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Inicio / Cuenteros Locales / caminantesolitario / Físicamente solo, mentalmente contigo.

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La tarde caía en Gesell, el cielo era un degradé de amarillo, naranja y rojo, poca gente caminaba por la playa, talvez alguno o muchos de ellos se sentían como yo, y también caminaban por la arena.
Era fines de abril, y ese miércoles estaba todo muy tranquilo. Algunas gaviotas decoraban el cielo, otras dejaban sus huellas sobre la arena, la sombra de los edificios cubrían completamente la playa, los veraneantes ya se habían ido. Eran solo fantasmas en mi mente aún, esos turistas que acababan de irse en semana santa. Se vendrán unos meses de tranquilidad en esa ciudad, ya todo volvió a la normalidad.
Hacía calor, pero ya se notaba que anochecía cada vez más temprano.
Al sonido de las olas recostándose sobre la arena lo sentía como caricias en mis oídos.
Estaba empecinado en lograr mi objetivo, endurecer mi corazón.
Doblé por la Avenida Buenos Aires, en algún hospedaje se notaba que habían comenzado la época de trabajar para los albañiles quienes tendrían que remodelar algunas cosas, todo se veía triste, llegué hasta la avenida tres, hice dos cuadras y me senté en un bar, tomé un café, dos, tres. Fumé un cigarrillo, cinco, diez, tal vez más.
Mi objetivo estaba lejos, ella seguía impresa en mi mente, en mis pensamientos, pero no me iba a rendir, la iba a olvidar. Cueste lo que cueste.
Eran las ocho y media de la noche ya, me dirigí hacia el departamento que me habían prestado por un par de semanas, acomodé un poco las cosas, encendí la radio y después de escuchar cosas triviales decidí escuchar música, me recosté en la cama, fumé una par de cigarrillos y escuchando “aquí voy nuevamente” en versión acústica comencé a pensar en como se dieron las cosas. Luego de un rato decidí juntar fuerzas, apagué el cigarrillo, me levanté y me dirigí al baño a ducharme y afeitarme. Ya no quería pensar en ella.
Volví a salir. El encierro en el departamento no me satisfacía, fui en busca de algo, no sabía que, pero salí otra vez a caminar.
Sentí hambre, pero no quise comer, tomé por la avenida tres, encaré hacia el sur, caminé, observé, o por lo menos intenté observar el lugar, ya que el recuerdo seguía en mí. Seguía lejos mi objetivo.
Los negocios estaban cerrados en su mayoría, encontré un kiosco abierto donde comprar cigarrillos y un paquete de galletitas como para llenar un poco el estómago.
Seguí caminando hacia el sur por la cada vez mas solitaria Avenida tres, esa que en verano es un mundo de gente, ahora convertida en un lugar semidesértico. Un viejo auto con el escape roto alteraba la paz del lugar, la imagen del castillo infantil cerrado, daba mas la impresión de soledad sobre la sinuosa avenida, llegué al paseo 129 y doblé hacia la costanera, se veía el ir y venir de los pescadores hacia el muelle, donde se reunía alguna decena de personas, encendí otro cigarrillo, y leí la placa ubicada a un costado del muelle “Pancho, Noble perro, fiel amigo, tu historia jamás será olvidada” ubicada sobre la tumba de aquel ovejero alemán que murió en el año 2000, esperando a su dueño durante años, quien había caído del muelle y nunca mas se lo encontró.
Subí al muelle, pasé entre los pescadores, llegué hasta el fondo, apoyándome sobre la baranda encendí otro cigarrillo, no la olvidaba, ¿como iba a olvidarla? Si tan redonda y grande estaba la luna sobre el mar, esa misma que alguna vez habíamos disfrutado de observarla juntos. Ya sé, yo era el responsable, no la podía culpar de nada. Mis ojos se humedecían, pero no, no podía seguir pensando en ella, no debía quererla, no correspondía, no estaba permitido…. Pero sucedía.
Volví a juntar fuerzas, y a concentrarme en mi objetivo, no podía quedarme ahí, iba a olvidarla, lo aseguraba, lo juraba, pero tenía que salir del muelle, tenía que dejar de mirar esa Luna, aunque desde pequeño me encantaba observarla, se había convertido en un recuerdo triste.
Caminé de regreso por el muelle, pasando entre los pescadores nuevamente, bajé y encaré por paseo 129, detrás, me seguía la Luna, llegué hasta la avenida tres y doblé, ya no veía ese satélite al cual le estaba escapando, por dentro comencé a desafiarme, y a preguntarme porque no encarar la situación y volver por la playa y decidí hacerlo, Iba a desafiar al recuerdo, tomé el paseo 127 o 128, no recuerdo cual, lo que si recuerdo es que esa gran cosa blanca y redonda ya estaba frente a mí, mirándome como si yo fuese su enemigo, llegué a la playa y caminé hacia el norte. A mi derecha, me acompañaba la Luna, veía su cara en ella. Detuve mi caminar, me paré para mirarla de frente y pensando en ella dije “Te quiero y te extraño” mis ojos se llenaron de lágrimas, volví a repetir “Te quiero y te extraño”, pensé en seguir hasta cansarme y aburrirme de quererla y extrañarla. Volví a repetir una y otra vez “Te quiero y te extraño”, “Te quiero y te extraño”, “Te quiero y te extraño”.
Me senté sobre la arena, miré concentrándome en el reflejo de la Luna sobre el agua, ¡Que paz me daba hace un tiempo mirar ese camino blanco sobre el mar! Recordé varios veranos de vacaciones observándolo, y pensando con quienes estuve mirándolo, y me dije “Y pensar que con ella solo una vez estuve mirando ese reflejo” sin embargo pensaba en ella mas que en nadie.
Me levanté, encendí otro cigarrillo, y seguí caminando y seguí con mi objetivo sin cumplir, pero jurando que la iba a olvidar.
Mis piernas me estaban recriminando lo mucho que habíamos caminado en el día, y obedecí su pedido, volví al departamento, me acosté y me dije “Hoy no pude, pero mañana la olvidaré”

Texto agregado el 10-10-2007, y leído por 298 visitantes. (6 votos)


Lectores Opinan
14-02-2008 sabes?...mi madre siempre me dijo que aunque estuvieramos separadas, la luna que mirabamos cada noche era la misma para las dos. Desde entonces la luna ha sido mi confidente y la miré muchas veces envíandole mensajes para alguien. Durante mucho tiempo, estuve sin poder mirar al cielo, cuando evidentemente la historia con esa persona no cuajó. Me puse triste con esto que leí, pero lo escribiste de una forma tan natural...aiiins, me robaste un suspiro. LaMandrágora. LaMandragora
29-10-2007 Es un comienzo para seguir viviendo y seguir sintiendo.El tiempo dice más tarde que con ese amor no se acaba la vida,pero más tarde... australia
10-10-2007 me emocionó tu arte, tu alma, tu escrito.........5 gracias por tan bello momento Lp_lapluma
10-10-2007 Excelente,muy bien narrado poblado de imagenes conocidas y sentimentos auténticos...hoy no pudiste...quizás mañana tampoco lo logres. bello *****MAncus. mancuspia
 
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