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Todos aceptamos sin pensar, la verdad es que nadie le presto demasiada atención a Laura cuando entre seca y seca explicaba su extraña idea…

Cada cual en su mundo escuchaba a su manera y a nadie le importaba mucho entender lo que hablaba…

- Bueno, lo hacemos o no?

El negro la miro confundido y termino diciendo que si. Sergio acabando su cerveza, entre risas dijo:

- Si… a la mierda… y apoyando fuerte el vaso contra la mesa, salpicó el cigarrillo que sostenía entre mis dedos. Que tipo pelotudo, pensé… sin decir nada.

Asentí por ultimo.

Laura que de pronto parecía tener con ella toda la lucidez de la que nosotros carecíamos, se sentó frente al Negro, quien al verla tan seria no pudo evitar una risita nerviosa, que le quedaba ridícula. Le pidió que se relaje y comenzó a hablarle de unos ejercicios que lo ayudarían a entrar en trance…

Sergio me miraba y hacia muecas tontas que no respondí. Había algo que no me gustaba, el no lo sentía, pero Laura estaba rarísima.

Mi mente se me escapaba, el efecto no se iba todavía, por mas que luchara por mantener el control de mi cabeza, pasaría un rato largo hasta tener plena conciencia de lo que estaba pasando.

Trate de concentrarme en las cosas que ella decía… Estaba abstraída del mundo, pronunciando palabras sin sentido, después empezó con una sucesión de sonidos guturales que no parecían pertenecer a ningún idioma conocido. Mi mirada pasaba del Negro, duro en esa silla, con los ojos perdidos, susurrando Dios sabe que cosas inentendibles, a Laura, indiferente en su postura de hipnotizadora barata, parecía una poseída.

Sergio nos abandono rápido. Eligio la comodidad del sillón y un capitulo viejo de los Simpsons para terminar su estúpida locura, como siempre.

El ritual parecía continuar, creo que por un momento me perdí en sus sonidos, adormecida, termine desparramada sobre la mesa, como los chicos que después de comer esperan permiso para retirarse… El hablaba ahora, me volvía a la realidad, fuimos juntos al colegio y yo puedo asegurar que jamás aprendió ni siquiera el ingles básico de la primaria. Sin embargo mantenía con Laura una conversación que no estaba a mi alcance, jamás había escuchado esas palabras, realmente me asuste.


-Loca, que estas haciendo? Basta, déjense de joder… vamos a comer algo.

Nada.

-Che, que les pasa? Basta!!!

Nada.

La agarre del brazo, para que me mire, para que me escuche.

Terror, eso fue lo que sentí. No la conocía mucho, fue novia de un amigo, se pelearon, el se fue a vivir a España, ella quedo en el grupo y nunca nadie lo cuestiono... Fue así y ya.

Sus ojos se clavaron en los míos, intensos, fríos, raros… no se si tenía algo diferente en la voz, la verdad es que no podría jurarlo, pero me retumbo en la cabeza…

No te metas. Esas fueron sus palabras. Nada grave, nada que no hubiese respondido con una puteada en otra situación. Pero una sensación de pánico me recorrió. Hoy me castigo por el miedo que sentí, por mi cobardía, pero en ese momento ni mi mente ni mi cuerpo me permitieron hacer otra cosa. Y me fui. Y la culpa de dejarlo todavía me tortura.

Jamás vi a Laura de nuevo, ella desapareció. Lo raro fue darnos cuenta de que no había un teléfono, una dirección… nada, no había como ubicarla. Ninguno de nosotros tenía ningún dato. Ella simplemente aparecía, estaba ahí. Nunca nos preguntamos quien le avisaba de las reuniones o salidas. Al parecer, nunca nadie lo hizo.

Sergio dice que cuando se despertó, no encontró a nadie.

- Me dejaron ahí tirado y se fueron a la mierda.

El Negro no estaba. No atendía el teléfono, no respondía los mensajes, no salía de la casa, y no te hablaba cuando ibas a verlo, no decía nada. Esperaba en silencio que te fueras.

En mi primera y última visita lo vi cansado, parecía enfermo, estaba amarillo y tenía unas ojeras que no podían ser más que señal de días sin dormir. No pasaba nada según el. Quise sacar el tema de esa noche en casa de Sergio y el solo respondió que no se acordaba de nada. Estas en pedo, me dijo cuando le conté su conversación con Laura. Ni siquiera le dio curiosidad. Estabamos re locos, boluda. Seguro flasheaste cualquiera.

Yo se que no fue así, yo se lo que vi y lo que escuche. Yo me acuerdo de todo. Laura desapareció. Ese día se fue y se lo llevó con ella.

Dos semanas pasaron hasta que a las 4 de la mañana me despertó el teléfono. Sergio del otro lado, me daba la noticia. El negro se mató.

Nunca mas se hablo del tema, después de todo, a nadie le importaba lo que pasó esa noche.
El se murio, eso era todo.

Pasaron muchos años pero hoy, en sueños supongo, todavía escucho los sonidos de esa noche, los ojos de Laura se clavan en los míos, el negro me dice, estabamos re locos, boluda... Miedo...lo dejo solo de nuevo.... y ella se lo lleva....

Texto agregado el 14-10-2007, y leído por 135 visitantes. (4 votos)


Lectores Opinan
17-10-2007 me gustó el poder sentir algo del miedo y la curiosidad que sintió la protagonista al ver semejantes hechos. Bien Jime...me gusta como escribes. Benedicto
17-10-2007 ¡Qué misteriosa historia! Bien narrada, deja al libre albedrío del lector imaginar acciones o hechos no contados. 5* Susana compromiso
15-10-2007 algo medio confuso pero entendible y muy buen estilo para escribir sobre drogas? teclas
 
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