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Tengo la terrible manía de escribir sin dejar un solo día de hacerlo, ya sé que puede caer pesado que quien encuentre estas letras…, pero, en verdad, son letras que me salen de bien adentro, o de una parte que no sé ni tengo la menor idea de donde se encuentra, y que dicen que eso se llama musa, pero no entiendo ni comprendo, cómo una cosa de esas tenga nombre femenino, y no es que sea machista, no, nada de eso, soy una persona común y corriente que le gusta decir una que otra cosa porque si no lo dice se siente recontra mal, porque es como tener cientos de kilos de plátanos en un almacén sin que sea consumido, por supuesto, llega en momento en que huele mal, a podrido, a plátano malogrado, y eso es lo que me ocurre cuando no escribo, es como si tuviera al lado mío, a una persona que dibujara sobre un plano de mi visión una seria inagotable de imágenes pasadas, futuras, actuales, es así, se los juro, debe de ser que dentro de mí hay un artista que pinta y pinta con esa pluma de la vida y me deja ciego ante la realidad que tengo delante y que no me permite apreciar la vida que está frente a mí en ese instante, es así pero qué se le va hacer cuando uno es una especie de maniático de la escritura, de contar cosas que nunca han sucedido ni sucederán, aunque esto no es tan verdad, porque una vez le conté un cuento a un amigo que venía de Suiza, y cuando terminé de contársela me dijo que eso le había ocurrido a su mejor amigo y que había salido en los diarios de hacía unos años atrás, se los juro que fue así, mi amigo no dejó hablarme por espacio de tres horas hasta que lo dejé en su hotel y vi que un amigo de él, pero no mío, que cuentan que es gay, lo venía a recoger, posiblemente para invitarlo a cenar o a contarse cosas así como mi cuento, y quizá el amigo gay también tenía otra historia que contar porque cada ser humano sobre la tierra tiene algo que decir, excepto los muertos, porque aún los minusválidos, locos, ciegos, en otras palabras, los desgraciados siempre tienen algo que contar, como aquel tipo que está totalmente contrahecho y que diariamente va a la misma tienda que yo voy cuando quiero o deseo comprarme un cigarro y me mira y me saluda así como los osos, monos, etc, pero que yo, que soy una persona hipersensible puedo sentir que desea hablarme y le entiendo y le siento y le escucho en ese idioma de gestos y manos y abrazos y besos y besos en las manos, y, se los juro, le entiendo, y entiendo que necesita sentirse amado, o, escuchado que es lo mismo que amar, porque el amor es un reflejo de la paciencia de detenerse ante esa vida en cualquiera de sus formas, como la de ese pobre hombre contrahecho y que habla y se mueve como un oso a pesar de que no tiene dedos en las manos, tan solo un muñoncito como si fuera un ombligo o un punto final de cocimiento de muñeco, o algo por el estilo y es así como lo entiendo y entiendo que me gusta escribir como ese hombre y escribo cuentos e historias que han ocurrido o van a ocurrir porque uno es también como una especie de profeta, porque uno escribe cosas que van a suceder, se los juro, como esa vez en que mi hermana estaba a por parir, y feliz de la vida me preguntó si deseaba ser el padrino, le dije que encantado, que sería todo un honor para mí, pero que antes deseaba escribirle un poema o una historia a la que le pondría un nombre hermoso, el más hermoso de todos los nombres porque yo iba a ser el padrino, y aquella misma noche me puse a escribir una historia y la escribí sin parar durante más de cinco horas, pero lo extraño de este cuento o narración, es que el niño jamás llega a nacer, es decir muere y se vuelve un angelito de esos que vuelan por todo el valle de los vivos con sus alitas como una mariposa o una libélula pero con el cuerpecillo de la Campanita, la del cuento de Peter Pan, de J. M. Barrie, aunque en verdad no era un cuento si no una obra de teatro que hizo desgraciado a quien representó dicho personaje y a su propio autor que nunca pudo tener hijos, aunque se cuenta que adoptó a tres niños sin padres que le sirvieron y mucho, aunque después todos murieron antes que el mismo autor, espero que a mí no me suceda como a Barrie, es decir, que no me salgan alas ni mis hijos se mueran antes de que nazcan, aunque aún no tengo hijos ni novia ni nada que se le parezca porque paro laborando o cuidando al perro y gato de mi madre, y también la cuido a ella que tiene mas de noventa años y se para meando y olvidando hasta de quién soy yo porque así le pasa a la gente mayor, se olvidan hasta de sí mismos, espero que eso no me pase a mí porque esto de escribir es una arma mortal, de esas que no sabes cuando y ya, ya fuiste, o eres famoso o simplemente no eres mas que uno de esos que escribe en un cuarto oscuro, lleno de libros y sin nadie mas que los pericotes quien los vea, si es que es una casa sucia, cosa que no es mi caso, en mi caso serían cucarachas, y pequeñas cucarachas, de esas que no son mas grandes de un alfiler, pero qué diablos estoy escribiendo, y qué diablos leen ustedes esto, estas letras de un maniático que no puede dejar de escribir porque es una manera de salvarse de ser una existencia normal, aunque eso de normal es algo que no es muy normal en estos tiempos, basta con ver los periódicos para darse cuenta de que todo está normalmente anormal, pues uno ve que la gente se besa entre hombres, entre mujeres, se matan entre niños, se aman entre animales y hombres, es algo espantoso que lo normal se haya convertido en algo tan extraño a lo natural de la vida como sería un bello cuento de Barrie, o mío, por qué no, pero mejor no, porque me vaya a ocurrir algo de lo profeta que pude ser o fui o seré, porque según mis hermanos yo he sido potencialmente un gran artista, un músico, y eso pude que sea verdad pues tengo la extraña costumbre de que, apenas llego a mi casa, que está ocupada por mi madre y por mí, toco el piano tal como lo hiciera Chopin en sus inicios, es decir, a oscuras, o, en otras palabras, toco mis Nocturnos, que no son nada como los de Chopin, sino simplemente notas que me gusta escuchar a oscuras, a eso de la media noche cuando medio mundo está totalmente conectado a su sagrada respiración, y algo mas que eso, porque cuando roncan es como un tornado, largo y profundo, quizá como la respiración de una ballena, no lo sé con certeza, pero no, esto no tiene nada que ver con nada, lo mío es una manía, una bella manía de escribir historias o simplemente esto, letras, letras, letras y más letras que serán devoradas o selladas en una que otra cabecilla, o conciencia, quizás la de los más brutos, o al revés, no tengo la certeza, pero, qué importa, uno lo hace desde ese lugar en donde no existe sonido ni palabra ni idioma, y, en verdad, siento que algún día cruzaré desde esta orilla hasta la otra, aún espero el puente, y supongo que no volveré jamás, ya lo verán quienes recuerden esto que una vez en una noche especial, volví a escribir sin saber cuando parar, como una bella manía …


San isidro, agosto de 2007

Texto agregado el 03-08-2007, y leído por 382 visitantes. (1 voto)


Lectores Opinan
04-08-2007 letras, letras y letras sin nada concreto que decir, pero una mania bella. eldiablox31
 
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