Leo poesía y escucho tu ronroneo.
Cada verso es una imagen ya distante.
Leo entre líneas,
o tal vez desde el principio.
Leo nuestros nombres,
que emergen sobre la tierra.
Leo a sorbos el café de tu poesía,
su textura es granosa e imperfecta.
Leo en tus ojos la eterna despedida,
leo en tus pechos tu frágil existencia.
Sacudí mi frente,
sucumbió la espera.
Recordé que leo poesía.
Leo tu risa, escucho tus rezos.
Leo tu mirada que calla y cesa.
Leo poesía sobre la acera,
eres pálida, eres mujer,
sabes a tierra.
Leo tu cosmos,
la miel eres abeja.
Leo en el poema nuestro amor que se fermenta.