De repente estaba derrumbado en un lugar extraño, rodeado de soledad y tristeza, lleno de humedad en el pasto por tanto llanto derramado.
En contacto estaba con la naturaleza, sentí frío, mis extremidades congeladas estaban, parecían tener escarcha y estar atascadas al árbol que me acogía.
Yo tan sólo quería entender el entorno en el cual vivía, pero no podía, tenía miedo de levantar la mirada, de no encontrar algo grato para mi vista, pero por fin me sentía tranquilo y con paz.
Lograba comprender, conocer y experimentar lo que el silencio es, lo podía oler, saborear, escuchar, era algo que había querido conocer toda mi vida pero nunca logre encontrarlo.
Disfrutaba los ligeros vientos que rosaban mi rostro acompañados de una fresca y deliciosa briza acabada de nacer.
Todo era contradictorio en mí ser, la taciturna atmosfera me sembraba una ansiedad o preocupación.
¿Pero de qué? ¿Olvide algo?... ¡Olvide todo! no sé ni quién soy, no sé qué hago en este sitio, pero feliz estoy y no quiero renunciar a esto.

Después de algún rato decidí el rostro alzar.
Vi solamente la neblina muy espesa y las sombras de árboles con ramas sin hojas y un rayo que trataba de iluminar el momento…
…Repentinamente en mi memoria destellaban imágenes confusas de recuerdos, tal vez, pero perturbador era ver esos pedazos de visiones.

Unos días, horas o minutos después, no sé cuanto pasó porque para mí estar ahí me hacía perder cualquier interés, sólo quería disfrutar esto y saborearlo completamente.

Y de nuevo momentos pasaban en mi mente sólo veía sangre y llanto, alcance a escuchar unos murmullos que decían:
-“no te preocupes estaré bien, te amo, no me olvides por favor, muero feliz”
-“¡¡¡nooo!!!”

Y por fin lo entendí todo, me levante rápidamente y pude ver que al fin, lo que había esperado toda mi vida estaba ocurriendo. Siempre tuve que caminar pero desde ese momento volar ya podía