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Secretos de amor



Era una tarde cualquiera, Rocío jamás imagino que su vida no volvería a ser la misma desde entonces.
La joven salía de su casa como todas las tardes, caminaba hacia la iglesia a la que sus padres le obligaban a asistir, llevaba su guitarra, y con ella también cargaba la responsabilidad de dirigir el coro del templo.
Rocío estaba un poco cansada de tener que recorrer el triste trayecto desde su casa a la iglesia, esa que albergaba el único contacto que esta joven mantenía con personas de su edad.
Este día era distinto, mientras caminaba, la correa que sostenía su guitarra se rompió, dejando caer bruscamente el instrumento sobre la vereda, Rocío reaccionó rápidamente y recogió la guitarra que tanto quería, la fiel compañera con la que tantas cosas había vivido, la tomo en sus brazos, la observo cuidadosamente tratando de buscar en ella algún rasguño, en ese momento y sin que Rocío lo imaginara, escucho una calida voz;

- Tuviste suerte de que nada le sucediera a tu guitarra, con semejante golpe podría haberse destrozado.
Rocío levanto la cabeza asustada, pues no se había percatado de que aquel joven le observaba desde hacia rato.
- Si, tuve suerte - respondió Rocío tartamudeando un poco.
- Disculpa no me he presentado, mi nombre es Miguel, y te he visto pasar día tras día por esta calle sin que nada interrumpa tu camino, bueno hasta este triste incidente, ¿Rocío es tu nombre no? - repuso el joven demostrando en su actitud un gran interés por mantener aquel furtivo dialogo con Rocío.
- Si, ese es mi nombre ¿y tu como lo sabes?- pregunto Rocío tratando de ocultar el nerviosismo que le invadía en aquel momento.
- como te dije te he visto pasar todos lo días por aquí y en una oportunidad mi hermano Carlos me dijo tu nombre, el asiste a la misma iglesia que tu, ¿lo conoces? - interrogó Miguel con gran interés.
- Si, creo que lo he visto, pero no recuerdo haber hablado con el, disculpa tengo cosas importantes que hacer, gracias por preocuparte por mi guitarra, nos vemos - la joven giro rápidamente continuando su camino, y sin dar a Miguel ni la más mínima oportunidad de continuar con la conversación.
- Espero tener la oportunidad de volver a verte – grito Miguel mientras que Rocío se alejaba.

Rocío caminó rápidamente y sin voltear, tratando de negarse a si misma los sentimientos que aquel joven le había provocado, ella nunca había conocido a un muchacho con la personalidad de miguel, jamás había notado que podría causar interés en un hombre. A pesar de sus diecisiete años Rocío era una niña, aun no se había enamorado y ni siquiera se había atrevido a pensarlo.
Cuando rocío llego a la iglesia todo seguía igual, excepto porque esta vez si puso atención en Carlos, el hermano de Miguel. Era un joven más o menos de su edad, y con un gran parecido al muchacho que había conocido hace un rato. Por un momento sintió ganas de acercarse a el y conseguir algún tipo de información acerca de Miguel, pues no lo había podido quitar de su mente, pero rápidamente su tímida personalidad desechó la idea, y continuó con su elaborada rutina.
La verdad es que nada era igual, su cuerpo, su voz, y su extraordinario talento para la música se encontraban en aquel ensayo, pero su mente y su corazón permanecían en aquella vereda que presenció el comienzo de una historia inolvidable.
La vida de Rocío no cambio mucho desde el encuentro que tuvo con Miguel, la muchacha seguía realizando sus labores como estaba acostumbrada, pero procuraba mantener en su mente el recuerdo de ese momento que se había convertido en un secreto tesoro que le producía gran alegría.
Pasaron los días y Rocío creía que ya no volvería a ver a Miguel lo que provocaba en ella una enorme tristeza a la que no le encontraba explicación. Cada vez que pasaba por el lugar en el que conoció a Miguel sentía una sensación extraña en su cuerpo, sentía ganas de verlo, ganas de hablarle, e inconcientemente disminuía la velocidad de sus pasos, quizás esperando que aparezca de la nada aquel personaje que protagonizaba sus sueños, y quien se apoderó de sus pensamientos.
Cada día era para Rocío una nueva oportunidad para ver al muchacho de sus sueños y también una nueva decepción al encontrarse con una fría e inhabitada vereda.
Para Rocío era imposible olvidar a Miguel pues se encontraba con su hermano en cada una de las actuaciones que realizaba con el coro de la iglesia.
Como era costumbre la muchacha afinaba diariamente su guitarra antes de comenzar los ensayos a los que religiosamente asistía, estaba por terminar cuando sorpresivamente escucho que alguien la llamaba, inmediatamente reconoció la voz, volteo rápidamente a la vez que decía – Miguel - pues estaba segura de que era el quien pronunciaba su nombre, pero se llevo una sorpresa, no era Miguel quien le hablaba sino Carlos.

- Veo que ya conoces a mi hermano, pero lamento decepcionarte, pues el no esta aquí, yo soy Carlos - dijo el joven acercándose a Rocío para saludarla.
- Disculpa te confundí, tienen la voz muy parecida - dijo sonrojada la muchacha.
- No te preocupes, no es la primera vez que nos sucede, pero dime, desde cuando conoces a mi hermano - pregunto Carlos con gran curiosidad.
- Hace algunas semanas, nos encontramos cuando venia hacia la iglesia, pero solo conversamos unos minutos, desde ahí no lo he vuelto a ver ¿cómo esta el?- repuso Rocío tratando de disimular su interés por saber de Miguel.
- Estoy seguro de que no lo has visto, porque esta estudiando fuera de ciudad, y creo que no volverá en un largo tiempo.
Rocío sintió un frío sudor que le recorría la espalda, y unas ganas de llorar que tuvo que contener para no revelar sus sentimientos frente a Carlos, se mantuvo en silencio unos segundos, pero rápidamente trato de ocultar la tristeza que le producía la partida de Miguel.
- ¿Te sientes bien? – pregunto Carlos al ver la expresión de angustia que se dibujaba en el rostro de Rocío.
- Si, solo me dolió un poco la cabeza, quizás deba regresar a casa hasta sentirme un poco mejor - contesto la joven tomando sus cosas para retirarse del lugar.
- ¿Quieres que te acompañe?, nuestras casas están cerca, y no tengo ningún problema en ir a dejarte.
- No, no es necesario, puedo regresar sola, muchas gracias por preocuparte – respondió la muchacha presurosa por irse.
- Nos vemos otro día, cuando vengas a cantar, me encanta escucharte, tienes una hermosa voz - dijo Carlos alzando la voz, pues Rocío ya caminaba hacia la salida.
- Muchas gracias, cuando me sienta mejor vendré para cantar junto al coro - repuso la joven, nerviosa por las afirmaciones de su nuevo amigo.

Rocío regreso a casa, su rostro solo podía demostrar tristeza.
Esa tarde Rocío no comió, no converso de su día con sus padres como diariamente lo hacia, no vio televisión, y no pudo conciliar el sueño hasta altas horas de la madrugada. Ella solo quería pensar, quería sufrir por aquel joven que se había marchado dejándole una sensación de vacío que no podía controlar, quería gritarle que volviera, que le hiciera compañía, que le regalara aquellas sensaciones que solo el le había hecho sentir. Aquella noche Rocío le escribió una carta, en la que por primera vez se atrevió a confesar lo que sentía por el, en esa carta Rocío no tuvo miedo. La guardo como un valioso tesoro, esperando conseguir el valor para dársela a Miguel o hacérsela llegar con Carlos.
Durante varios días Rocío no asistió a la iglesia, solo salía de casa para ir al colegio y apenas regresaba se encerraba en su habitación. Sus padres se encontraban muy preocupados por su estado, pero intuían lo que le sucedía, por lo que prefirieron dejarla y no hacer preguntas que le incomodaran.
Eran las 20:45 de una tarde de miércoles, Rocío cantaba una canción acompañándose con su guitarra, en ese momento recibió una inesperada sorpresa, su madre le avisaba que un apuesto joven le esperaba en la puerta, la muchacha inmediatamente esbozo una sonrisa, su expresión cambiaba por fin, su mente solo podía imaginar que se trataba de miguel. Llego corriendo hasta la puerta y en ella no encontró a miguel sino a Carlos, nuevamente la ilusión de ver al que ella llamaba su amor, se desvanecía como agua entre los dedos.

- Hola Rocío, tantos días sin verte, ¿Cómo has estado? –pregunto el joven, al parecer muy alegre de ver a Rocío.
- Bien muchas gracias, y tú ¿Cómo has estado? – repuso Rocío por cortesía, tratando de ocultar la decepción que le producía ver a Carlos y no a miguel.
- Bien, estaba muy preocupado por ti, como no has ido a la iglesia, sabes no lo había notado pero el coro no es lo mismo sin ti - comento Carlos dejando ver el placer que le producía ver y conversar con Rocío.
- Muchas gracias por tu preocupación, creo que mañana volveré a los ensayos, ahora quiero descansar, he tenido muchos trabajos en el colegio por eso me he ausentado un tiempo - dijo Rocío tratando de finalizar la conversación, pues le incomodaba el incesante interés que presentaba Carlos por ella.
- Que bien, ¿quieres que pase a buscarte mañana para irnos juntos?
- Lo siento, pero mañana pasare desde el colegio, quizás otro día sea posible - respondió Rocío tratando de evadir la compañía de Carlos.
- Muy bien, quizás otro día, buenas noches, nos vemos mañana - se despidió Carlos desilusionado por la respuesta de Rocío.
- Hasta mañana - repuso la joven aguantando las ganas de preguntar por Miguel.

Al día siguiente Rocío asistió a la iglesia como le había dicho a Carlos, allí todo seguía igual, y ese lugar era para Rocío cada vez mas desagradable, a ella ya no le interesaba el coro, ni las oraciones, ni lo que sus padres creían correcto para ella. A Rocío solo le interesaba Miguel, le desesperaba pensar que se encontraban a kilómetros de distancia, y que ella no contaba con el valor para confesar lo que sentía por aquel joven que ya era dueño de su corazón.
Por primera vez Rocío creía haberse enamorado, todo esto era nuevo para ella, pero le encantaba lo que sentía.

Poco a poco Carlos se convirtió en un gran amigo para Rocío, ella confiaba mucho en el, pero no lo suficiente para confesarle el amor que sentía por su hermano Miguel.
Carlos acompañaba diariamente a Rocío a los ensayos del coro de la iglesia, y el camino que recorrían juntos era el momento mas esperado por Carlos. Este joven parecía siempre muy preocupado por ella, y trataba de pasar el mayor tiempo posible a su lado, para el Rocío era perfecta, todo en ella le encantaba, y anhelaba el momento de verla cada día, pero temía confesar su amor por temor a perder la hermosa amistad que tenia con la joven.

Pasaron lo días y Carlos creía haber conseguido el valor par decir a Rocío lo que sentía por ella, y un día cuando regresaban de la iglesia le comento a su hasta entonces amiga.

- Rocío, hace mucho tiempo que nos conocemos y tu nunca me has comentado si te sientes atraída por algún muchacho – pregunto Carlos nervioso por la respuesta de Rocío.
- Tienes razón nunca habíamos hablado de ese tema, y quizás sea este el momento de hacerlo.
Rocío creía que ya era hora de revelarle a su amigo lo que sentía por miguel, pues ella pensaba que podría ayudarle a comunicarse con el, y romper de una vez ese secreto que le atormentaba cada día mas.
- Me encanta recibir esa respuesta de tu parte, yo tengo algo muy importante que decirte, y creo que este es el mejor momento – repuso Carlos.
- Muy bien te escucho, luego yo te diré algo que he guardado desde hace mucho tiempo, y que ya no quiero seguir ocultando.
- Mira Rocío, yo se que nosotros nos hemos convertido en muy buenos amigos, pero mis sentimientos hacia ti no son de amistad, me has conquistado con tu forma de ser, y creo que estoy enamorado de ti, no me había atrevido a decírtelo, por miedo a reacción, pero por lo que mes has dicho puedo pensar que tu sientes lo mismo.

Carlos se sentía mucho mas tranquilo después de aquella confesión, pues estaba convencido de que Rocío también lo amaba.

- Pero Carlos ¿Estas hablando en serio? – pregunto Rocío asombrada por la confesión de su amigo.
- Por supuesto, no podría bromear con algo así ¿Y tu que tenias que decirme, supongo que se trata de lo mismo?, ¿o no? – repuso Carlos algo preocupado por la expresión de asombro de Rocío.
Rocío guardo silencio, ella jamás imagino lo que Carlos estaba sintiendo. Todo era confuso nuevamente y ya no se sentía capaz de declarar sus sentimientos hacia Miguel.
- Rocío, ¿no vas a responder mi pregunta? – insistió Carlos.
- Si, la verdad es que se trataba de lo mismo, solo que no pensé que tú me dirías esto – respondió Rocío.
- Quieres decir que tu sientes lo mismo por mi, no sabes cuanto deseaba esta respuesta de tu parte, me haces muy feliz – dijo Carlos abrazando con fuerza a Rocío.
- Yo también estoy muy feliz, solo que un poco sorprendida por todo esto – comento Rocío fingiendo una sonrisa.
- Creo que es hora de que te haga una pregunta que tengo preparada desde hace mucho tiempo.
- Si, ¿de que se trata? – pregunto la joven intuyendo la respuesta.
- Rocío, ¿quieres dejar de ser mi amiga, y convertirte en mi novia?
- Está bien, creo que desde ahora todo será distinto, pero pienso que nos llevaremos muy bien como novios.
- Me alegra mucho tu respuesta, te amo Rocío, lamento no haber podido decirte esto antes – dijo Carlos, acercándose a Rocío para besarla.

Aquella tarde la vida de Rocío dio un giro inesperado para ella, se había convertido sin querer en la novia del hermano de su primer amor, Miguel.
Al principio Rocío creía haberse equivocado en su decisión, pero luego se resigno a ella, y trato de convencerse de que había hecho lo correcto.
Carlos y Rocío hacían la pareja perfecta, se llevaban muy bien, jamás discutían ni tenían problemas, pero en el fondo la muchacha seguía amando profundamente a miguel, aunque solo lo había visto una vez. La pareja jamás imagino que el destino les tenía preparada una prueba que difícilmente podrían superar.
Luego de un mes de haberse convertido en novios, Carlos decidió presentar a Rocío ante su familia, aprovechando el regreso de su hermano Miguel, luego de meses de ausencia. Carlos ignoraba completamente que este encuentro entre su novia y su hermano era lo que Rocío anhelaba desde el momento en que conoció a Miguel.
El joven fue a buscar a Rocío para invitarla, ocultando la llegada de su hermano, para dar a su novia una sorpresa, pues recordó que ambos se conocían.

- Mi amor, me gustaría invitarte a mi casa para que conozcas a mis padres, ellos están ansiosos por verte, les he hablado muchas cosas de ti – propuso Carlos a Rocío.
- Me gusta la idea, voy a estar feliz de conocer a tus padres – aceptó la muchacha, esperando encontrar en esa casa algo que le recuerde al Miguel.
- Te pasaré a buscar esta tarde, como a eso de las siete, ¿te parece?
- La hora me parece bien, te estaré esperando.

Rocío se preparo para el encuentro con los padres de Carlos, y esperó paciente que el la pasara a buscar, sin imaginar la sorpresa que su novio le tenia preparada.
Carlos llego a casa de Rocío a las siete en punto como lo había prometido.
Cuando llegaron a casa de Carlos, el la presento con sus padres y luego le pidió que lo esperara pues le tenia una sorpresa, en instantes tenia frente a ella al amor de su vida, a Miguel, Rocío creía desvanecerse pero tuvo valor y se acerco a saludarlo, un poco extrañada, pues el venia acompañado de una hermosa joven que observaba la escena sin mayor interés.

- Hola Miguel, no esperaba encontrarte aquí, ¿Cómo has estado?, ¿te acuerdas de mi? – pregunto Rocío muy nerviosa por la situación.
- Por supuesto Rocío, te recuerdo perfectamente, yo tampoco esperaba encontrarte aquí, mi hermano nunca me dijo que tu eras esa novia de la que tanto hablaba – respondió Miguel desconcertado por la presencia de Rocío.
-Es que quería darles una sorpresa, me encanta la idea de que mi hermano y yo estemos enamorados de estas hermosas mujeres – añadió Carlos.
- ¿Así que ella es tu novia? – pregunto con tristeza Rocío.
- Disculpa no te la he presentado, ella es Ximena mi novia, la conocí mientras estuve fuera, y dime Rocío ¿sigues cantando en iglesia?- repuso Miguel.
- Si, sigo cantando en el coro, mañana tengo ensayo muy temprano, así que si me disculpan me voy a retirar, hoy he tenido un día difícil y quiero descansar.

Rocío solo quería escapar de aquel lugar, el encuentro con miguel y su novia le hacia sentir demasiado mal como para seguir allí, y como de costumbre, una vez mas Rocío huía rápidamente de las situaciones que le incomodaban.

- Veo que no has cambiado Rocío, siempre tienes una excusa para escapar – dijo Miguel, tratando de incomodar aun mas a la joven.
- No es una excusa, es la verdad, con permiso, espero que estén muy bien – dijo Rocío retirándose del lugar.
- Veo que se conocen muy bien – añadió Ximena, quien había permanecido en silencio hasta ese momento.
- No, solo nos vimos una ves, pero…
- Pero nada, me pareció muy desubicado de tu parte ese comentario hermanito – interrumpió Carlos muy molesto.
- Discúlpame Carlos, no he tenido un buen día, no se volverá a repetir.
- Espero que así sea, por mi parte no quiero seguir con esta reunión – contesto Carlos.

Carlos se retiro del lugar muy enfadado por lo sucedido entre su novia Rocío y Miguel su hermano.
Definitivamente nadie imagino lo ocurrido noche, pero desde ese momento la vida de estos jóvenes no volvió a ser la misma.
Rocío regreso a su casa aquella tarde, corrió a su habitación, solo quería llorar y desahogar de su alma ese dolor que le recorría el cuerpo, esa sensación de vacío que no se creía capaz de soportar, Rocío lloró y lloró, y aunque luego sus ojos ya no derramaban lagrimas su corazón seguía lamentándose, por lo que acababa de vivir.
Al día siguiente Carlos fue por ella a su casa, le pidió disculpas por lo sucedido con su hermano, pero por supuesto no pudo evitar preguntarle por que decidió retirarse a minutos de su llegada.

- Me pareció que te incomodo un poco la presencia de mi hermano y su novia ¿estoy en lo cierto?
- No, te equivocas, la presencia de tu hermano no me incomodo, solo me sorprendió un poco ¿Por qué lo dices? – dijo Rocío nerviosa por haber sido descubierta por Carlos.
- Te lo pregunto porque te fuiste muy rápido de la casa yo se perfectamente que hoy no tenias ensayo – contesto Carlos.
- La verdad es que me sentí un poco mal, pero no quería arruinarte la cena, ¿Acaso tu también crees que yo solo quería escapar?
- Créeme que por un momento lo pensé, pero me has dado tus razones, y tu sabes que yo confío plenamente en ti, como tu confías en mi, ¿o no? – interrogo Carlos, no muy convencido por las razones de Rocío.
- Sabes, no me gusta el tono que esta tomando esta conversación quizás sea mejor que se termine aquí – repuso Rocío aguantando las ganas de contarle toda la verdad a Carlos.
- Pero no me contestaste, supongo que no me ocultas nada.
- Definitivamente no quiero seguir hablando contigo, nuca hemos tenido una pelea y por mi parte no quiero tenerla precisamente hoy, nos vemos otro día, con el comentario de tu hermano ya tuve suficiente – dijo Rocío dándose la vuelta para regresar a su casa.
- Lo siento yo tampoco quiero pelear, pero creo que me puse un poco celoso de Miguel- dijo Carlos tomando del brazo a Rocío.
-¿Pero por qué dices eso? – repuso Rocío retomando la conversación.
- Porque creo que nunca me has mirado como mirabas ayer a mi hermano.
- Estas equivocado no lo mire de ninguna manera en especial, además tu eres mi novio y eso es lo importante – contesto Rocío para alejar las sospechas de Carlos.
- Gracias por esa respuesta mi amor, me dejas muy tranquilo, y perdóname por desconfiar de ti, yo te amo y sentí mucho miedo de perderte.

Carlos fue a dejar a Rocío a su casa y regreso a la suya, un poco más tranquilo, pero no del todo, pues la afinidad que presentaban Miguel y Rocío le causaba muchas dudas.
Rocío por su parte solo podía pensar en que estuvo a punto de ser descubierta por Carlos, y en el fondo la joven sentía deseos de que la verdad hubiera salido a la luz, y así no tener que esconder el gran amor que sentía por Miguel, además no pudo evitar darse cuenta de el interés que el presento por ella la noche anterior, y la decepción que dejo ver en el momento en que ella fue presentada como la novia de Carlos. Rocío tejía en su mente muchas conclusiones, y entre ellas la posibilidad de que Miguel sintiera lo mismo que ella por el, esto le mantenía viva la ilusión, aunque cuando pensaba en Ximena, nuevamente la inseguridad se apoderaban de ella.
Rocío jamás pensó que alguna vez se encontraría en una situación tan complicada como la que estaba viviendo, y no se creía capaz de sobrellevarla. El estar tan cerca de Miguel la tenia muy nerviosa y no podía evitar sentir deseos de verlo, pensaba que se lo encontraría en cualquier momento, y que ella no sabría como reaccionar ante su presencia. Efectivamente se encontraban muy cerca y las probabilidades de que se encontraran eran muchas.
Quizás por una jugarreta del destino o simple casualidad, Rocío y Miguel volvieron a encontrarse en aquella vereda en la que se conocieron.
Rocío salía apresuradamente de su casa camino a la iglesia, llevaba sus partituras dentro de una carpeta, pero en su carrera las hojas cayeron esparciéndose por el suelo.

- Nunca pensé volver encontrarte aquí – dijo Miguel tomando por sorpresa a Rocío quien recogía sus partituras.
- ¿Que haces aquí?, ¿No estas con tu novia?
- No, Ximena esta con mis padres yo salí a tomar un poco de aire, y tu, ¿Dónde vas tan apurada? – pregunto Miguel ayudando a Rocío a levantar sus hojas.
- Voy a la iglesia, estoy un poco atrasada.
- Por suerte – murmuro Miguel.
- Perdón, no escuche lo que acabas de decir.
- Que por suerte que ibas retrasada, gracias a eso pude encontrarme contigo – afirmo Miguel mirando fijamente a Rocío.
- No comprendo a que se debe ese interés – replico Rocío desconcertada por la declaración de Miguel.
- Mi interés solo se debe a que quería disculparme por lo que te dije en reunión en mi casa la otra noche.
- Ah, era eso, esta bien, aunque tal vez no estés tan equivocado – señaló Rocío levantándose, pues acababa de recoger sus partituras.
- A que te refieres – repuso Miguel levantándose también.
- Sabes, la verdad es que la primera vez que nos vimos yo si escape de ti, y no se si hice lo correcto – dijo Rocío tratando de sincerarse con Miguel.
- ¿Cómo? – pregunto Miguel.
- Me refiero a que no esta bien lo que hice, pero soy así siempre hago cosas de las que después me arrepiento.
- Quizás deberías sincerarte.
- Quizás, pero no se si seria lo mejor para todos, no te ha pasado que estas a punto de decir algo, pero no puedes.
- Si me ha pasado, pero ahora nada te detiene, ¿tienes algo que decirme?
- La verdad es que si, pero no se por donde empezar.
- Quizás yo pueda ayudarte en eso – agrego Miguel acercándose a Rocío.
En ese momento Rocío se percata de que Ximena viene hacia ellos.
- Creo que no soy yo la que te necesita, sino tu novia que viene acercándose – dijo Rocío alejándose de Miguel.
- Hola mi amor, quise alcanzarte para que me muestres la ciudad – añadió Ximena propinándole un gran beso a su novio para incomodar a Rocío.
- Hola Ximena, no vas a saludar a Rocío – agrego Miguel tratando de ocultar su nerviosismo.
- Perdóname, no te vi., ¿Cómo estas? – dijo Ximena con tono irónico.
- Muy bien, gracias, bueno los dejo, tengo que ir a la iglesia y estoy un poco atrasada, Carlos esta allá y no quiero hacerlo esperar, hasta luego.
- Hasta luego – dicen a coro Miguel y Ximena.

Mientras Rocío se aleja, Miguel y Ximena caminan de la mano, en una escena muy romántica. Ximena no pudo evitar darse cuenta de lo que estaba sucediendo entre su novio y Rocío, por lo que decidió iniciar una conversación con Miguel, para conseguir algún tipo de información acerca de lo que pasaba entre ellos.

- ¿Hace cuanto conoces a esa muchacha?, parece muy religiosa – sugirió Ximena
- La conocí un par de días antes de irme de aquí, como te dije solo hablamos una vez – respondió Miguel algo nervioso.
- Me parece un poco mojigata, esa actitud de santita no le queda nada bien.
- No se a que te refieres, a mi me parece una buena persona.
- A mi no, no se como tu hermano se fijo en ella – señaló Ximena continuando con sus intrigas.
- Creo que exageras, yo no le veo nada de malo, aunque no te voy a negar que me sorprende que mi hermano se fijara en ella.
- Se ve que no te cae nada mal la muchacha.
- La verdad es que no, pero Ximena ¿A dónde quieres llegar con todo esto?
- A ninguna parte amor, solo era curiosidad, pues he notado que tienes gran interés por esa tal Rocío – señaló Ximena continuando con la interrogación a Miguel.
- Ningún interés Ximena, solo quiero conocer a la novia de mí hermano, ahora ella también es de mi familia, sabes no quiero seguir con esta conversación, me parece que no nos llevara a ninguna parte – agrego Miguel tratado de finalizar la conversación.
- Toda la razón mi amor, creo que mi desagrado por esa tal Rocío me hizo hablar de esta manera.
- Bien cambiemos de tema, quiero proponerte algo, ¿Qué te parece que salgamos un día los cuatro? – pregunto Miguel muy entusiasta.
- Te refieres a tu hermano y su novia y nosotros juntos.
- Si a eso me refería ¿Qué te parece?
- La verdad es que me incomoda un poco la situación, pero entiendo tus intenciones, quizás sea una buena forma de limar asperezas.
- Entonces estas de acuerdo.
- Si mi amor, si eso te hace feliz, entonces lo haremos.
- Muy bien, creo que el sábado seria un buen día ¿te parece?
- Claro, el sábado e parece muy bien.

En el fondo a Ximena no le interesaba en lo absoluto crear vínculos con Carlos o Rocío, pero no quería tener problemas con Miguel, por lo que decidió aceptar la invitación.
Miguel estaba ansioso por pasar algunos momentos en compañía de Rocío, el no creía sentirse atraído por ella, pero extrañamente sentía inexplicables deseos de verla y muchos celos cada vez que la veía con Carlos.
Cuando Miguel le comunico a Carlos la idea de esta reunión, Carlos pareció muy interesado, pues para el la familia era muy importante, a pesar de los celos que le provocaba ver la agradable relación que llevaban Miguel y Rocío.
Llegado el día sábado Carlos invito a Rocío y ella no pareció muy agradada por la noticia, pues le incomodaba demasiado la presencia de Ximena en aquella reunión.

- Quiero invitarte a una reunión que organizo mi hermano Miguel para esta tarde – comunicó Carlos a Rocío.
- ¿Reunión?, y con que objeto, si se pude saber.
- Mi hermano cree que seria bueno que los cuatro nos llevemos bien, y yo pienso lo mismo, ¿no estas de acuerdo?
- Si, pero es que la novia de tu hermano no me agrada mucho y no tengo ganas de compartir con ella.
- Pero Rocío esa es la idea, que compartas con ella y quizás se lleven mejor.
- Puede ser, bueno esta bien, es solo una reunión y no creo que me vaya a comer.
- No te preocupes yo se que todo saldrá bien.
- Eso espero – respondió Rocío esbozando una sonrisa.

Llegaron los cuatro jóvenes a la reunión, se saludaron y comenzaron un dialogo que al principio pareció muy desganado, pero que fue tomando forma con el pasar de los minutos.

- Y tu Ximena ¿que haces? – pregunto Carlos
- Yo estudio medicina – respondió Ximena.
- Medicina que bien, a mí siempre me gusto esa carrera – repuso Carlos.
- Y por que no estudiaste – agrego Ximena.
- Bueno en ese tiempo tuve otros problemas, pero para que vamos a hablar de cosas tristes – señaló Carlos.
- Hace calor, Rocío ¿por que no me acompañas a comprar unos helados? – propuso Miguel.
- Está bien – respondió Rocío algo extrañada por la proposición de Miguel.

Ambos jóvenes caminaron hacia un negocio que quedaba a un par de cuadras de distancia. Mientras se alejaban, Carlos y Ximena se miraban extrañados sin pronunciar una palabra.
Roció y Miguel iniciaron un intimo dialogo mientras caminaban.

- ¿Por qué me pediste a mi que te acompañara? – pregunto Rocío mirando fijamente a Miguel.
- Porque quería hablar contigo.
- ¿Y de que?
- De lo que siento por ti – señalo Miguel deteniéndose y tomando la mano de Rocío.
- ¿De que estas hablando Miguel?, no me gustan estas bromas – respondió Rocío muy nerviosa.
- Estoy hablando de que no dejo de pensar en ti, debo reconocer que la primera vez que te vi., me pareciste muy hermosa, pero cuando regrese hace unos días, sentí algo que jamás me había pasado, pero no me atreví a decírtelo.
- Pero miguel ¿y tu novia?
- No quiero hablar de ella, en este momento solo quiero saber si tu sientes lo mismo que yo.
- Claro que si, te queda alguna duda de que te amo con toda el alma, si cuando te vi con Ximena creí que moriría en ese mismo momento.

En ese momento Miguel no dijo una palabra mas, se acerco rápidamente a Rocío y la beso, Rocío jamás había sentido esa sensación, era un hormigueo que le recorría el cuerpo sin que ella pudiera evitarlo, su corazón palpitaba como si estuviera corriendo una maratón, y su mente solo podía pensar en el inmenso placer que le producía estar besando al hombre que amaba, a ese hombre que la hacia sentir lo que con Carlos jamás sintió, ese era amor, amor como el de los poemas que a Rocío le encantaba leer, amor como el de los cuentos de hadas, ese tipo de amor que Rocío jamás imagino que descubriría tan solo en un beso, todo su cuerpo se estremecía y sin darse cuenta tiritaba incontrolablemente.

- Estas bien amor, estas tiritando – Pregunto Miguel, al darse cuenta del temblor que invadía a Rocío.
- Estoy bien, creo que mejor que nunca – respondió Rocío con gran alegría.
- Pero no creo que sea la primera vez que besas a alguien, debes haber besado a mi hermano muchas veces.
- Si, lo he besado, pero jamás sentí lo que me acaba de pasar, no podría explicártelo, pero siento que el corazón no me cave en el pecho, no sabes cuanto había soñado con este momento, pero esto es mucho mejor que en mis sueños.
- No necesitas explicarme lo que has sentido, yo lo he sentido también, creo que hoy he conocido el amor verdadero, y lo viví contigo.
- No quiero dejarte Miguel, quiero escapar contigo lejos de este lugar, lejos de Carlos y de todo lo que nos separa.
- Yo también quisiera escapar a tu lado, pero no es posible en este momento, por ahora debemos mantener en secreto esto que sentimos.
- No me parece Miguel, yo no quiero hacerle daño a tu hermano, pero te amo y quiero estar contigo y nadie más.
- Lo se amor mío, pero entiende mis razones, debemos encontrar el mejor momento para decírselo a Carlos.
- Y Ximena ¿Qué pasara con ella?
- Con Ximena debo tener mucho cuidado, no quiero herirla.
- Te comprendo, quizás debamos esperar, todo sea por hacer las cosas bien, y no lastimar a nadie.
- En fin, lo importante en este momento es que estemos juntos y…
- … y que ya no hay nada que ocultar entre nosotros – interviene Rocío, completando la frase iniciada por Miguel.
- Por supuesto, pero creo que es hora de que regresemos, ha pasado mucho tiempo – agrego Miguel regresando a la realidad de la que por un momento habían escapado.
- Tienes razón, volvamos – repuso Rocío.

Rocío y Miguel no podían creer lo que acababa de ocurrir, esta joven pareja solo podía pensar en el amor que sentían el uno por el otro, tanto tiempo de ocultar aquellos sentimientos que para ellos eran tan preciosos, pero tan dolorosos para Carlos y Ximena, estos últimos ya sospechaban de que algo ocurría entre Rocío y Miguel, pero querían confiar en sus respectivos novios.
Rocío y Miguel continuaron con el plan, no les contaron nada de lo sucedido a Ximena y Carlos, pero cada vez que estaban juntos les era muy difícil ocultar lo que sentían.
Decidieron verse a escondidas, procurando no levantar sospechas en Carlos y Ximena, pero luego de unos meses esta situación se volvió insostenible, comenzaron las peleas entre la pareja pues ninguno de los dos se atrevía a confesar la verdad, lo que causaba celos en ambos.
Rocío pensaba que esta situación no podía seguir así, por lo que espero el momento preciso, Carlos se comprometió a pasar por ella una tarde a su casa, sin siquiera imaginar que Rocío estaba decidida a contarle toda la verdad en aquella cita.

Carlos llego a casa de Rocío, puntual como siempre, quiso saludarla con un beso como lo hacia cada vez que se veían, pero esta vez fue diferente, Rocío giro bruscamente, evitando el beso.

- Pero Rocío, ¿que sucede? – pregunto Carlos muy sorprendido por la reacción de su novia.
- Es que tengo algo muy importante que decirte, y espero que lo tomes bien.
- De que se trata, me estas poniendo nervioso.
- Lo que pasa es que lo nuestro no esta bien, y creo que es mejor que lo dejemos hasta aquí.
- ¿Cómo, de que estas hablando?, no puedo creer que me estés diciendo esto.
- Entiéndeme Carlos yo…
- Tú nada, nosotros nos amamos, como puede ser que se acabe el amor así de repente.
- Lo que pasa es que no se me acabo de repente.
- Y entonces, eso quiere decir que todavía me amas.
- No Carlos, eso quiere decir que nunca estuve enamorada de ti, me duele mucho decirte esto porque te tengo mucho cariño.
- ¿Cariño?, Rocío a mi no me interesa tu cariño, ¿Como es eso de que nunca me has amado?
- No te pongas así.
- Por favor, ¿Cómo quieres que me ponga después de lo que me acabas de decir? Deja de dar vueltas y explícame lo que esta pasando.
- La verdad es que cuando te conocí yo ya estaba enamorada de Miguel, es por eso que nunca pude amarte como a el, pero no me atreví a decírselo, cuando me entere de que se había ido me sentí muy mal y…
- Y entonces llegue yo como premio de consuelo, no puedo creer que hayas sido capaz de hacer algo así, nunca te creí capaz.

Carlos no pudo contener las lagrimas después de escuchar la confesión de Rocío, el realmente estaba enamorado de ella y jamás imaginó que seria precisamente su hermano el que le arrebatara a la mujer que amaba.

- Perdóname Carlos yo jamás quise hacerte daño – agregó Rocío impactada por la reacción de Carlos.
- Eso me queda claro, tu solo sientes lastima por mi.
- Eso no es verdad.
- No me interesa tu verdad, ándate Rocío.
- Pero Carlos.
- Ándate ¿no me escuchaste? déjame solo.

Rocío decidió dejar a Carlos, se sentía un poco aliviada, pero algo en ella no la dejaba tranquila, de cierta forma sentía culpa por el dolor que sabia le estaba causando a Carlos, pero no podía engañarse, estaba feliz de estar con Miguel, de saber que su amor era completamente correspondido y que ya no era solo una ilusión de su enamorado corazón.
Por su parte Miguel buscaba el momento apropiado para decir a Ximena todo lo que ocurría entre el y Rocío, aunque no fue necesario, pues luego de enterarse Carlos de lo sucedido, encaró a su hermano descubriendo ante Ximena toda la verdad.
Miguel se encontraba en su casa acompañado de Ximena, cuando estrepitosamente llego Carlos, y muy alterado decidido a aclarar cuentas con su hermano, cerró la puerta de un golpe, Miguel no necesitó palabras para saber lo que ocurría.

- ¿Que sucede Carlos?, casi me matas de un susto, con ese golpe – señaló Ximena impresionada por la agresiva llegada de Carlos.
- ¿Quieres saber que me pasa?, pasa que mi hermano es un traidor, jamás imagine que fuera justo el quien me provocara semejante dolor – respondió Carlos al borde de las lagrimas.
- Habla claro por favor me estas preocupando – agregó Ximena, sospechando de lo que se trataba.
Miguel permanecía en profundo silencio, sin levantar la mirada.
- Creo que no soy yo quien tiene que darte respuestas Ximena, si tienes dudas debes aclararlas con Miguel y no conmigo, no me siento en condiciones de hablar en este momento – señaló Carlos retirándose de la casa.
- ¿Qué esta pasando Miguel?, tu hermano no se ve nada bien, ¿Por qué te trata de traidor?
- No esperaba que te enteraras de esta forma, pero ya es así, lo que sucede es que estoy enamorado de Rocío.
- ¿Cómo? Miguel supongo que no hablas en serio.
- Si Ximena, es la verdad, no te lo había dicho por miedo a tu reacción.
- Pero que te has creído Miguel, crees que puedes traerme a tu casa, presentarme a tu familia, luego hacerme esto y aquí no a pasado nada.
- Ximena yo no planeé todo esto…
- ¿Qué?, no busques excusas que nada justifica lo que nos has hecho a tu hermano y a mi.
- No trato de justificar nada solo quiero explicarte lo que pasa.
- No soy tonta Miguel, entiendo todo perfectamente, y te voy a decir una cosa, yo no voy a llorar como lo hace tu hermano, yo voy a hacer algo al respecto.

En ese momento Ximena se retira muy exaltada de la casa de su hasta entonces novio, Miguel la observa sin decir una palabra, sin imaginar de lo que era capaz la mujer que tuvo a su lado durante mucho tiempo.
Aquella tarde Ximena recorrió las calles de la ciudad tratando de pensar como hacer para que Miguel y Rocío pagaran por la humillación que le habían hecho sentir.
Ximena era una mujer muy caprichosa y no estaba acostumbrada a que la gente no hiciera lo que ella deseaba, por este motivo se propuso vengarse sin medir consecuencias, con tal de alcanzar su objetivo, pero debía ser cauta, ella no llevaría a cabo una venganza mediocre, tenia que ser algo brillante.
Pensó en fingir un embarazo, pero eso no era suficiente y además si se descubría la mentira no quedaría bien parada, y al fin y al cabo no era ella quien debía ser juzgada sino Rocío y el traidor de su novio.
Entonces que podría hacer debía ser algo que los separara y que además les causara un dolor adicional. Ximena no se dio cuenta en que momento su venganza paso de ser un simple capricho a una descabellada idea que la mantenía al borde de la obsesión, por lo que decidió marcharse de la ciudad hasta tener su plan listo para ser ejecutado.
Por su parte Rocío y Miguel seguían viéndose, y ambos se sentían mucho más tranquilos de no tener que esconder lo que sentían el uno por el otro, Miguel comento a Rocío lo dicho por Ximena cuando se entero de la verdad, pues le inquietaba la seguridad con que su ex novia lo había amenazado.

- Pero en definitiva que te dijo Miguel - preguntó Rocío quien se preocupo por el comentario de Miguel.
- Me dijo que ella haría algo al respecto, que no lloraría como lo hacia Carlos, realmente no se a que se refería.
- Me preocupa lo que te dijo, la verdad es que me asusta un poco.
- A mi también Rocío, yo la conozco y siempre consigue lo que quiere, la verdad es que no se como pude ponerme de novio con ella, si no lo hubiera hecho nada de esto estaría pasando.
- No te atormentes con eso mi amor, a estas alturas eso no importa, pero dime ¿La crees capas de hacernos daño?
- La verdad es que me cuesta creer que trate hacernos daño, quizás solo intente separarnos, debemos estar prevenidos.
- Por eso no te preocupes amor esperé tanto tiempo para estar contigo, que ahora no permitiré que nadie nos separe.
- Me alegra escucharte decir eso mi amor.

Luego de esta conversación Miguel se quedo mucho mas tranquilo pues sentía que el y Rocío estaban mas unidos que nunca, y además mucho mas tranquilos luego de enterarse de que Ximena ya no estaba en la ciudad.
Carlos desde que se entero de la relación que mantenía su hermano con Rocío su ex novia, no podía estar tranquilo, no sentía ganas de hacer nada, y no dirigía palabra alguna a su hermano Miguel, lo que cada día se le hacia mas complicado ya que vivían en la misma casa.
Pasaron los meses, Miguel y Rocío seguían juntos sin que nada pudiera separarlos como ambos lo habían prometido. Carlos por su parte continuo su vida sin poder perdonar la traición de la que había sido victima, pero no tenia el valor para cobrar venganza, hasta que un día recibió un extraño llamado en el que le decían que asistiera a una cena un conocido restaurante de la ciudad. Carlos sin tener nada que perder concurrió a la cita sin imaginar a quien encontraría esperándolo en aquella velada.
Sentada en una mesa se encontraba la que alguna vez fue su cuñada, Ximena, Carlos asombrado por la presencia de aquella joven que parecía haberse esfumado por mucho tiempo. Se acerco a ella, con muchas preguntas por hacerle.

- Hola Ximena, no esperaba encontrarte aquí – señalo Carlos sentándose junto a la joven.
- Hola Carlos, debes estar preguntándote para que te cité aquí, vamos al grano, no quiero que nadie me vea – repuso Ximena, quien parecía muy preocupada por que nadie notara su presencia.
- Pero por que no quieres que nadie te vea, me estas preocupando.
- Tu no te preocupes, vengo a proponerte algo y no quiero un no por respuesta.
- Pero ¿que puedes proponerme tú a mí?
- Quiero hacer justicia, no podemos permitir que Miguel y Rocío sean tan felices a costa de nuestra humillación.
- Pero de que estas hablando, ¿Qué pretendes hacer?
- Ya te dije, quiero justicia, y tu me tienes que ayudar, no puedo hacerlo sola, pues nadie debe enterarse de que volví.
- Me estas asustando, que quieres hacer.
- Te lo explicare muy claramente, pero primero debes responder si me ayudaras.
- No lo creo, yo estoy tratando de olvidar todo lo que paso, esa situación fue muy dolorosa para mí.
- Esta bien no te obligare a nada, pero solo te pediré que no le menciones a nadie que me viste, si no vas a ayudarme no te interpongas en mi camino.

En ese momento Ximena toma sus cosas para retirarse del lugar, Carlos estaba muy intrigado por ese supuesto plan que había creado Ximena y del cual le invitaba a participar, lo dudo por un momento, pero en aquel encuentro había revivido todo el dolor que le producía la relación que mantenían su hermano y Rocío. Siguiendo sus impulsos, Carlos salio del lugar tratando de alcanzar a Ximena, pero no corrió demasiado, pues ella se encontraba en las afueras del restaurante.

- Ximena, pensé que ya te habías ido – dijo Carlos sorprendido por encontrar a Ximena aparentemente esperándolo.
- Sabia que te arrepentirías de tu decisión, pero no quise presionarte.
- Esta bien, explícame de que se trata todo esto.
- Mira Carlos, tu solo debes encargarte de enamorar a Rocío nuevamente y yo me encargare del resto.
- Pero Ximena, no sabes le daño que me causaría eso.
- Por favor, no es hora de ponerse melancólico, ya es suficiente de tus lloriqueos, es tiempo de que hagas algo.
- Tienes razón, tendré que ser fuerte, cuenta conmigo para lo que quieras.
- Perfecto, ya sabes lo que tienes que hacer, y sobra decir que nadie debe saber de mi presencia en este sitio.
- Por supuesto, por eso no debes preocuparte, deja todo en mis manos.

Y así, sin darse cuenta, Carlos ya estaba dentro de aquel plan del que no poseía mayor información, pero el encuentro con Ximena, despertó en el las ansias de venganza que había tratado de contener por tanto tiempo.
Ximena tenía todo perfectamente calculado, todo debía estar bajo su control para poder llevar a cabo su plan con éxito.
Carlos por su parte, se propuso ser fuerte y hacer lo que Ximena le pedía, decidió volver a la iglesia, pues había dejado de asistir, para no tener que ver a Rocío, y en este momento verla era lo que deseaba.
Al día siguiente de su encuentro con Ximena Carlos regreso a la iglesia, todos en ella lo recibieron con gran cariño, y nadie quiso hacer ningún comentario con respecto a lo sucedido con Rocío y Miguel. Efectivamente Rocío se encontraba en la iglesia, y también se cerco a saludar a Carlos.

- Hola Carlos, me alegra verte por aquí nuevamente – dijo Rocío, aunque se sentía algo incomoda por la presencia de Carlos.
- Hola Rocío, a mi también me alegra verte, ¿como has estado?
- Muy bien, ¿y tu?
- Si, se puede decir que bien, sabes me gustaría que volviéramos a ser amigos, como antes, ¿Qué opinas?
- Si, no creo que haya inconveniente, pero eso nos llevara tiempo.
- No te preocupes por eso, tengo todo el tiempo del mundo, lo más importante es dejar atrás los rencores.
- Tienes razón, debemos intentarlo.

Carlos ya tenia en marcha su parte del plan, había hablado con Rocío y ella estaba dispuesta a rehacer su amistad con el, ahora solo quedaba esperar, el tiempo haría que se recuperara la confianza entre ambos.
Rocío no sospecho ni por un momento las intenciones de Carlos, a ella se le hacia difícil recomponer aquella mistad, pues le traía muchos recuerdos, pero pensaba que quizás era tiempo de olvidar todo lo sucedido y comenzar de nuevo, no quiso comentar con Miguel la conversación que mantuvo con Carlos, quería esperar el momento indicado para hacerlo.
Carlos y Ximena siguieron en contacto, ella seguía esperando el momento preciso para su aparición, no podía dar un paso en falso, y mientras tanto Carlos le informaba de todo lo que ocurría con Miguel y Rocío.
Paso el tiempo, Rocío y Carlos solo se veían en la iglesia, pero el tiempo que pasaban juntos era suficiente para que Carlos recuperar completamente la confianza de la inocente Rocío. Solo un poco mas y todo volvería a ser como antes.
Como cada tarde Miguel paso por Rocío a su casa, y ella aprovecho ese momento para contarle de su reencuentro con Carlos.

- Sabes amor, tengo algo que decirte y se que te alegrará muchísimo – señaló Rocío, muy entusiasmada.
- ¿Si?, ¿de que se trata?
- Se trata de Carlos, volvió a la iglesia, ¿lo sabias?
- Si me lo había comentado, y que pasa con eso, ¿lo has visto?
- No solo eso, me pidió que moviéramos a ser amigos y yo acepte, ¿Qué te parece?
- Me parece bien, pero me extraña un poco, Carlos no es de olvidar tan pronto las cosas.
- No seas mal pensado, el solo quiere dejar atrás todo lo sucedido, y yo estoy de acuerdo con eso.
- Yo también, no creas que no, pero conozco a mi hermano y no puedo evitar extrañarme.
- Nunca espere escuchar eso de ti, yo también conozco a Carlos.
- Se perfectamente que lo conoces, eso no lo olvido ni por un momento.
- Es suficiente, solo pensé que te alegraría saber que las cosa están mejorando poco a poco, pero ya veo que no es así.
- Entonces ahora te iras y escaparas como estas acostumbrada, ¿Cuándo comenzaras a enfrentar las cosas? – agrego Miguel, algo enfadado.
- Lo lamento, pero soy así, quizás deberías pensar si quieres estar con una persona que huye de todos sus problemas.

Rocío echó a correr sin mirar atrás, con sus ojos empapados en lagrimas, pues en ningún momento imagino que seria Carlos quien nuevamente la separar de Miguel, pero esta vez no lo culpaba, pues ella creía en sus buenas intenciones, sentía rabia por la actitud de Miguel, ella lo amaba, no podía evitarlo, pero detestaba que el nunca le diera la razón. Era la primera vez que Rocío y Miguel peleaban de esta manera, la joven lloró mucho aquella tarde, se sentó en una plaza solo a pensar en todo lo ocurrido, se cuestiono muchas cosas, si estaba haciendo lo correcto, si quizás Miguel una vez mas tenia la razón, pero no dio pie atrás, estaba convencida de que su amistad con Carlos debía continuar como hasta ahora. En ese momento, y sin que ella lo esperara, Carlos se sentó a su lado, no hizo preguntas, solo la abrazo y la acaricio muy tiernamente, Rocío sintió esa protección que siempre le había brindado Carlos no fue capas de decir una palabra solo podía llorar.
Cuando estuvo más tranquila le contó a Carlos lo sucedido con Miguel.
- No te preocupes Rocío, quizás a Miguel le lleve tiempo aceptar nuestra amistad, pero yo sé que lo entenderá – dijo Carlos tratando de tranquilizar a Rocío.
- Espero que así sea, no me gusta pelear con el.
- Yo siempre estaré a tu lado cuando me necesites, nunca te olvides de eso.

Carlos aprovecho la tristeza de Rocío para acercarse a ella y besarla, la joven no puso resistencia, se sentía muy sola, y en el fondo extrañaba la seguridad que le daba Carlos, estaba muy confundida por todo lo que le estaba pasando.
Carlos creyó que ya era el momento de declararse nuevamente a Rocío, y así lo hizo.

- Con este beso me he dado cuenta de que aun te amo Rocío – dijo Carlos, nervioso por la reacción de Rocío.
- Carlos no malinterpretes las cosas, ese beso no debió pasar, no quiero que la historia se repita.
- Es que no tiene que repetirse, yo no soy Miguel, tu sabes que no seria capas de hacerte daño, mi hermano te hace sufrir, ¿por que no me das una oportunidad?
- No hay oportunidades, somos amigos, y Miguel es mi novio no puedo hacerle esto.
- No pienses en Miguel, piensa en lo que sentiste cuando te besé, eso es lo que importa.
- Por favor, dejemos esto así.
- Está bien, dejémoslo así, no voy a presionarte, sola te darás cuenta de que nadie te amara como yo.

Las peleas entre Rocío y Miguel continuaron, y se hacían cada vez mas frecuentes, Carlos aprovechaba esos momentos para seducir a Rocío, y sin darse cuenta, comenzaron una secreta relación.
Miguel sentía que las cosas no eran como antes en su relación, pero no se atrevía a dudar de Rocío.
El plan de Ximena marchaba sobre ruedas, estaba a punto de separar a Rocío de Miguel y ya era hora de hacer su aparición.
Al cumplirse un año del suceso que provoco la partida de Ximena, esta decidió regresar, llamo a Carlos para que prepara su llegada, el debía esperarla junto a Miguel y Rocío en la estación de trenes. Carlos los citó a ambos para que asistieran a la estación en el día y la hora indicada por Ximena los jóvenes asistieron a la cita sin saber de que se trataba, y decidieron esperar sin hacer preguntas.
A las cinco en punto de la tarde, bajaba de un tren Ximena, algo cambiada, un poco mas subida de peso, pero eso no fue lo que atrajo las miradas de los tres jóvenes que esperaba en la estación, lo que realmente les sorprendió fue que Ximena no venia sola, traía en sus brazos un pequeño bebe de unos tres meses aproximadamente.
Carlos se acerco a saludarla, algo sorprendido pues no sabia nada del bebé.

- ¿Cómo has estado Ximena?, ¿De quien es este pequeño bebé? - pregunto Carlos, para romper el hielo.
- Este bebé es tu sobrino, Miguel ¿No quieres conocer a tu hijo? - agregó Ximena, sin quitarle los ojos de encima a Miguel.
- ¿De que estas hablando Ximena?, este niño no puede ser mi hijo - Repuso Miguel muy asombrado.
- Por que dices eso, sabes bien que este niño si puede ser tu hijo, no necesitas que te lo explique.
Rocío y Carlos permanecían en silencio presenciando la escena, hasta que Ximena hizo un guiño a Carlos para que se retiraran del lugar.
- Vamos Rocío, creo que Miguel y Ximena tiene mucho de que hablar – Dijo Carlos a Rocío tomándola de la mano para salir.
Rocío no fue capaz de pronunciar una palabra, nuevamente sentía aquella sensación de angustia que no la dejaba reaccionar. Salieron de la estación, Carlos no le dijo nada quería dejarla meditar sobre lo ocurrido, para luego proponerle que rehicieran su noviazgo.
Mientras Ximena y miguel seguían con su conversación, tratando de aclarar aquella confusa situación.

- Ximena no entiendo nada, explícame por favor lo que esta pasando – señaló Miguel muy angustiado.
- ¿Que quieres que te explique?, tenemos un hijo del cual debes hacerte cargo, no pretenderás dejarme sola en este momento.
- Pero si es mi hijo, ¿Por qué te fuiste y no me lo dijiste?
- ¿Te parece poco lo que hiciste? En ese momento no podía pensar en nada, yo no quería tener este niño, pero el no tiene la culpa de nada.
- Entiéndeme por favor, ha pasado un año de todo eso y nunca imagine que teníamos un hijo.
- Mira Miguel yo no quiero mas culpas, solo quiero que empecemos de cero, por nuestro hijo.
- Pero Ximena yo estoy con Rocío.
- Eso ya no me interesa, ahora debes hacerte responsable, yo no puedo sola con todo esto.

En vista de todo lo ocurrido, Miguel decidió hacerse cargo de su responsabilidad, le costo, pero se convenció de que aquel niño era su hijo, y que merecía tener una familia. Debió terminar con Rocío ella lo entendió y no puso problemas, aunque ambos sentían un inmenso dolor por tener que separase, pues a pesar de sus problemas aun se amaban como el primer día.
Carlos le propuso a Rocío que volvieran a ser novios, ella le pidió tiempo para pensarlo, pero al cabo de unos días ya eran novios nuevamente.
La vida de estos jóvenes cambio radicalmente, Miguel dejo sus estudios universitarios para dedicarse por completo al trabajo, debía mantener a su esposa y a su hijo, al enterarse de la relación de su hermano y Rocío, se sintió muy mal, pero no se atrevió a hacer ningún comentario, pues sabia que el no podría hacer feliz a Rocío y quizás Carlos si podría darle la estabilidad que ella necesitaba.
Ximena se había salido con la suya, separo a Rocío de Miguel, y consiguió que este se hiciera cargo de su hijo. Carlos trato de averiguar si era verdad que aquel niño era su sobrino, pero Ximena jamás quiso referirse al tema.
Con el tiempo, Carlos le propuso a Rocío que se casaran, ella sabia que nunca volvería a amar como amo a Miguel, y en el fondo necesitaba que alguien le diera seguridad, y sabia que Carlos era la persona indicada, por ese motivo acepto la propuesta, y al cabo de unos meses ya eran marido y mujer. Carlos jamás quiso hacerle daño a Rocío, para el era suficiente con haberla separado de el amor de su vida. Pronto Rocío quedo embarazada, ella y Carlos tuvieron una hermosa niña, ahora la felicidad era completa para Carlos, no así para Rocío, ella amaba a su hija con toda el alma, pero no podía ser feliz sabiendo que el hombre con el que dormía todas las noches no le provocaba sentimiento alguno, despertar a su lado era para ella un triste suceso, pero ya nada podía hacer, su vida había cambiado, ya no era una niña.
Pasaron los años y los hijos de Miguel y Rocío crecieron rápidamente, ambas familias siempre estaban unidas, sus hijos crecieron juntos, de niños siempre fueron muy amigos.
Camila, la hija de Rocío, era una preciosa joven, muy parecida físicamente a su madre, pero totalmente contraria a ella en cuanto a la personalidad, esta joven era muy extrovertida y poseía toda la decisión que a su madre siempre le había faltado, a Rocío le encantaba que su hija fuera así, pues siempre había deseado que Camila no heredara de ella la timidez que tantos problemas le trajo en su juventud.
Javier, el hijo de Miguel era un muchacho normal, no se parecía mucho a su padre, era mas bien parecido a Ximena, aunque un poco menos arrogante que ella, muy sensible y un tanto retraído.
Desde niños ambos jóvenes fueron como hermanos, sus padres jamás dejaron que ellos se enteraran de los problemas que habían existido en el pasado. Entre ellos había mucha confianza, Javier estaba al tanto de todos los novios de Camila, quien a diferencia de su madre llevaba la delantera en las cosas del corazón. A su vez Camila le ayudaba a Javier en este tema, pues el era un poco mas tímido al momento de acercarse a una muchacha.
Camila era radiante, poesía una belleza que deslumbraba y una personalidad avasalladora, con dichas cualidades esta joven cautivaba a quien se atravesara en su camino, la mayoría de las beses sin que ella se lo propusiera.
Javier consideraba a Camila una amiga mas que una prima, y estos sentimientos evolucionaron con el tiempo, hasta el punto de que Javier comenzó a sentirse atraído por ella, jamás pensó que esto sucedería, pues sabia que una relación entre primos era algo completamente imposible, pero no pudo controlar sus sentimientos por lo que decidió armarse de valor y contárselo a Camila.
Javier no encontraba el momento preciso para declarar su amor a Camila, pero decidió hacerlo una tarde cuando regresaran del colegio.

- ¿Que hiciste hoy en tu clase javi? – pregunto Camila como lo hacia todas las tardes.
- Lo mismo de siempre, tu sabes que yo soy un poco fome, ¿y tu que hiciste? – replico Javier continuando la conversación.
- Hoy tuve un día horrible, yo creo que el profesor de matemáticas tiene algo contra mi, porque todas las clases me hecha de la sala, no hay caso con el.
- Pero es que tu eres un poco porfiada, esa es una de las tantas cosas que me encantan de ti – agrego Javier dejando ver lo enamorado que estaba de Camila.
- Eres el primero que me dice que le encanta mi porfiades, debe ser porque me ves con ojos de primo.
- Se dice porfía prima, y déjame decirte que no siempre te veo con ojos de primo.
- Y con que ojos me ves entonces, mira que yo soy bien viva y ahora no te estoy entendiendo, ¿Por qué no me dices de una lo que me quieres decir?, así nos ahorramos la lata.
- Tienes razón, te estoy dando lata, voy a ir al grano, es que me da vergüenza decirte esto.
- Ya po javi, dale dime, yo no me voy a enojar contigo, te lo prometo.
- Es que me gustas Camila, no se como ni por que, pero me gustas.
- ¿Qué?, ¿Te volviste loco?, nosotros somos primos, eso no puede ser, si se enteran tus papas te matan.
- Todo eso ya lo se, no cesecito que me lo repitas, solo quería desahogarme, ya estaba cansado de guardar este sentimiento por tanto tiempo.
- Pero, que puedo decirte, me extraña de ti, nunca me imagine esto.
- Con eso me quedo claro que tu no sientes lo mismo por mi – dijo decepcionado Javier.
- Pues ni siquiera lo había pensado, no quiero hacerte daño, tu sabes como soy yo, tengo 15 años y una lista interminable de pololos, ¿Estas seguro de que estas enamorado de mi?
- Si Camila estoy seguro, y no me recuerdes los celos que me han causado cada uno de los pololos que has tenido.
- Mira Javier, yo creo que tenemos que dejar esto así, ya sabemos que algo entre los dos es imposible, así que para que perder nuestro tiempo, lo que yo voy hacer es buscarte una polola que te saque esas ideas raras de la cabeza.
- Para ti es todo tan facil, parece que tu no escuchaste que a la que quiero es a ti.
- Bueno perdona, tu sabes que yo también te quiero, ¿Qué quieres que haga para que me creas?- repuso Camila tratando de consolar a Javier.
- Dame un beso, con eso me conformo – contesto Javier muy ilusionado con la idea del beso.
- Bueno, un beso de primos – accedió Camila.
- No, yo quiero un beso de verdad, uno que no se me olvide nunca en la vida.
- Esta bien, un beso de verdad, total no va a ser ni el primero ni el ultimo.
- ¿Y que se hace ahora? – pregunto Javier muy nervioso.
- Ahora nos damos el beso, no me vas a decir que nunca has dado uno – replico Camila.
- La verdad es que nunca he dado un beso.
- Ya Javi, tu relájate y yo hago el resto, yo si se de estas cosas – dijo Camila con voz algo imperativa.

Camila se acerco lentamente a Javier y lo besó muy delicadamente, Javier estaba muy nervioso por la situación y no sabia que hacer, pero al sentir los dulces labios de Camila rozando los suyos todo cambio, sentía que flotaba que no existía nada a su alrededor que pudiera interrumpir ese maravilloso momento. Camila por su parte, también sintió algo especial con aquel beso, algo que no había sentido antes.
Luego de ese beso, ambos jóvenes permanecieron en silencio, como tratando de digerir ese hecho que para los dos había sido muy significativo.
Camila rompió el silencio con una risa nerviosa, contagiando de ella a Javier, quien en ese momento también comenzó a reírse.

- Se puede saber de que nos estamos riendo – pregunto entre risas Javier.
- No lo se, de lo que acabamos de hacer supongo – contesto muy nerviosa Camila, lo que era extraño en ella, pues rara ves sentía nervios por algo.
- Muchas gracias por ese beso, estoy seguro de que lo recordare toda la vida – agrego Javier.
- No me agradezcas ese beso para mi también fue muy especial.
- ¿Estas hablando en serio?, fue especial a pesar de que has dado tantos besos en tu vida.
- Tampoco he dado tantos, yo solo dije que no era el primero, y si, estoy hablando enserio, esto es especial para mí, debe ser por que eres mi primo.
- Tienes razón, estaba tan feliz que hasta me había olvidado de ese gran detalle.
- Bueno Javier, yo concedí tu deseo y ahora tu…
- Ahora yo me olvido de todo y aquí no ha pasado nada ¿cierto? – interrumpe Javier.
- No, yo iba a decir que ahora te toca concederme un deseo.
- ¿Y que es lo que quieres?
- Quiero que este beso no sea el último entre los dos.
- Que quieres decir con eso.
- Quiero decir que me encanto besarte, y que quiero seguir haciéndolo por mucho tiempo mas, que dices ¿me concedes el deseo?
- Estas completamente loca, habíamos quedado en que algo entre nosotros era imposible.
- Si, habíamos quedado en eso, pero ahí todavía no te había besado, y no me había dado cuenta de lo que siento cuando estoy contigo y eso no es cariño de primos, es amor.
- No pensé escuchar eso de ti, pero la verdad es que me haces muy feliz, entonces ahora tengo que pedirte algo muy importante.
- Que cosa, ¿Otro beso?
- No, otra cosa ¿Quieres pololear conmigo? – preguntó Javier mientras los nervios le invadían por completo.
- Tienes mucha razón en que estoy completamente loca y es por eso que mi respuesta es si.

Luego de la respuesta de Camila, estos jóvenes comenzaron una relación oculta, pues nadie podía enterarse de que existía algo más que una hermanable amistad entre ellos.
El amor de Javier y Camila, fue creciendo con el tiempo, y al cumplir un año de pololeo decidieron que querían explorar nuevas sensaciones, querían demostrarse el amor que sentían de una manera muy especial, y que nunca podrían olvidar, y sabiendo los riesgos que corrían se arriesgaron a lo que sus padres jamás se atrevieron.
Buscaron el momento indicado, se sentían completamente preparados para el paso que darían, ambos sentían mucho temor y nerviosismo, pero sin duda el amor que sentían podía más que cualquier obstáculo que se les presentara.
Una tarde luego del colegio los jóvenes llegaron a la casa de Javier, estaban muy nerviosos, pero también muy decididos.
Aquella tarde Camila y Javier descubrieron lo maravilloso que es amar a alguien y demostrar ese amor en todas sus formas, esa tarde vivieron el momento mas bello de sus vidas, un momento inolvidable para ambos, aquella tarde Camila y Javier se fundieron en un solo ser, aquella tarde hicieron el amor.
Luego de ese día todo fue distinto para esta pareja de inexpertos jóvenes, pues con dieciséis años el cuerpo y muchas dudas en la mente, ya habían dado un gran paso en su vida, ellos sentían que con todo lo que había pasado su amor se había fortalecido mucho mas y sintieron que ahora si tendrían el valor de enfrentar a sus padres y contarles toda la verdad, pues sentían que ahora nada ni nadie los podría separar.
Pasaron los días, las semanas y Camila comenzó a sentirse algo extraña pero no quiso comentarlo con nadie, pues pensó que se trataba de un simple resfrió, por lo que decidió pedirle a su madre que la llevara al medico, para que le dieran algún medicamento, pero al asistir al medico, Camila y su madre se llevaron una gran sorpresa, pues este les comunico que lo que Camila tenia no era un resfrió, sino que la joven estaba embarazada. Roció sintió que el mundo se le venia encima, su pequeña hija, a la que tanto amaba, estaba embarazada a sus cortos dieciséis años, ¿que podría hacer con un hijo a esa edad? Pero esa no era la peor noticia que Rocío recibiría ese día, pues hasta ese momento aun no se enteraba de quien era el padre de aquella pequeña criatura que crecía en el vientre de Camila. Rocío estaba muy nerviosa por lo que dejo esa importante pregunta para cuando llegaran a la casa, no podía imaginarse quien seria el hombre que había embarazado a su hija. Durante todo el camino hasta la casa ni Rocío ni Camila dijeron una palabra, ambas estaban muy impresionadas por la noticia que acababan de recibir.
Cuando llegaron a casa Carlos las estaba esperando para saber como estaba la salud de Camila, el jamás podría haberse imaginado la noticia que su esposa y su hija tenían para darle, sin duda una noticia que reabriría viejas heridas que todos se habían empeñado en ocultar.

- Hola hija ¿como te fue en el medico? – pregunto preocupado Carlos al ver la cara de angustia que tenia Camila.
- Hola papá, podría decirse que estoy bien – contesto Camila.
- Tenemos que hablar algo muy importante los tres, y tiene que ser ahora mismo, esta situación no puede esperar mas – agrego Rocío, preocupando mucho más a Carlos.
- ¿Que situación?, ¿De que estas hablando Rocío? – pregunto Carlos algo exaltado.
- El medico acaba de darnos una noticia que nadie esperaba, y va a cambiar nuestras vidas para siempre – repuso Rocío.
- ¿Que noticia?, habla claro por favor – dijo Carlos muy preocupado.
- Lo que pasa papá es que estoy embarazada, voy a tener un bebé – agrego Camila entre sollozos.
- Embarazada, pero por Dios como puede ser posible, eres solo una niña, ¿Qué vas a hacer tu con un bebé a tu edad? – dijo Carlos al borde de las lagrimas.
- No lo se, yo no me esperaba esto, perdónenme – repuso Camila, sin poder contener el llanto.
- Esta bien hija, cálmate, tanto sufrimiento no le hace bien a tu bebé, ya no hay nada mas que hacer, pues si bien los tres sabemos que hay mas opciones, no serán esas las que tomaremos – agrego Rocío abrazando a su hija.
- Rocío tiene razón, ahora solo nos queda apoyarte en todo lo que necesites, ya deja de llorar que se me parte el corazón – repuso Carlos tratando de consolar a Camila.
- Es que eso no es todo, aun no les he dicho quien es el padre de mi hijo – dijo Camila, cada vez mas afligida.
- ¿Quien es hija?, confía en tus padres – interrogo Carlos.
- Primero quiero decirles que todo lo que hice lo hice por amor, y que el padre de mi hijo ha sido el hombre que mas he amado en la vida, y el es Javier – dijo Camila armándose de valor.
- Javier, ¿Javier tu primo? – pregunto atónito Carlos.
- Si papá, mi primo – contesto Camila asustada por la reacción de su padre.
- Dios mío, eso no puede ser posible, ustedes son primos, por sus venas corre la misma sangre, Camila como pudiste ser capas de hacer eso – dijo Rocío soltando el llanto que había contenido hasta ese momento.
- Ya les dije, todo lo hice por amor, perdónenme, pero lo amo y el me ama de igual manera y se que juntos nos haremos cargo de nuestro hijo – repuso Camila.
- Claro que tendrán que hacerse cargo, es lo que corresponde – agrego Carlos.

En ese momento Rocío se retira a su habitación, todo esto había sido demasiado para ella, su hija estaba embarazada de el hijo del amor de su vida, jamás imagino que su historia con Miguel se vería reflejada en Camila y Javier, ellos aun eran unos niños, como podrían hacerse cargo de una responsabilidad tan grande como la de ser padres, en un instante muchas cosas pasaron por la mente de Rocío, pero todo la llevaba a recordar la triste historia que había vivido con Miguel, aquella historia que le había ocultado a Camila toda su vida, y que probablemente, muy pronto dejaría de ser un secreto.
Camila por su parte no podía dejar de llorar por todo lo ocurrido, no podía dejar de sentirse culpable por el sufrimiento de sus padres, pero ya nada podía hacer, lo único que deseaba era poder hablar con Javier, contarle todo lo sucedido, y enfrentar juntos todo lodo que venia.
Cuando todos estuvieron un poco más calmados, Carlos decidió llamar a su hermano Miguel para que se reunieran cuanto antes, por supuesto en compañía de Javier y Ximena, pues ninguno de ellos estaba enterado de los recientes sucesos.
Javier y sus padres acudieron rápidamente al llamado de Carlos, sin imaginar siquiera la noticia de la que se enterarían aquella tarde. Cuando llegaron a casa de Camila inmediatamente se dieron cuenta de que se trataba de algo muy serio, pues la actitud de Camila y sus padres dejaba ver la angustia que les invadía por completo.
Carlos decidió entrar de lleno en el asunto, pues pensaba que mientras mas rápido todos se enteraran de verdad, mas rápido también encontrarían una forma de afrontar todo lo que ocurría.

- Bueno Carlos, ya estamos aquí, ¿Qué es lo que tenias que informamos tan urgentemente? – pregunto Miguel, preocupado, por la expresión de angustia que tenia su hermano.
- Miren, esto no es facil para mi, pero me acabo de enterar de algo de lo que ustedes deberían estar al tanto. – señalo Carlos muy nervioso.
- Papá, por favor deja que yo les explique lo que sucede, al fin y al cabo yo soy la razón de este encuentro – interrumpe Camila, dispuesta a enfrentar a Javier y a sus padres.
- Bien sobrina, que es lo que tienes que decirnos, me estas preocupando – agrego Miguel, algo impaciente.

Javier observa atónito la escena, pues sospechaba en parte de que se trataba, la declaración de Camila. Rocío por su parte, también permanecía en profundo silencio, para ella siempre eran difíciles las reuniones familiares, pues debía encontrase con Miguel. Ximena sin embargo no parecía preocupada por la situación, pues ella se sentía muy lejana de la familia, y de Camila mucho más, por el hecho de ser hija de Rocío.
- Lo que pasa es que estoy embarazada, y Javier…, por supuesto tu eres el padre – repuso Camila dejando sin aliento a todos los presentes.
Nadie imagino que Camila daría semejante noticia de manera tan abrupta. Javier no dijo una palabra, no podía creer lo que escuchaba, sus padres se enteraban de oculta relación que mantenía con su prima, y la vez de un embarazo del ni siquiera el estaba informado.

- ¿Pero que estas diciendo muchacha?, que estés embarazada no me interesa en lo absoluto, pero que afirmes que mi hijo es el padre, eso no te lo permito – agrego Ximena lanzándose contra Camila como si quisiera darle una cachetada.
- No te atrevas, te he aguantado muchas cosas desde que te conozco, pero con mi hija no te vas a meter – respondió Rocío, tomando del brazo a Ximena y lanzándola sobre el sillón.
- Por favor vasta de esto, ya es sufriente con todo lo que esta pasando, no necesitamos más problemas, yo les voy a explicar todo – señalo Camila muy afectada por lo sucedido.
- Creo que yo también les debo una explicación, Camila y yo mantenemos una relación hace un año, pero no nos habíamos atrevido a contarles – dijo Javier acercándose a Camila.
- Pero ¿Que dices?, no te das cuenta que eso es imposible ustedes son primos, Carlos, Rocío, ¿Ustedes lo sabían? – repuso indignado Miguel.
- No hermano, nos acabamos de enterar, este par supieron ocultar muy bien su canallada – agrego Carlos refiriéndose a Javier y Camila.
- Perdóname Javier por no haber podido contarte antes de mi embarazo, tu deberías haber sido el primero en enterarte – señalo Camila abrazando a Javier.
- Esto no puede ser posible, esta niña debe estar mintiendo, no puede estar embarazada de mi hijo, nos esta manipulando, quien sabe quien será el padre de ese niño – interrumpe Ximena, sin querer ver lo que tenia ante sus ojos.
- Eso no te lo permito mamá, Camila y yo nos amamos y todo lo hemos hecho por esa razón, estoy seguro de que yo soy el padre de este bebé, y me haré cargo como corresponde – respondió Javier muy molesto por los dichos de su madre.
- Creo que no es ora de ese tipo de afirmaciones Ximena, debemos preocuparnos por lo que se viene, nuestro hijo dejo embarazada a su propia prima, eso es terrible – repuso Miguel, contrariando a su esposa.
- Eso no me preocupa, al fin y al cabo ni siquiera tienen la misma sangre – dijo indignada Ximena.
- ¿De que hablas?, ellos son primos, por supuesto que tiene la misma sangre – contesto Carlos, extrañado por la afirmación de Ximena.
- Que ya olvidaste lo que hicimos juntos hace diecisiete años Carlos, pero que memoria tan frágil – señalo Ximena con la arrogancia que le caracteriza.

Carlos estaba impactado por las declaraciones de su cuñada, en su rostro se dibujaba una expresión incontrolable de espanto, al principio el sospecho del embarazo de Ximena, pero después de tantos años se había convencido de que su hermano era realmente el padre de Javier, jamás pensó que el pasado regresaría para atormentarlo, y para destruir lo que con tanto esfuerzo había construido junto a Rocío.
-¿Qué fue lo que paso hace diecisiete años Carlos?, parece que hay algo mas de lo que nos tenemos que enterar – agrego Rocío.
- Bueno Carlos, tu mujer esta esperando una respuesta, se la das tu, o prefieres que lo haga yo – repuso Ximena.
- Tu lo harás Ximena, estoy seguro que tu conoces esa historia mejor que nadie, por que no nos informas de lo que esta pasando – dijo Miguel, intuyendo lo que sucedía.
- Muy bien, recuerdan aquella tarde en la estación hace diecisiete años, yo traía un niño en mis brazos, supuestamente de Miguel, regrese para recuperar lo que Rocío se había empeñado en quitarme, y no se imaginan quien preparo mi llegada – digo irónicamente Ximena.
- No necesitas decirlo, creo que mi hermano tuvo que ver en eso, pero dime, ¿A que te refieres con que supuestamente ese niño era mío? – pregunto Miguel.
- No te hagas el inocente Miguel, siempre dudaste de mi, y estabas en lo correcto, quizás debiste seguir tus instintos – agrego Ximena.
- ¿Quieres decir que Miguel no es mi padre?, pero mamá, ¿Por que me hiciste esto?, en ese caso mi amor con Camila no tiene inconvenientes, ¿Te das cuenta que con esa mentira hiciste mucho daño? – señalo Javier muy molesto con su made.
- Tu madre sabe eso perfectamente, es por eso que lo hizo, ella solo quería separarme de Rocío, siempre fue su objetivo, y lo logró – repuso Miguel.

Ahora todo estaba claro, se enfrentaban a una mentira tremenda, una mentira que oscureció la vida de dos jóvenes enamorados. Rocío no podía dejar de pensar en que su felicidad junto a Miguel se vio frustrada por el engaño de un hombre que le juro amor eterno frente al altar, un hombre que dormía a su lado todas las noches y que además era el padre de su hija. Miguel por su parte, no sentía desilusión, el mejor que nadie conocía a Ximena, y sabia perfectamente de lo que era capaz, nada que ella hiciera, le podría asombrar, pero no podía dejar de sentirse culpable por no haberse dado cuenta antes de lo que Ximena estaba haciendo, había perdido al amor de su vida y a estas alturas ya nada podía hacer con eso, solo le quedaba resignarse a lo que le había tocado vivir.
Camila y Javier no entendían lo que pasaba, tenían mil dudas que les asechaban, pero a la vez se sentían mucho mas aliviados al enterarse de que no existían entre ellos lazos sanguíneos, solo los unía el inmenso amor que sentían el uno por el otro.

- Pero mamá, ¿Puedes explicarme que relación había entre el tío Miguel y tu? – pregunto Camila a su madre.
- Por favor hija, ya habrá tiempo de que hablemos las dos, hay muchas cosas que tienes que saber, y seré yo quien te las diga, pero este no es el momento, solo te pido tiempo para aclarar mis sentimientos – contesto Rocío.

Luego de la respuesta de Rocío, Miguel se retiro del lugar, Ximena salio tras el, llevándose con ella a Javier. Carlos pidió perdón y lo hizo sinceramente, por lo que Rocío lo entendió y continuaron juntos, y aunque jamás volvieron a ser marido y mujer, lograron llevarse bien para darle a Camila un espacio de tranquilidad para que pudiese llevar a cabo su embarazo en un ambiente agradable.
Solo quedaba contarle toda la verdad a Camila, y así lo hicieron, para suerte de Rocío la joven lo tomo bien y comprendió que su madre solo era una victima mas de las intrigas de Ximena.
Aquella tarde la verdad salió a luz de una vez y por todas. Para la historia de Rocío y Miguel ya no había una segunda oportunidad, sus vidas habían tomado rumbos distintos, quizás el amor entre ellos simplemente debía ser un recuerdo de juventud.
Aquella tarde Ximena tomo un avión que la llevaría muy lejos de todas las mentiras que fueron la base de su vida en aquel lugar, pues sabía que el daño provocado era irreparable.
Javier deicidio quedarse junto a Miguel, pues aunque sabia que no era realmente su padre lo quería como si lo fuese, el joven no hizo preguntas sobre lo ocurrido aquella tarde, solo quería olvidar ese triste suceso, y comenzar una nueva vida sin mentiras.
La relación de Javier y Camila continuó su rumbo, pasaron los meses y Camila dio a luz a una hermosa niña a la que llamaron Rocío, como su abuela.
Camila y Javier, comprobaron que el amor verdadero no tiene limites y que a pesar de las dificultades siempre se puede salir adelante, estos jóvenes y su hija formaron una familia preciosa y a la vez le regalaron a Rocío la madre de Camila la oportunidad de nacer de nuevo en su nieta, la preciosa criatura que además de heredar su nombre heredo su belleza y su bondad.
Aunque la historia de Rocío y Miguel no tuvo el final que ellos siempre soñaron, sus hijos Camila y Javier lograron formar una hermosa familia, en la que sus padres se vieron reflejados.
Con el pasar de los años Rocío comprendió que la vida no es solo tristezas y aunque su amor con miguel no pudo ser, ambos alcanzaron la felicidad por medio de sus hijos, comprendió también que el amor trae consigo dolorosos detalles, pero que sin duda vale la pena vivirlos, tal vez para crecer, para aprender, o para renacer.

Texto agregado el 05-10-2007, y leído por 110 visitantes. (2 votos)


Lectores Opinan
05-10-2007 Muy linda historia! No cabe duda que el amor es toda una aventura!! Blan
 
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