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Querida Pamela,

Todavía alcanzo a ver, entre las brumas de mis recuerdos -que son como fotos cubiertas de humo-, la sorpresa en tu rostro cuando me viste por primera vez, era una mañana fría del mes de febrero , ambos habíamos asistido a un curso en la ciudad de lima para una importante entidad financiera y luchábamos por conseguir el puesto anhelado por nosotros. No te voy a negar que me impactaste desde el primer momento en que te vi, te veías linda, tu cabello negro, tu perfecta nariz, tu invencible sonrisa y con esa mirada tan penetrante que logró llamar mi atención por completo.

No demoramos mucho en ser amigos, tampoco para estrecharnos un gran abrazo, conectamos con gran facilidad, era como si ya nos hubiéramos conocido de muchos años atrás, la compatibilidad era perfecta y es que nadie, Pamela, nadie me había caído tan bien como tu. Recuerdo que en la clausura del curso y en pleno buffet tu me invitaste a una discoteca del centro de la ciudad (dady´ss) para celebrar la culminación del curso, no te voy a negar que acudí muy gustoso por tu invitación. Aquella noche bailamos los 2 como si no hubiera nadie más en la pista de baile, éramos tu y yo para todos lados, no bailaste con nadie más y yo hice lo propio, todavía recuerdo claramente cuando nos dimos el primer beso, “una odisea”, primero vimos si nadie del grupo nos estaba viendo, luego subimos a la primera planta de la discoteca, nos sentamos en el cómodo sofá y luego de entrelazar mis manos en tus cabellos nos dimos un suave beso, te confieso que nadie Pamela me había besado tan rico como tu, luego hablamos cuatro cosas mas, yo por supuesto embriagado por la felicidad de haberte conocido perdí los papeles y hasta te hice una propuesta envolvente que hasta cierto punto fue indebida ,y a la que tu no dudaste en complacer.

Luego pasó el tiempo y logramos establecer una relación a distancia bastante aceptable, conversábamos a diario, nos contábamos lo bueno y lo malo de nuestros días, de nuestras noches, hasta ahora te confieso que me duele el hecho que hayamos terminado tan mal , digo esto último porque creo que yo de ti, hace ya buen tiempo atrás, me enamoré, a mi torpe manera pero me enamoré, y no era el mío solo un amor encendido por el deseo físico sino por la complicidad y la ternura que me inspirabas y no me atrevo a decir que tú te enamoraste de mí, pero si algo parecido al amor sentiste , estoy seguro de que no estuvo inspirado por mi cuerpo delgado y mis arranques de chico inmaduro. Me duele confesarte ahora la verdad, Pamela: tengo veintitrés años, nunca me he permitido la felicidad de amar y que me amen al mismo tiempo. Quizás algún día me llegue, quizás algún amor platónico salido de algún cuento mágico de hadas , descubra en mí alguna simpatía y me permita ofrecerle mi amor….¿Quien sabe?.

De lo que si estoy seguro es que nuestro amor fue sincero mientras duró. Ojalá algún día leas estas líneas y sientas el cariño que yo sentí cuando las escribí pensando en ti. Espero que nunca olvides los tantos y hermosos encuentros en lima y en Moquegua, como la vez que te quedaste en mi casa aprovechando la ausencia de mi madre y faltaste por casi una semana a tu trabajo en Lima, sentí que te amilanaba la idea de poder perder el puesto en el banco, pero para ti eran más importantes esos minutos juntos, gracias por expresarme tu cariño, porque me revelaron, la capacidad de querer de una mujer.

Me aférro también a otros recuerdos como cuando nos paseamos por todos los restaurantes turísticos de la ciudad, tomándonos fotos como 2 chiquillos bravamente inquietos por tener la mejor toma, o como cuando nos pasábamos de copas y terminábamos enojados el uno del otro porque no coincidíamos con los pensamientos propuestos en ese momento, que luego dejábamos pasar con un simple abrazo que expresaba mucho, déjame decirte que eres una chica fenomenal, de las mejores que conocí en mi pequeña vida, y que siempre recuerdo con mucho cariño, como olvidar aquellas noches de semana santa que pasamos en tu casa, caricias furtivas con refriegas nocturnas de las que tu habitación fue testigo y mi absoluto extravío en las brumas del deseo que detrás de mis sonrisas mansas habitaban, agazapados, inquietantes, unos fantasmas con muy malos modales.

El pudor suele ser enemigo encarnizado del placer y siento que he aligerado bastante el equipaje que llevo conmigo, yo tuve la suerte de conocer tu bellísimo cuerpo, pues me concediste la dicha nunca bien agradecida de acariciarlo, besarlo y sentirlo, me prohibiste al mismo tiempo, explorar y recorrer los embrujos al sur de tu ombligo por ser semana santa. Todo lo que aprendí en ese viaje se reduce a esto, mi querida Pamela: de la siesta despiertas siempre muy despeinada.

Quizás nada de esto te interesa ya, quizás yo sea sólo un recuerdo amargo para ti, pero voy a seguir escribiéndote estas líneas, no porque tenga una vaga esperanza en salvar nuestro amor, sino porque simplemente siento la necesidad de decirte todas estas cosas y otras más, pedirte disculpas por las imprudencias que cometí y seguramente te disgustaron y hasta te hicieron sufrir, darte una explicación si la encuentro y me suena convincente, y sobre todo decirte que, pase lo que pase, será difícil dejar de recordarte con cariño.

Me parece que la primera gran desilusión que te llevaste conmigo fue cuando te dije, que no quería que te vengas a trabajar a Moquegua, que seria mejor que trabajases siempre en Lima. Te sorprendió (y lloraste por eso) que yo fuese capaz de imaginar mi futuro prescindiendo por completo de ti. Así me lo dijiste: no quieres que valla…¿y no me quiere tener contigo?.. Me defendí débilmente diciéndote que al comienzo sería muy duro para ti estar lejos de tus familiares y amigos pero debo confesarte que me inundaban muchos miedos internos, miedos que aprendí a sobrellevar con el tiempo que estuvimos separados. Aún guardo en mi celular el mensaje de texto que me enviaste a las 02:10 am que gratamente leí, donde me decias...“Siempre estuviste en mis sueños ,gracias por los buenos momentos y haber hecho realidad esto tan sublime, te juro que no quiero perderte, pero tengo que despertar tqm!!....”

Quizás la vida se hizo para perder y ganar, yo siento que gané mucho contigo y quizás algún momento pensé que eras la mujer ideal, la que pararía el tráfico completamente en mi vida, pero la oscura noción de mi destino me llevaba lejos de ti, a lugares inimaginables, quizás lo nuestro acabo en un mal momento en tu vida y me preguntaste: ¿por qué te vas cuando más te necesito?... Yo te pregunto hoy: ¿nunca me vas a perdonar?...




La historia que aquí se narra solo ocurrió en la imaginación del escritor, cualquier semejanza con la realidad….es pura coincidencia.

Texto agregado el 19-10-2007, y leído por 85 visitantes. (1 voto)


Lectores Opinan
19-10-2007 Y no se comieron una lima en la ciudad de Lima? SORIN
19-10-2007 ke coincidensia la carta es para una tocalla mia Iliria
 
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