LA OTRA PERSPECTIVA


Aullidos se escuchaban en los límites del bosque, como si lo llamaran, retándolo a que los siguiera, libres de sus cuatro patas.
Busco en la cajonera el pijama que mas le asentaba. Estaba cansado por el trajín del día, corriendo para llegar a la casa antes que la niña. Aun tenia hambre, aunque ya había comido un entremés algo añejo antes de acostarse.
Las suaves sábanas se mezclaron con el sueño de una familia numerosa alrededor de una mesa bien surtida de cerdo, patos, gansos y otros animales apetecibles de una granja, algo que en la vida real jamás podría permitírselo ya que diariamente él mendigaba por los caminos del bosque.
Unos golpes en la puerta lo despertaron asustado, había llegado el plato principal de su cena, había llegado la Caperucita Roja.