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Eran las 1:40, había terminado el receso del almuerzo. Gabriel agarro su abrigo, se levanto de la mesa y se despidió de sus colegas con un frió “hasta luego”, estaba apurado, tenia una reunión muy importante con ciertos empresarios extranjeros que querían negociar una posible coalición de compañías para así lanzarse al mercado internacional de la exportación de tabaco. Caminó apresuradamente, se dirigía hacia el salón de reuniones donde se debatían las mas importantes decisiones de la industria tabacalera y donde él ya se había ganado el respeto de sus colegas gracias a su gran desplante. Gabriel era conocido entre sus pares como “El señor de la palabra” y siempre se recordaba como una anécdota cuando logro persuadir al ministro de salud que la venta de tabaco se legalizaras a mayores de 16 años en vez de mayores de 18. Para Gabriel eso no era ninguna gracia, simplemente cumplía con su trabajo aunque sabia que significaba dañar la salud de pobres niños que no entendían los daños de fumar.
Eran las 1:44 y Gabriel estaba parado junto a la puerta del Salón de reuniones y la reunión no era hasta las 1:50, le quedaban 6 minutos para la reunión y no estaba en lo mas mínimo interesado en entrar antes de tiempo y tener que pasar 6 minutos hablando con viejos ricachones discutiendo de quien tenia una lancha mas grande o la esposa con mas implantes y prótesis en los senos, sabia que formaba parte de ese mundo, pero no por eso estaba de acuerdo con el y entonces pensó “¿Qué hago con estos 6 minutos?”, tenia 6 minutos de libertad y sabia que no eran fáciles de conseguir en su vida, ya había terminado de comer, ya había ido al baño y había hecho todos sus deberes, por fin tenia 6 minutos para el solo, pero, ¿Qué podía hacer con ellos?.
Metió su mano en la chaqueta y saco una cajetilla de cigarros, sabia que adentro habían toneladas de cigarros gratis pero estaba decidido a no ingresar y aprovechar estos 6 minutos, pero entonces se detuvo y entendió que fumar no era “aprovechar” el tiempo, 19 inaladas y 19 exhaladas no lo harían mas feliz, no cambiarían su vida, además sabia que se demoraba 6:51 minutos en terminar se fumar, Pero el tiempo pasaba y no lograba encontrar una forma de exprimir estos 5:50 que le quedaban de libertad. Entonces se acordó de su padre, de ese pobre hombre que le dio la vida, lo crió y siempre estuvo ahí para él y que él no había hecho nada mas que confinarlo en un apartamento y condenarlo a la soledad poco después de que su madre murió, pero no lo había hecho por maldad, simplemente a sus 25 años ya no tenia tiempo para visitar a un pobre anciano, su vida era exitosa gracias a su dedicación con el trabajo, sabia que no tenia tiempo, al menos ahora, de tener vida social, pero ahora tenia 6 minutos, que fácil seria llamarlo y decirle “ gracias papa, siempre fuiste un héroe para mi, eres un modelo a seguir y todo lo bueno que soy en esta vida es gracias a ti. Te amo”, comprendía que en 5 minutos y medio podría decírselo y que haría inmensamente feliz a su padre y que nunca es tarde para una muestra de cariño. “Cariño” pensó, y luego se acordó de Isabel, su amor, la mujer de su vida, su pitufa, su osito, su todo; la mujer mas bella del planeta, la que le dio lo mementos mas felices, y se acordó que si no fuera por su apretada agenda habría tenido tiempo para detenerla mientras se iba de su departamento con sus maletas cargadas para nunca volver, que fácil seria llamarla y decirle “Eres mi todo, eres mi ángel, te juro que te dedicare mas tiempo, mi vida sin ti no es vida, no me sirve la razón si tu no estas, no me sirven las horas si no las paso contigo” tan solo con marcar 8 dígitos en su celular escucharía su voz de nuevo y las palabras de amor saldrían con tal facilidad de su boca que podría confundirse con el mejor de los poetas. Y le tiritaba la mano a Gabriel de solo pensar en verla de nuevo y se le cristalizaban los ojos de solo acordarse de algún momento que pasaron juntos y el se acordaba de todos, auque eran miles, el sabia que tenia buena memoria para las cosas que le importaban, cosas como el fútbol, los amigos y las historias. Y así se acordó de su sueño, enseñar historia a niños y jóvenes en algún colegio, siempre sintió que su vocación era enseñar pero sabia que tampoco podía lucrar mucho con eso así que se decidió estudiar ingeniería comercial. Y ahí le surgió otra idea, sacarse la corbata botar su chaqueta, armarse de valor y entra al salón y decir “Renuncio a esta porquería de trabajo, esto no es para mi. Si quieren envenenar a los niños háganlo uds. Mismos, pero yo tengo otra vocación, enseñarle a los niños y sobre toda las cosas, enseñarles la mierda que se menten en el cuerpo cuando comprar estos asquerosos cigarrillos”. Y así pensó en varias cosas mas que podría hacer con 6 minutos hasta que finalmente miro su reloj “1:49” se dijo, y arrojo la colilla al suelo, la piso y se dijo “ vaya…supere mi tiempo” luego entro a la sala pensando “Bah… no es taaan terrible”. Nunca volvió a pensar en sus 6 minutos de reflexion.

Texto agregado el 02-09-2007, y leído por 79 visitantes. (0 votos)


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