamos, íbamos variando el modelo operativo. La primera idea había sido levantarlo por la calle cuando saliera a caminar. Pensábamos llevar uno de esos autos con ventanales ahumados (pero estaba difícil levantarse uno de esos) ò tapar las ventanillas con un traje a cada lado. Le dimos muchas vueltas a la idea hasta que la descartamos y resolvimos entrar y sacarlo directamente del octavo piso.

Para eso hacía falta una buena "llave". La mejor excusa era presentarse como oficiales del Ejército. El Flaco Arreaza y otro compañero habían sido liceístas de milicia, conocían el comportamiento de los militares. Al Flaco Arreaza incluso le gustaba, era bastante militar, y le empezó a enseñar a Leonardo los movimientos y las órdenes. Ensayaban juntos.
Compraron parte de la ropa en la Armería de la esquina Bollmer, una sastrería militar en la Avenida Victoria, al lado de la casa de la cultura. El Flaco tenía 23 años, Ramón y Gonzalo 22, Guanipa, 21. Cortándose el pelo pasaban por reclutas o por lo menos asumían un aspecto de militares. Así que allí compramos las insignias, las gorras, los pantalones, las medias, las corbatas. Para comprar algunas cosas, hasta se hicieron pasar por boy-scout. Un oficial de la marina mercante que tenia amores con la hermana de Gonzalo y simpatizaba con nosotros, dono un uniforme aunque no sabia para qué lo íbamos a usar. El problema es que a Leonardo le quedaba enorme. Tuvimos que resolver con mi vieja para que nos hiciera de costurera, amoldárselo al cuerpo.

La Entrada
Una cosa que nos llamó la atención es que el coronel no tenía custodia, por lo menos afuera. Después nos enteramos que el ministerio del interior se la había retirado pocos días antes del secuestro, pero no es cierto. En los ocho meses que estuvimos chequeando, no vimos custodia exterior ni ronda de patrulleros.

A alguien se le ocurrió: Si no tenía custodia, ¿Por qué no íbamos a ofrecérsela? Era absurdo, pero esa fue la excusa que usamos. ( El primer error, directo a nuestra captura)

El terreno. Justo en esos días que la operación iba tomando forma, a alguien se le ocurre arreglar la calle sur, una de esas reparaciones de luz o de gas que siempre están haciendo; vaya a saber. Lo cierto es que rompieron medía calle, justo del lado de su casa y nosotros teníamos que poner la contención ahí.

Era un problema. Pensamos tapar la calle con uno de esos letreros que dicen;NO PASE; "Hombres trabajando". Pero lo descartamos.

Después nos fijamos que el garaje del Francia daba justo frente a la puerta del edificio y que en dirección a los dos caminos había otro garaje, y que ahí el pavimento no estaba roto. Entonces la contención iba a estar ahí
un coche sobre la vereda del Francia, el otro en el garaje.

La Operaciòn

La planificación final la hicimos en la casa del Morocho donde vivíamos Guanipa, Aponte y yo. Allí pintamos con aerosol la Brasilia 78 de Guevara que iba a servir de contención. La pintamos con guantes, hacíamos todo con guantes, para no dejar impresiones digitales. No sabíamos mucho sobre el asunto pero por las dudas no dejábamos huellas ni en los vasos y en las prácticas, llegamos a limpiar munición por munición con un trapo.

Las casas operativas las alquilábamos Leonardo y yo, en salida Caracas ; Mucuchas (dentro del barrio);segundo error; y en los Samanes, Quinta finita Allí teníamos un laboratorio fotográfico. La noche del 15 de agosto, Leonardo llamó a casa del coronel por teléfono, con un pretexto cualquiera. El coronel en su corto español lo trató bastante mal, le dijo que dejara de molestar o algo así. Pero ya sabíamos que estaba en su casa.

Dentro del Parque HUMBOLDT dejamos estacionados esa noche los dos autos operativos: La brazilia y un malibu 77 blanco; y tres coches más que se iban a necesitar: una furgoneta negra mía, un taxi Ford nuevecitos casi de agencia levantados que estaban a nombre de uno de los Capriles, y una pick-up azul que le habíamos comprado a mi pure por medio de un amigo de èl, a nombre de la madre de Gonzalo. La mañana del 15 salimos de casa. Dos compañeros se encargaron de llevar los coches de cambio a los puntos convenidos. La furgoneta quedó en la vía Zarare Magda y Chuma, con un compañero adentro. El taxi y la brazilia cerca de Aeroparque, en una cortada, el taxi cerrado con llave y un compañero dentro de la pick- up.

En el malibu blanco subieron Guanipa y Aponte, que iba de chofer, con otro compañero, los dos de civil pero con el pelo bien cortito y detrás, el flaco Arreaza con uniforme de capitán y Leonardo, como teniente coronel.

Ramon manejaba la pick-up Chevrolet y la "flaca" (Magda) lo acompañaba en el asiento de adelante. Detrás iba un compañero disfrazado de doctor, y yo con uniforme de razo de la guardia nacional.

Doblamos en la sur de la carlota, entramos en el garaje. Guanipa se quedó al volante y los otros tres bajaron. Le pidieron permiso al encargado para estacionar un ratito.

Cuando vio los uniformes, dijo que si enseguida. Salimos caminando a la calle y entramos en el edificio del coronel sin prestar sospecha

Los demàs venían detrás con la pick-up. En la esquina de Santa Ana bajò Ramòn y fue caminando hasta la puerta misma del departamento. Se paro allí. Tenía una pistola. (una colt 45 vieja y levantada)

Cuando nos estacionamos y entramos al edificio Dejé la puerta abierta con la metralleta sobre el asiento, al alcance de la mano. Había otra en la caja al alcance del otro compañero. También llevábamos granadas.

Ese día no vi la circulación de la esquina. Mi preocupación era que hacer si me aparecía ya que eran jovencitos, casi de la misma edad que yo (tenia dos posibles salidas enfrentar y darles muerte ò enfrentar y morir yo). Pasaron dos cosas divertidas. Se arrimó un Fiat y el chofer pidió permiso para estacionar. Le dijimos que no. Quiso discutir: ¿Y porque la pick-up sí?" El Flaco le grito "Circule!". Se fueron berreando

El momento en que estábamos entrando al edificio paso un auto militar con sus escoltas y todos respondieron animosamente a mi grado superior haciendo la seña de saludo

"De golpe lo increíble. Habíamos ido allí dispuestos a dejar el pellejo, pero no: era el coronel de la Cia,(el mismo asesino en persona del camarada Guyen Vantroix, PROFESOR EN LA ESCUELA DE TORTURAS DE LAS AMERCIAS, EX JEFE DE LA SEECCION CIA PARA AMERCIA LATINA E INSTRUCTOR DE LAS CONTRAS NICARAGUENSES que salía por la puerta del edificio y el flaco Arreaza lo llevaba con un brazo por encima del hombro, y Leonardo lo tomaba del otro brazo. Caminaban apaciblemente.


En la concha

Un compañero quedo en la planta baja, con la puerta del ascensor abierta, en función de apoyo.

"Leonardo y el flaco quedaron de apoyo en la puerta principal del cuarto de daba con el coronel., rígidos en su apostura militar. Leonardo un poco más rígido por la "metra" que llevaba bajo el chaquetón verde oliva.

Para salir del sitio estábamos montando un estafeta de reconstrucción de cableado eléctrico en la azotea, allí estarían justo dando con el techo de uno de los autos unas cuerdas que bajarían desde el segundo piso de la casa en el barrio, de allí tomariamos la ruta de salida de los troncales hasta a dar con la vía mucuchas. Para tomar el retorno hasta la florida (la segunda casa de enconche)

En toda mi vida operativa no recuerdo una vía de escape más sencilla que esta. Era un paseo. El único punto que nos preocupaba era el de retorno hasta la florida porque allì precisamente estaba el punto vigilancia de Terrazas y no queriamos meternos con civiles (es decir ningún civil debía caer en la operación),

A la una de la tarde la radio empezó a hablar del presunto secuestro. Ya estábamos a mitad de camino.

Serían las cinco y media o las seis cuando llegamos a La PRIMERA CONCHA , QUE NO ERA LA CASA DE MUCUCHAS era un hato de estancia que pertenecía a la familia de Ramon. El taxi se volvió a CARACAS y nosotros entramos. La primera tarea de Ramon fue distraer la atención de su capataz.

El Hato de la estancia estaba casi pegado de un comando regional de la guardia y Ramòn tuvo que taponar los ventanales de la inmensa casa, mientras leonardo y el otro compañero metían al coronel en el cuarto de reten.

"EMPIEZA EL JUICIO".

"Metimos al coronel en el dormitorio, y ahí mismo esa noche le iniciamos el juicio. Lo sentamos en una cama y leonardo le dijo:

Coronel Henry Stingler, usted está detenido por una organización revolucionaria marxista leninista del sur, que lo va a someter a juicio revolucionario. Recién ahí pareció comprender. Pero lo único que dijo fue:

-Bueno.

Su actitud era serena. Si estaba nervioso, se dominaba. Leonardo lo fotografió así, sentado en la cama, sin saco ni corbata, contra la pared desnuda. Pero las fotos no salieron porque se rompió el rollo en la primera vuelta.

"Para el juicio se utilizo un grabador. Fue lento y fatigoso porque no queríamos presionarlo ni intimidarlo y el se atuvo a esa ventaja, demorando las respuestas a cada pregunta, contestando. "no sé", " de eso no me acuerdo", etc.

"El primer cargo que le hicimos fue el fusilamiento del camarada Guyen Vantroix en el Vietnam por alla en los sesenta y los otros compas que dirigían al vietcom que fueron detenidos con él, en abril del 56 para ser exactos. Al principio pretendió negar. Dijo que cuando sucedió eso él estaba de viaje a Panama.
El segundo cargo que esgrimimos en su contra inmediatamente despúes fue el de autor intelectual de las muertes de los trece cmpañeros detenidos en la carcel de la grita.

El tercero fue el de complice de venta de armas a los para militares colombianos que apenas nacian como organización y que entonces se hallaban asesinando campesinos en la frontera.


El cuarto argumento acusativo fue el de ser asesor directo de las dictaduras videlistas y pinochetistas responsables de las muertes de miles de compañeros dirigentes y luchadores sociales entre los que se contaban el compañero presidente Salvador Allende

"No tenía respuesta. Finalmente reconoció ; Y bueno nosotros estábamos cumpliendo ordenes, esos compañeros de ustedes, que han de ser de pañales estaban matando gente inocente, además estábamos en plena guerra;
El flaco le encasqueto un golpe con la culata del thompson sobre el hombro: "Usted solo debe escuchar viejo marico" y responder cuando se le necesite.

"LA SENTENCIA".

"Era ya la noche del 1 de Septiembre. Le anunciamos que el Tribunal iba a deliberar. Desde ese momento no se le habló más. Lo atamos a la cama. Preguntó por qué. Le dijimos que no se preocupara. A la madrugada Leonardo le comunicó la sentencia:

"Coronell, el Tribunal lo ha sentenciado a la pena de muerte. Va a ser ejecutado en media hora.

"Ensayó conmovernos. Habló de la sangre que nosotros, muchachos jóvenes, íbamos a derramar. Cuando pasó la media hora lo desamarramos, lo sentamos en la cama y le atamos las manos a la espalda. Pidió que le atáramos los cordones de los zapatos. Lo hicimos. Preguntó si se podía afeitar. Le dijimos que no había utensilios. Lo llevamos por el pasillo interno de la casa en dirección sótano. Pidió un confesor. Le dijimos que no podíamos traer un confesor porque las rutas estaban controladas.

"Si no pueden traer un confesor" -dijo-, ¿cómo van a sacar mi cadáver?'.

"Avanzó dos o tres pasos más. "¿Qué va a pasar con mi familia?" Preguntó. Se le dijo que no había nada contra ella, que se le entregarían sus pertenencias.

"El sótano era tan viejo como la casa, tenia setenta años. Lo habíamos usado la primera vez en febrero del 83 en nuestros primeros entrenamientos alli habia conocido a Aurora, para enterrar los fusiles expropiados en el asalto a la gendarmería de la candela La escalera se bamboleaba. Tuve que adelantarme para ayudar su descenso.

"Ah, me van a matar en el sótano", dijo. Bajamos. Le pusimos un pañuelo en la boca y lo colocamos contra la pared. El sótano era muy chico y la ejecución debía ser a pistola.

Leonardo tomó sobre sí la tarea de ejecutarlo. Para él, el jefe debía asumir siempre la mayor responsabilidad. A mí me mandó arriba a golpear sobre una morsa con una llave, para disimular el ruido de los disparos.

"Coronel -dijo Leonardo-, vamos a proceder, -Proceda - dijo Singler.

"Leonardo disparó la pistola 9 milímetros al pecho, Después hubo dos tiros de gracia, con la misma arma y uno con una 45. Leonardo lo tapó con una manta. Nadie se animó a destaparlo mientras cavábamos el pozo en que íbamos a enterrarlo.

"Después encontramos en el bolsillo de su saco lo que había estado escribiendo el mismo dio que le cogimos. Empezaba con un relato de su secuestro y terminaba con una exposición de su proyecto político. Describía a sus secuestradores como jóvenes inexpertos bien intencionados pero equivocados. Eso confirmaba a su juicio, que si el país no tenía una salida pacifica a los conflictos era porque los gringos estaban metidos hasta el culo en las decisiones de estado y que de momento todo se volcaría a la lucha armada para por fin acabar con el regimen.

SEGUNDA PARTE:

Ya habíamos cometido, el asalto, el juicio y luego el asesinato...
Al momento de dar el ultimo tiro sobre la mísera vida del Coronel ya un comunicado rodaba por las manos de todas las organizaciones de izquierda (12) a nivel nacional en todo el continente el Coronel Stingler conocido profesor de practicas contrarrevolucionarias eficaces métodos de tortura psicológica y carnal en la escuela de las Américas y director de la CIA para América latina había sido asesinado tras resultar culpable en un juicio bien elaborado y limpiamente llevado a cabo por los tribunales populares del pueblo en armas

Algo malo había salido en toda aquella operación, habíamos cometido tantos errores como balas habríamos de gastar en el combate que esa noche nos llevaría a dar luto por tres de los ocho compañeros; preciso cuando nos retirábamos del sitio los ocho compañeros de la operación; una patrulla de la guardia local esperaba en la puerta principal para entrar, alertados por el portero de la casa (un vasco anarquista, que pensando que éramos ladronzuelos se dio la alerta). Todos buscamos posición y nos atrincheramos, el portero les abrió a los guardias y estos entraron rapazmente buscando evidencia, porque supuestamente se había avistado a uno de los autos que trasladaba al Coronel Stingler cerca del hato.
A Magda se le escapo un ruido de estornudo desde su lugar de entrompe lo que alerto a uno de los guardias que empezó a disparar como loco; yo accione mi tompsom con una mano y con la otra le aviste una granada piñita que estallo llevándose a dos de los guardias, quedaban tres pero nos percatamos de que habían mas cuando sonaron las sirenas era como doce patrullas que esperaban a oscuras; evidentemente nos hallábamos ante un emboscada; algo o alguien nos había delatado, estábamos caídos, decidimos juntarnos en tras pies para huir del hato; juntos haciendo pacto de no caer y salirnos al entrompe, llevándonos de unos treinta guardias al menos once...

Mi "metra" disparaba a diestra y siniestra cuantas veces mi dedo accionaba, Magda disparaba con furia su Ingra y Alonso otro vasco que no servia de correaje sin saber quienes éramos y en que andábamos se nos junto para darse de una en combate, Leonardo llevaba consigo un fusil automático liviano HK al cual le quedaban quince cargas o mas y el flaco una sub 22 . guanipa portaba un pajiza que despues de las primeras tres descargas se tranco y tuvo que desenfundar un 38 especial pero eso lo dejaba en desventajas y nos fuimos abriendo paso, perdiendo en combate las armas pesadas; flaco y magda; salimos de alli ilesos seis compañeros y logramos juntarnos con el operativo, logistico que se tenia pensado segun una emboscada y salimos del sitio tranquilos a borrase todo mundo, varios mese hubo que psar enconchados y por medidas de extrema seguridad no podiamos hacer contacto siquiera con nuestras compañeras, Aurora me hizo llegar un monton de cartas en las que me decia que todo iba bien que ya la guardia no fastidiaba y que aurorita mandaba saludos.
algunas cosas salieron muy mal gracias a los errores varios que cometimos y otras pues se fueron resolviendo con el tiempo, sin embargo esta operacion le dio al movimiento una notoriedad que duro años, en todas partes se hablaba de la operacion de lo tribunales populares y el movimiento, en un tiempo menos de tres meses crecimos considerablemente hasta los golpes en que nos dieron durisimo y se acabo la aventura guerrillera.
Aurora y yo salimos ambos por partes distantes y nos conseguimos en españa, ella imparte clases de ingles (es muy buena) y yo reviso guiones y escribo dialogos para una televisora local independiente y trabajo en un guion sobre este texto; pero creo que alguno ya se me adelanto, nuestra hija aurora vive en Amberes donde estudia artes escenicas y viene casi todos los fines de semana

La Magda, se fue para los Usa donde labora en una organizacion de derechos humanos pro presos politicos de puerto rico (se caso el año pasado con un militante ex-machetero), guanipa cayo en un asalto a un banco tres meses despues, el flaco se junto hace poco a un mvimiento popular indigenista en mexico, todos hicieron otro rumbo en sus vidas en el peor de los casos Raul que en una de infiltrar al enemigo termino siendo ministro del gobierno socialdemocrata luego que el regimen abriera las posibilidades eleccionarias; Gonzalo se junto en el exilio de solidaridad con los vascos, hace como dos meses me lo encontre en la cola de domingo para el prado; no hablamos nada y mejor fue para evitar males en futuro; ah y leonardo que sè; esta viviendo en cuba.

Algunos quedaron para contarla, otros para escribirla, unos la sudaron, vivieron y murieron, vale la pena aceptar que hicimos cosas fuera de nuestra jurisprudencia y asumiendo la justicia en manos propias pero en ese momento se trataba de hacerlo o no hacerlo y no hacerlo nos colocaba en una situacion de desventaja, tragarse las huevonadas del regimen y seguir siendo un monton de jovenes inexpertos.

Madrid, España . 1999
Resulta dificil, pero aunque estas son realidades de america latina hace mas o menos treinta años, perece mentira y ficcion y aunque yo insito en que no ; cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia.
el autor


Texto agregado el 26-03-2004, y leído por 284 visitantes. (1 voto)


Lectores Opinan
08-04-2004 Es autobiografico o ficcion? awamarina
 
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