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Inicio / Cuenteros Locales / diana131 / LA MUÑECA DE PORCELANA VA TRISTE Y VACIA

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Son las doce de la noche y la pobre mujer con cuerpo y alma de niña, aún no puede dormir, de nuevo llegan los recuerdos y el dolor, cada segundo se pregunta cual fue su error, pero ni las noches con sus días logran saciar su inquietud. La pobre niña cierra sus ojos inundados en lágrimas, teme llorar y gemir por que su madre, que esta compartiendo el mismo lecho también sufre en silencio. Sus sueños nocturnos solo producen dolor, destrucción, muerte y desesperación.
De repente algo suena estrepitosamente, interrumpiendo el sueño de la niña, dejándola en un estado de temor, pero feliz de que su reloj la haya sacado de ese infierno nocturno. La madre ya ha comenzado las labores del día y la niña aún si poner los pies en la tierra hace una cruz en su cuerpo y pide a Dios que le de fuerza para soportar un día mas de vida.
Una hora mas tarde sale de su casa tratando de tener fuerza para cumplir a la sociedad.

Parece, una eternidad la mañana, pero por fin llega el medio día. Ella quiere descansar y decide caminar y caminar, pero por desdicha debe regresar.
Ahora cansada y triste intenta cruzar la autopista, hay mucho tráfico y llegará tarde, de repente siente como su lánguido cuerpo se envuelve en el viento fresco, el viento que producen los autos al pasar a gran velocidad cortando el aire, nunca había sentido algo así, el solo pensar que podía dar un paso y en milésimas de segundos un auto la golpearía, trituraría sus frágiles y pequeños huesos, la hacia sentir ansiosa, le hacia sentir paz, solo imaginaba lo gratificante que resultaría poder cerrar sus ojos sin lagrimas, sin pesadillas, sin preocupaciones, sin vacíos en su corazón.
¡Dios mío ¡¿qué me esta pasando?! Gritó con desesperación su mente. ¿y si no me muero? ¿y si quedo paralítica? ¿Cuánto sufrirá mi madre? Se preguntaba la muñeca de porcelana.
El momento paso. El día transcurrió como de costumbre y de nuevo llega a lo que llaman casa, la casa que para ella era el infierno, por que cada palabra, cada gesto, cada grito, retumbaban en su mente, hacían vibrar su cuerpo cual títere en función.
¿Qué he hecho mal? Se sigue preguntando angustiada, aunque sabe en su interior que no tiene culpabilidad, aún no puede entender por que llora cada noche.
Pasaron los años y la niña siguió sintiendo igual, llanto, dolor, angustia y traición. Traición de los hombres a quien ella entregó su corazón inocente, solo con la idea de sentirse amada y amar, solo con la idea de sentirse protegida, solo con la idea de llenar un vacío sin saber donde estaba.

El reloj acaba de marcar la hora de dormir, es de noche y la madre de la niña llega con cara de alegría, a pesar que dentro de su piel solo respira preocupación y agonía. ¡Tengo una buena noticia! Dice la madre, la niña con desgano pregunta: ¿qué pasó? Mientras sigue escuchando por sexta vez a Hector Lavoe con esa canción que dice: “ella va triste y vacía…caminaba tan orgullosa y de su dolor nadie sabia…”, canción que la arrulla de cuando en cuando después de derramar medio cuerpo de lagrimas. La madre cuenta a su hija lo que le han dicho y esta se llena de ilusión, pues de tanto andar y andar la niña siente que ha llegado la persona que aliviará su enfermedad.




Es el gran día, son las seis de la tarde. La niña aparece con su frente en alto, cruza la puerta de una vieja casa, ¡buena tarde! Dice con voz amable pero temerosa, “siéntese un momento, aún hay muchas personas esperando”, le dice la encargada.
Ella al lado de su madre se sienta con ansiedad, sus manos y sus piernas se mueven como atacada por el parkinson, repara una a una las imágenes que se encuentran en un altar en la sala de espera, y así pide una a una que le quiten el temor.
Dos horas mas tarde y ha llegado el momento.
De repente se levanta una cortina vieja de estampado floral, sale una mujer y se despide con una gran sonrisa. “Pase es su turno”, le dice aquella que esta al pendiente de lo que suceda.
Levantó la cortina y de aquel cuarto con piso rústico de cemento y apariencia de pobreza, sale un olor que penetra sus entrañas, de frente hay un hombre de apariencia juvenil pero sin dejar de revelar sus aproximadamente 40 años, sentado cerca de una mesa que esta llena de envases con líquidos desconocidos y algo que sobresale en medio de todo: una rama con hojas verdes secas. Aquel hombre vestido con camisón blanco y con su cuello envuelto en collares y un cascabel adornado con colmillos, la saluda amablemente apretando fuertemente su mano y la invita a sentarse. Después de un corto dialogo y un cruce de miradas y sonrisas tímidas, él dice moviendo su cabeza de forma asertiva: “ya se quien eres.” Continua la conversación y el hombre entrega una receta con los medicamentos, la niña asustada y alegre a la vez se despide y cruza de nuevo la puerta de aquel humilde hogar.

Han pasado cuatro meses cruzando una y otra vez aquella puerta, pero nada parece cambiar, la niña ahora aparentemente mas fuerte, sigue sintiendo su vacío, su angustia y su ansiedad.

Llego otro gran día, el día que marcaría su vida, el día que cambio parte de esta historia triste. De nuevo temerosa se enfrentará a lo que nunca imaginó. Son las 3 de la tarde y en 8 horas habrá de entrar en su cuerpo la sustancia que llenará el vacío, que aclarará sus dudas, que le dirá el por que y también la que le dará mas fuerza para vivir.

El momento es ahora. Se reúnen todas las personas convocadas al frente de una mesa, en donde se puede ver dos ollas en aluminio, un Cristo, la estampa de San Miguel arcángel, una rama con hojas verdes secas, una armónica y muchas veladoras. Aparece entonces un hombre de edad avanzada con vestido humilde, saluda a todos y da la bienvenida.
Comienza el ritual y la niña tiene un nudo en la garganta, su estomago la hace sentir débil y las manos delatan su temor. Acaba de pasar aquella sustancia extraña y manchosa por su garganta y en quince minutos nada volvió a ser igual.
Desde aquel instante comenzó a ver lo que nunca había visto, vio su concepción, sintió la ausencia y el desamor de la pobre Luz que la llevaría en su vientre nueve meses. Seis meses y su cuerpo se zambulle en medio de ese liquido frío en el cual ha estado sumergida tanto tiempo, es ese hombre que le dio la “vida” que con fuerza pone la punta de su pie en el vientre de Luz. Ella llora y llora sintiéndose desgraciada, frustrada y arrepentida. Transcurre el tiempo y el fruto del desamor que desde el primer día de concepción comenzó a sentir rechazo, angustia y desesperación anhela protección. Vio su niñez, sintió la raíz de su vacío y su dolor, y allí en algún lugar de su mente se encontró con el hombre que en el nombre del amor simplemente le fallo. La niña envuelta en tristeza lloraba con desolación, su cuerpo y alma tenían frío, el que calmaba su hermano cuando la abrazaba con compasión dejando sentir los latidos de su corazón, y aquella debilidad la que se convertía en fortaleza cada vez que ese hombre joven le susurraba al oído.

Estas 3 horas tan tenebrosas pasaron y llega de nuevo el amanecer. Confundida pero alegre a la vez la niña volvió a su rutina.

Aquel momento se repitió una y otra vez, hasta que ella pudo comprender lo que debía hacer. Perdonar y perdonar no había otra opción, solo el perdón la liberará, solo perdonarse así misma por ser el fruto de una violación, solo entregarle a Dios a aquel hombre que habiéndola engendrado meses después de nacer la violó, entregarle a Dios aquellos hombres que por placer deseaban verla sufrir, perdonar a aquella mujer que por celos la quería hundir, y así sin mas pesadillas ella por fin podría en paz dormir.

Paso así mucho tiempo y la niña se volvió mujer, entonces su madre, su hermano y aquel hombre joven de collares y cascabel son su razón de ser.
Ahora que la niña se volvió mujer ha decidido compartir su vida con otro ser, que durante nueve meses se aferrará a sus entrañas sintiéndolo crecer y convirtiéndola en madre ya nada mas la podrá vencer, pues el amor y aquel hombre joven con collares y cascabel a su hijo y a su niña hecha mujer por siempre los va a proteger.

Texto agregado el 24-10-2007, y leído por 219 visitantes. (1 voto)


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