Surges de mi pasión incesante, cautiva y errante en mi ilusión
emerges de nuestro único silencio, épico en el instante más pleno
en el que suele dolernos y tenernos como con débiles manos
en las que de veras tiemblo,
y en las que tú te quedas como si yo no existiera.
Jamás nos detuvimos, quisiste mi aliento de rosas entumidas
yo quise estremecerme de a poco en tus labios muertos
Jamás descubriste mi pena, Jamás yo quise tu pobre silencio
Tu sonrisa de a ratos cubría mis vacíos danzantes
pero a veces sólo me congelaba de pasión.
Eras casi como una torpe lágrima, alejándose avergonzada
Yo era una insigne mentira abrazada con ilusión.
Eras un instante perverso hundido en mi conciencia
Yo era un frágil silbido flagelando tu corazón.
Hasta que vino lo errante y lastimero
Hasta que viniste ultimando mi razón
Hasta que vino la lluvia,
y no pude albergarme en tu interior
Hasta que la nada se apoderó de todo.