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El Silencio del Rey

¿Cuándo te he fallado maestro?, ¿cuándo he dejado de tomarte en cuenta en las peores situaciones?, ¿cuándo maldita sea?

He temido por la lozanía de su piel y la ternura de sus manos, pero al mismo tiempo me bato contra los muros de las malas hierbas de las paredes de mi habitación. Lo hago siempre pero no logro escapar.

Te he invocado y parece que no quieres aparecer en medio de mi nada: esa estupidez llena de infelicidad y falta de lucidez. Él se ha convertido en mi nuevo mejor amigo, que me comprende y me saca de la claustrofobia existencial. No me ha dicho no cuando le grito ¡¿me ayudas?!

He escapado del rostro de la maldad, pero siento que me persigue, me ata, y me golpea... Avaricia loca para caer en un abismo de fronteras que no se unen; permanecen juntas, revueltas, parecen una y muchas a la vez, y me da miedo amigo, mucho miedo. A lo lejos te vas y vuelves, y cuando estás de regreso lo haces cada vez más fuerte, sin ningún tipo de contemplación. ¿No soy tu amigo?; hazme caso y muere con mi otro yo que está harto de las realidades ficticias. Te lloraré, te aseguro que te lloraré.

Vive con tu ángel guardián mientras el maestro te lo permita, porque por mí puedes fundirte en un pedazo de acero y ser consumida por la arquitectura aprendiz de los mozos romanos. No habrá treguas ni banderas blancas en esta guerra napoleónica; sin espadas ni armaduras pelearás ante su majestad. No cuentes con mi ayuda porque no sabré quién eres cuando me la pidas. Pero tú no quieres hacer caso; con todo eso que te digo, acudirás a mí y me suplicarás... Pobre marginal de capa negra, no sabes que es imposible vencerme, aún estando yo como estoy, sin ánimos de seguir.

Estoy hundiéndome en mi silencio, en mi amigo alienador de triunfos y fracasos; no respiro aire pero sí aromas puros... No sé de donde provienen; creo que es de un allá, de varios lugares imperfectos que llaman al llanto descubridor de esperanzas dilapidadas. Los ojos los tengo perdidos pero mi mirada sigue contigo a pesar de los inconvenientes profanos.

Silencio, que bien me haces. Eres mejor que ellos, pero no igual a ella; imposible misión para un gobernante como tú que dictas tus reglas para que nadie las siga. Las mías surgen y mueren intactas queriendo influir en la multitud que la circunda para ver si ella reacciona ante una de mis verdades.

Es hora de hacer silencio y dormir profundamente por varios años a ver qué pasa con nuestro destino bilateral de imposibles normalidades...

El Retorno del Rey

Cuando pasan días como los que pasaron, cabe preguntarse qué significa ser un héroe; ¿se trata sólo de combatir contra medio orbe y rescatar a alguien del mal...? No sé porqué nos sentimos como interrogantes; ¿sabes, cuando no te topas con respuestas...?

Tras un año impar no nos quedan dudas de que las cosas pasan por algo. ¡Nuestro vil y grandioso año a la vez! Sufrimos lo que no queríamos y tuvimos lo que quisimos. Claro que fue raro, si no lo hubiese sido, no sería vida; ¿o acaso la vida no es rara y la que es rara es nuestra vida? Pero preferimos ser anormales que infértiles.

Lo mejor siempre ocurre luego de una tormenta, lo hemos visto, vivido y sentido. Por supuesto que hay que ser fuertes, y algunas veces valientes, para aguantar la carga; pero después de todo, vale la pena.

Y lo vale porque así es vivir; es ir de aquí para allá y de allá para acá y seguir adelante, o por lo menos tratar de hacerlo... ¿¡Que hay gente que no resiste!?; sí, es cierto; pero estamos los guerreros, los luchadores, que no nos dejamos vencer por pequeñeces agigantadas.

Es algo normal que las mareas crezcan; pero ahora flotamos sobre el agua para esquivar y esquivar, llegar a lo alto y ahí, mantenernos completamente indomables y templados.
Sencillo lo básico, y nosotros no queremos tener una existencia elemental. Nuestra vida tiene que ser un más allá; no de muerte, sino de retumbes. Mentales, físicos, filosóficos, auditivos o visuales, no lo sé... pero de corazón, seguro que sí.

Que nos parta un rayo si hemos hecho mal, pero creemos que todo lo que hicimos, hacemos y haremos, en un futuro estará bien porque nadie es quien para decirte o decirles a los demás, el mal o el bien. Todo tiene una razón y lo que pudo haber sido malévolo, también puede ser honesto.

Han de temer los tiranos fugaces que suelen nacer de las malas oportunidades de algunos hombres. Han de recoger sus látigos y guardarlos en las urnas de sus vidas. Han de deslizarse por la nieve y que una tormenta los arrastre y los lleve. Hoy por hoy, los héroes, los reyes, los que fueron, son, y serán, han retornado.

La Huída del Rey

Hay personas que queriendo querer hacen cosas sin querer queriendo y dejando huellas que parecen sombras. Lo único a lo que la ciencia no le ha encontrado respuestas es a eso; pero a lo pasado, pasado y a lo presente, futuro.

Claro que existen los obstáculos y los vencedores, los amigos y los enemigos, los malos y los que no lo son. Los justos y los injustos son falsos; o mejor dicho, conceptos falsos. No sé porqué, pero me siento en misterio; no hay respuestas.

He vuelto a las minúsculas y lo peor es que quiero estar en mayúsculas; pero es complejo cuando pocos están contigo. Si tan sólo retornara al trono, aunque sea por algunos minutos... He pensado en los Bárbaros, pero sé que luego se marcharán. Por supuesto que estamos en eso y en eso estamos, pero a veces quiero mandar todo al infierno y volver de las cenizas. No sé porqué me siento incógnito.

Las prioridades son estupideces que no tiene ni principio ni fin; las personas son estupideces que no tienen ni principio ni fin; los amigos son estupideces que no tienen ni principio ni fin... Me han llamado loco, y lo estoy; no soy normal y nunca quiero serlo. Allá tú amigo mío. La infecundidad es una verdadera porquería, y por serlo es precisamente incapaz.

Nos hace falta un remate de vida que nos enseñe de una vez por todas el precio a pagar. ¿Lo humano no tiene que ser humano?, ¿lo odioso no tiene que ser odioso?, ¿lo peor no tiene que ser lo peor?. ¡Ja!, ¿qué puedo decir con respecto a eso?. No es que todo esté dicho, pero ¿qué diablos puedo yo aportar?

Las reglas se rompen; para eso se hicieron en realidad. Nada tiene un orden que cumplir; unas cosas suceden antes que otras y esas otras quedan como yo: medio relegadas pero con ganas de volver.

Se vive en una auténtica carrera en donde se vence, se pierde, se derrota y se triunfa, pero jamás se empata. Todo está en que nuestras pasiones nos someten cual dictador y el subconsciente nos traiciona para dejarnos en ridículo, o por lo menos haciéndolo.

No escapa nadie de los umbrales de la vida y de sus bofetadas salvajes. Se dejan cosas, por supuesto que se dejan; y se huye para escapar a lo que tiene razón de suceder.

Y ocurrió, lo que temíamos por años sucedió; todo se desbarató como una galleta mojada.

Eso que parecía más fuerte que un trozo de pan viejo, cayó al vació y se dio a la fuga. En su iniciación parecía difícil, pero luego de un tiempo se descubre que no hace falta; no es cuestión de estupidez, solamente de madurez. Todo parecía estar, y de pronto... MAGIA, todo es un acto de magia; una ilusión pues. La observancia fue falsa y nunca verdadera.

¡Basta!; ¡basta de tantos idiotas aprovechados!. No están jugando limpio pero parece que no lo saben; o sí, por supuesto que sí, pero quieren hacer ver cosas que no son ciertas: ilusiones.

Cuidado caes muchacho, cuidado caes; los golpes son muy duros...; te lo dice alguien que trató de huir y en el intento descubrió que todo era una ilusión... un acto de magia...

Lo Incesante del Rey

¿Por qué la molestia?, es decir ¿por qué tanto alejamiento...? ¿No crees que ya es tiempo de que terminemos de madurar y empecemos a ser otros porque nos estamos hiriendo? No me gusta cómo están las cosas, entre lo mal y lo bien; no sé a dónde acudir a contestar mis preguntas.

Los lazos se rompieron entre otros y entre nosotros, imposible; cuestionados en las andanzas libres de dictaduras comunes como la mayoría de los inservibles mozos. Básicamente se quedó así, en medio del parto, convirtiéndose en un aborto sentimentalista.

No se puede hacer nada cuando el mundo se te viene encima, cuando sientes que tu piel no te protege y dejas al aire libre la pureza del ser; quimera efímera que parte a un viaje sin regreso.

Sin objeciones me he visto ante ti, ante tu triste mirada sin verdes de esperanza; es que no puedo mentir cuando otros sí lo hacen; y es que no puedo aceptar que lo hagan supuestamente sin saber. Es importante que te conozcas para que puedas jugar bien el juego existencial, que no es que sea complejo sino demasiado tratable; la expiración de mi trance es por lo que no supe hacer y que tú lo completas para indicarme el camino hacia una meta que luce perdida y se ve lejana.

Ambos conquistamos, ambos añoramos, ambos sobrellevamos... Todo lo que nos toca es porque así lo quisimos en un tiempo no muy lejano en el cual cada uno invocaba la amargura del otro. Analicemos la óptica albergada por los sabores conmocionados; así, estaré seguro de que no es casualidad la pérdida de autonomía en los episodios sucedidos.

La ciudad de ángeles guardianes nos expulsó de su seno, pero no vamos a salir hasta que nos sintamos preparados. Todo se repitió, se hizo cíclico, pero seguimos con nosotros mismos, creyendo o no, que vamos a poder salir ilesos, aunque de verdad, yo pienso que no.

El ojo de tigre blanco y su corazón valiente azul nos conducirá al final del túnel interminable, y allí daremos las gracias a quienes no nos entendieron y nos hicieron complicado el camino de piedras filosas. Me bastaría con saber que no todo es en vano y por algo ha venido todo lo falso y lo verdadero. Salta el manantial lleno por mis lágrimas lluviosas y aborda el barco. Yo ya estoy en él, pero si quieres te doy mi puesto y yo me voy al fondo a donde nadie pueda verme.

Que avaricia tan necia que nos hizo ser mentecatos. Ya lo he dicho antes en mi vida: nadie escapa de su historia propia, de sus acontecimientos, de sus errores, de sus triunfos, de sus desgracias y de sus subjetividades. Ha sido una crónica mal contada por el señor que más manda... ha sido una novela que perdió su característico color rosa y prefirió lo oscuro... ha sido parte de una cruzada en donde han ganado los más débiles sobre los más fuertes. Pero ¿qué átomo en el mundo ha aguantado tanto como tú y yo?

Hemos sido almas de contrabando, existentes inocentes, locos de vida y cuerdos de pasiones.

Bebe de ti y ve a ver si te curas del mal que sufrimos; si eso te sucede, avísale al mundo gritando desde el fondo de tu alma novicia la fórmula secreta.

Que resbaladizos son los actos consumados siguiendo esa voz. Que canallada nos hemos hecho y lo peor es que la aceptamos sin mayor complicación.

La Indecisión del Rey

No sé si volver o quedarme aquí. Esta nueva decisión me ha costado más que las otras. ¿Es imposible sentirse bien después de haber estado bien?; me he estado haciendo esa pregunta desde hace semanas.

El vagabundo dormido ha despertado pero no ha retornado; las maniobras que trata de aplicar al sueño, no han sido del todo satisfactorias ni bien recibidas por su alma irregular. Pero ha tratado, ha hecho lo permisible por saltar la cuerda de la idiotez, ha encarnado a su propio yo, es decir al rey que llevo por dentro pero que cuya corona ha sido reventada en dos, en dos días, y soldada en medio.

No sé si sea correcto escoger cualquier camino recto; sí, derecho hasta allá, en donde se debe estar. El corazón de cuarzo escarlata, jamás visto por nadie, apareció de pronto entre mis manos y no lo pude sostener; maldito seas mineral poderoso, no te di nada pero me quitaste todo. ¿Conveniente procesión?, no sé. Cabalgar por aquellos caminos verdes, y ahora marchar por esta noche oscura no se parece a lo que imaginé, a aquel triunfo, a aquella victoria. ¿Se le llama derrota a una batalla perdida...?

No pude tallar lo que nunca dio cobijo; es algo que no es un ser humano. Eso fuiste, eso eres.

Pero está bien, estoy bien... Lo que pasa es que el contrabando se llevó algunas de mis cosas y te las dio a ti; ojalá que alguna vez en tu vida las valores. Conmigo, tú. De un valle saqué el acordeón para intentar darle música al velorio, pero no pude hacerlo unilateralmente. Ahora sencillamente te fuiste, sola y sin nadie que te llorara.

Lo ajeno se siente a veces como propio cuando está mucho en tu circulo vagabundístico de filosofías sosas; vale caer, pero también es valido resurgir. No lo llamaré regreso porque una vez retorné; lo llamo indecisión porque ahora no sé por qué camino seguir. Es difícil, no te creas... El señor que más manda habló con el Rey Midas, pero el no hizo nada porque yo ya era un caso perdido. Ahora lo que espero es hacer yo mismo el oro que valga mucho más que cualquier otro; uno que quien lo toque se queme y se espanté y se vaya a un mundo de berrinches y malas crianzas. Y no sé si incluirte.

El hecho en cuestión está en que el trono que tengo no lo puedo vender, ni regalar, ni ceder; entonces es difícil cuando te sientes cansado y con ganas de mandar todo y a todos al mismísimo infierno. Es un peso máximo en forma de plumas que no se ve pero sí te derrumba; y al más débil lo mata, lo asesina, lo fulmina. Algún día te regalaré una de esas plumas, te lo juro. O no, tal vez no. No sería capaz. O sí.

No sé con qué empezar ni con quién empezar. Quiero. Estoy consciente de que quizás es un poco contrariado el que confíen en ti después de saber lo que saben, pero creo que más importante es que quiero, claro que quiero.

Yo estoy consciente de que con marginales de mente no debo estar; tampoco con marginales de sentimientos, y mucho menos con marginales de batallas. Y es que quiero luchar contra quien sea, no me importa si mi cuerpo queda en terreno, pero mi lucha llegará a por lo menos un alma. No quiero quedarme en corazones espinados, no quiero aposentarme en pensamientos carnales, no quiero deseos profundos, solamente quiero tener... es lo único que quiero.

Contar con una mano que toque mi mano y me haga mover la espada si ya no puedo; saber que tengo una pierna que correrá por mí si me falta una de las mías; una espalda con que caer si ya la propia no se puede levantar; unos ojos de águila atentos a cualquier distracción que me pueda dejar ciego; una cabeza que me ayude a pensar en el momento de la verdad; unos oídos que no sólo me escuchen sino que también me oigan; una nariz que respire sobre mí para saber que alguien está vivo además de mí; una boca que no me hable pero que me converse y me obsequie un beso al momento de ir a pelear y al regresar de la pelea; lo único que quiero es una sola cosa dividida, y la verdad es que soy un indeciso porque no sé si la tuve, la tengo, o alguna vez la voy a poder tener.

Sólo quiero... pero simplemente no sé; no por lo que fue, sino por lo que pueda ser.

Ah, se me olvidaba, ¿se le llama derrota a una batalla perdida...?; creo que perdiendo, por fin gané.

La Resignación del Rey

Sólo pensé que con dejar pasar el tiempo me bastaría para abandonarte, pero descubro que me equivoqué por no decir cosas que guardé para mí y que eran tuyas. Debí actuar sin ser actor y tratar de que creyeran ese personaje, y no lo hice.

Es verdad que traté de hacerte creer razonamientos que nunca fueron ciertos, y que decían no solamente lo bueno que quería sino también lo que ambicionaba; y sí, me caí de la nube en la que andaba.

Los golpes no fueron agraciados al principio, y sin embargo los elegí a ellos como medio conductor para recapacitar y pensar nuevamente los actos que acontecieron; porque esos actos me embarcaron en una balsa hueca y por ahí, tenía un fácil medio de escape.

Me pregunté muchas veces si debía dejar todo y no encontré respuestas amenas en aquel entonces; era yo un niño que no supo descifrar los algoritmos del sentir, y por ser así me tropecé contigo una y otra vez. Sé que quizás ni te hayas dado cuenta del accidente, pero la parálisis de la razón se puso de manifiesto y tomó represalias en contra de nosotros. La locura fue el remedio, y un hospital psiquiátrico la salvación.

No tuve yo una propuesta para salir del rincón y mirar directamente al sol; no tuviste tú un arma para herir y no dejarme ver la claridad. La consecuencia fue el pasmo del niño y la risa de sus primos. Eso nos destruyó en poco tiempo y no pudimos dedicarnos a la elevación de nuestro circo.

Pensé que lo que nos hacia crecer eran los saltos que dábamos de un lado a otro; también creí que la suposición de nuestro ser interno era por el frío del invierno; y al final del túnel, descubrí que todo era como era porque así tenía que ser. Sin uniones ni ataduras, sin libertades ni aprisionamientos, sin lástima ni cuidados... así fue.

El mayor vestigio de vialidad fue un metraje largo, real con toques de original ficción que nos llevó a considerar pensamientos humanos cargados de reciprocidad inhumana. Era eficiente ese método colmado de mentiras y falto de sinceridad; era magnifico el hecho de creer falacias verdaderas.

Los lógicos comentarios de mi conciencia se hicieron sentir en un mundo que estaba ahogado por el silencio, y enmudecido por el exceso de líquido que solemos llamar lágrimas pero que en realidad son sentimientos sin destinos.

No somos otros, somos los mismos que siempre fuimos, pero ahora vistos desde otro lugar. Un más allá real, en donde existe la magia y el tiempo se esfuma sin ningún vestigio de reaparecer. Conscientes de todo y de nada… Seguros de nada y de todo. Tú y yo… yo y tú… Según yo, ya nada vale de nada.

Así fue que se vino el mundo ante nuestras fábricas de sueños. Así fue que el señor que más manda llenó nuestras vidas y no nos dejó tener tan sólo una ilusión compartida.

Aquí, en el mismo pero diferente lugar…
El Rey y Yo…

Texto agregado el 02-10-2007, y leído por 74 visitantes. (0 votos)


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