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Inicio / Cuenteros Locales / curiche / Con tu puedo...cap 57: Yo gané más que todos ustedes

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Yo gané más que todos ustedes


Ese gallo que canta
No tiene dueño
No es tuyo ni mío ni del vecino
Es el gallo que canta
Nuestro destino.

(Richard Rojas)

A la orden del sargento, los soldados se formaron en columna de marcha y se retiraron marchando, las ametralladoras quedaron en el andén ya que aún quedaba la reunión de las cinco de la tarde. Los mineros y sus familias esperaron a que Alamiro se les uniera y también se retiraron marchando.

—¡Viva Alamiro Araya! –Grita una mujer
—¡Viva! –Corea la multitud-

El telegrafista, aprovechando un descuido de los militares, envía un telegrama para Luis Emilio “ Alamiro recién acaba de informar que la huelga ha concluido con un reajuste de un diez por ciento y todas las otras conquistas, a las cinco de la tarde se firmará el acta de acuerdo, firma Epifanio Rojas”

En el periódico obrero, se crea una atmósfera de alegría, se espera a que se firme el acuerdo para informarlo a todas las oficinas y a la capital. El temor creado con la matanza de la Escuela ha quedado en el camino. La organización proletaria se ha fortalecido. Si bien el partido obrero jugó un papel de primer orden, el triunfo se debe en mayor medida a las características y conducta del joven Alamiro, quien ha demostrado con el ejemplo de que era posible.

En el teatro está reunido todo el mundo, quieren saber cómo fue la cosa. Los delegados piden que se aguarde a las cinco de la tarde, después de acabada la reunión se realizará la asamblea.

A la una llega Lastenia y otras mujeres con una olla con porotos, sirven un plato a Alamiro, quien por primera vez almuerza con calma. Luego de comer, pide a los que le rodean que le permitan dormir hasta las cuatro, desde que se inició la huelga no ha dormido con tranquilidad.
Francisco, lo saca por un costado y le lleva a la casa que comparte con Lastenia, le facilita la cama y le deja para que descanse. Mariana y los compañeros que lo han protegido son los únicos que saben donde está.

Juvencio mira la sala y anota en su libreta, luego traza líneas con nombres. Juvencio ha vuelto a ser el director del teatro y la sala hay que limpiarla, dejarla tal como estaba cuando se inició el movimiento.

Mama Rosalba, parece que el amor finalmente llegó a mi puerta ¿Por qué un hombre tan diferente, del otro lado de la escala social? Hoy no lo volveré a ver. Más tarde con la mejor cara de inocencia y patrona voy a pedir que lo destinen al servicio de la casa. Iré a Iquique, me comunicaré con los abogados. Debo hacer todo con calma o, Fernando se dará cuenta que lo abandonaré. Mama linda, me siento plena y feliz ¿Qué pensará Ernesto?

—No le dimos lo que pedían estos cabrones –habla en voz alta Fernando- tres semanas sin producir, ese Alamiro me las va a pagar todas juntas, no conoce la chicha con la que se fue a curar. Viera, ve manera de que el acta sea favorable a nosotros.
—Sí hombre, mira con calma las cosas. Pareciera que él único que acertó es el capitán, que el regreso al trabajo es su obra. Lo dudo, Araya no es un hombre común y corriente, de cualquier manera no lo tendremos mucho tiempo con nosotros, sea por lo que quieres hacer o porque se irá. Si hubiésemos ofrecido ese diez por ciento antes, antes se hubiera acabado todo. ¿Entonces quien ganó? Voy a preparar el documento.

Estela, mujer, me mirabas sin entender, no nos conoces, eso es todo. No quieras entender este mundo, no es el de las empleadas que tienes en casa. No comprendes que nosotros veamos la vida de otra manera a como lo hacen ustedes, que la gente tiene un valor diferente y por ello Alamiro tiene tanta gente que lo protege. Tampoco comprendo tu mundo, me gustas mucho, creo que me estoy enamorando y eso es peligroso. ¿Qué va a pasar mañana conmigo? Estela has hecho que Mireya haya perdido importancia para mí. Te la jugaste por nosotros, eso te hace diferente y te lo harán pagar.

Luego de almorzar. Gómez se dirigió a la oficina del telégrafo solicitando al operador que envíe un telegrama con carácter de URGENTE a Antofagasta: Señor González, la huelga ha terminado. ruego a usted terminar el trabajo en el menor tiempo posible. A partir de mañana se reactivarán las condiciones de salida del material. Atte F. Gómez.
Luego conversó con el jefe de los guardias y regresó a su casa a conocer el documento antes de que lo leyeran los obreros.

¿Y ahora qué? –medita entre sueños Alamiro- Era posible ganar la batalla, fue lo esencial. Unidad y disciplina. La solidaridad de las otras oficinas, de Don Luis y los del periódico también fueron importantes, sin esas cosas habría sido imposible triunfar. Los compañeros del partido de Don Luis mantuvieron todo organizado. El capitán, fue poco inteligente, debe haber pensado que estaba hablando a sus soldados en el cuartel. No son menos de veinte los compañeros que combatieron en la guerra, eso lo descolocó. Doña Estela también nos ayudó, no lo puedo decir a todo el mundo, pero, le haré llegar mi agradecimiento. Mañana limpiaremos y pasado a trabajar, tendré que cuidarme de Gómez, buscará alguna forma de revancha. En la asamblea de la noche anunciaré el casamiento con Mariana.

Bordeando las cuatro de la tarde Efraín recibió un telegrama diciéndole: Tu madre se encuentra mal de salud. agoniza. imperioso viajes pronto. Firma tu tío.

—Niñitos, mi madre está grave, viajaré lueguito a Antofagasta.
—Juntos llegamos, juntos nos iremos, digo yo. –habla el más joven.
—Si, pueh, en cuanto abran la oficina de la administración nos liquidamos y nos vamos – dice otro, que juega con un mazo de naipe.
—Entonces hay que tener preparadas todas las pilchas.

Los mineros están alegres. Las mujeres que enviaron a sus hijos a Iquique y otros pueblos, piensan en mandarlos a buscar.
Cuatro mujeres que han cocinado en la olla común, recorren la plaza.

—Clotilde, mira.
—¿Qué te ocurre niña?
—Mira el pimiento aquel, tiene brotes nuevos.
—Bendita coincidencia niña –habla Doña Ernestina- brotar hoy día.

A las cuatro de la tarde. Francisco entró en su casa y despertó a Alamiro, el joven se bañó y se vistió como si fuese a la Filarmónica, fue a la sala a esperar a sus dos compañeros y los tres caminaron hasta la oficina de la administración.

—Compañeros –dice Alamiro- hay que leer con mucho cuidado antes de firmar, cualquier duda nos consultamos y hacemos que se corrija, sería desastroso que nos metan el dedo en la boca.

Una cincuentena de personas acompaña a los dirigentes hasta la administración. Se quedan en las cercanías a la espera del resultado. Hay confianza, se sacan cuentas. Los cepos fueron arrancados de su lugar y convertidos en leña para la olla común.

—Buenas tardes –dice el capitán- espero no haya mayores dificultades para firmar.
—Si el acta está bien, en menos de cinco minutos lo firmamos–responde Alamiro-.

El abogado Viera, entrega una copia a cada parte. En la sala contigua una secretaria espera lista para entrar y escribir lo que sea necesario. Por la administración están presentes: Gómez, Viera y Doña Estela. Alamiro lee en primer lugar, en un cuaderno que lleva hace anotaciones, los dos compañeros hacen lo mismo.

—¿Conformes con el acta? –pregunta Viera-
—En general sí –habla Araya- en lo particular, hay un par de comas que faltan y que pueden llevar a error al aplicar esta acta. Hace falta especificar que firmamos como mancomunal y también la constitución de una cooperativa de consumo. Reparado eso, firmamos de inmediato. ¡Ah! Lo otro que no está explicitado es que ninguno de los trabajadores que paralizaron será castigado.

—Lo de la mancomunal. No me gusta mucho –dice Gómez-
—Don Fernando –responde Araya- usted saldrá ganando, ya no tendrá que entenderse con cada obrero por separado, ahora lo podrá hacer con una sola persona.

—Esa cuestión de mancomunales no me agrada mucho –dice el capitán- un escondrijo de rojos.
—Señor, eso está escrito en la Constitución Política. No es nada ilegal lo que exigimos.

Estela sale de la sala y hace entrar a la secretaria.

—El señor abogado le va a dictar algunos cambios en el documento, haga lo que le diga el señor Viera, por favor.
—Como mande señora.

En cinco minutos queda lista el acta, firma Gómez por la compañía, Alamiro por la Mancomunal y el capitán Herman Wolfgang Piña como garante.

—¿Estará contento usted Araya? –pregunta Fernando Gómez-
—No del todo, señor, faltan cosas, como no es nuestro afán que nadie muera, regresamos a trabajar.

—Ahora que se ha terminado esta pesadilla, me permiten un segundo –pide Estela
—Por favor. –dice el capitán-

Estela sale y regresa seguida por Lucía, quien lleva en sus manos una bandeja con siete copas y una botella de vino tinto.

—Por el término pacífico, me he permitido traer esta botella e invitarles a que nos bebamos una copa.

Lucía, sirve a cada uno de los participantes.

—A la salud de todos –Dice Estela-
—¡Salud! –responden todos-

Alamiro pide permiso para retirarse, se despide caballerosamente de cada uno y al salir dice:

—Don Fernando, recuerde que tenemos que terminar de construir la escuela.
—Se hará –responde Fernando Gómez.

—Señora, señores –dice el militar- cómo esto está acabado, mañana al amanecer quisiéramos contar con tren para regresar al cuartel.
—Cuente con ello, capitán, gracias por su apoyo.

El militar golpea los tacos y sale por donde había entrado.
A las siete de la tarde la sala esta repleta, Araya con los dos delegados suben al escenario. Dando por iniciada la reunión, Alamiro lee con voz fuerte el acta.

—Diez por ciento de reajuste en jornales y tratos. Tres días de permiso sin descuento a los que se enfermen. Seis meses de salario para los deudos de quien muera en faena y sus familiares no serán expulsados de la oficina. Una cooperativa venderá los productos que serán de libre compra. Y algo de mucha importancia, nadie será castigado por la huelga. El acta ha sido firmada como Mancomunal de Trabajadores de la Oficina.

Compañeras y compañeros, llegamos al final de esta huelga, no fue fácil, pero hemos triunfado a pesar que no conseguimos todo lo que pedíamos.
Pasado mañana cuando regresemos al trabajo será en mejores condiciones. No fue posible terminar con el imperio de la ficha. Esta es una lucha que se inició acá y no terminará. Mañana avanzaremos más.
Lograr mejores condiciones en lo económico no puede ser todo a lo que aspiremos. Algún día, quizá lejano, los trabajadores de este país tomaremos el poder para construir una patria libre e independiente. El camino para lograr eso no será fácil ya que quienes gobiernan harán todo para impedirlo. Tenemos que fortalecer la unidad de los trabajadores ya que es lo que nos hace fuertes, al final triunfaremos.

Hemos organizado la mancomunal, eso es quizá, lo más importante de todo lo logrado. De hoy en adelante debemos mantener esta unidad que nos llevó al triunfo a pesar de las armas, tenemos que unirnos los proletarios de la pampa y de todo Chile.
Nadie de los presentes se excluyó de la lucha, algunos comenzaban a flaquear y es lógico que haya sido así. Quiero agradecer a todos por su apoyo y en primer lugar a las compañeras que estuvieron siempre junto a nosotros, ¿qué hubiésemos hecho sin su comprensión y apoyo? No sé que más decir, sólo que estoy feliz y quiero invitarlos a todos.

Marianita, sube por favor. Ella se lo dijo al capitán, vamos a ser padres de una hija o hijo maravilloso, un hijo como el Mañungo, o cómo Juancito, como cualquier niño de esta pampa. Tendrá una mejor vida que los niños de hoy. Queremos invitarles a todos a nuestro casamiento que lo realizaremos en dos meses más. Gracias por todo.

La sala aplaude, le aplauden por que es uno más entre ellos y sobre todo por que es quien ha logrado que despierten las conciencias que estaban adormecidas y temerosas. Es quien les ha hecho recuperar su confianza en la fuerza que poseen.
Le aplauden porque nacerá un retoño de Alamiro y Mariana. Araya no es un monje, es como cada uno de ellos, capaz de elevarse hasta más arriba del monte Aconcagua y también de caer en deslices, tal como ese con Clotilde.

—Compañeros –habla Juancito- tengo doce años, ya me conocen. Mis taitas por ahí andan, cuando empezó la huelga yo no sabía nada. No sabía ni leer ni escribir, ni sumar, ni restar. El Alamiro hizo que aprendiéramos. Así que les puedo decir que yo he ganado más que todos ustedes. Mañana voy a tener que agarrar el combo de luma y trabajar. Pero, ya no soy más el mismo. Alamiro gracias. Maestro Juvencio, profesor Juvencio, compañero y amigo Juvencio gracias por abrirme los ojos y enseñarme a entender mejor el mundo y así poder cambiarlo. Padre, madre, gracias.

—Amigos –Clotilde sube al escenario- gracias por todo. Soy como soy, no siempre me siento bien conmigo, también he aprendido mucho. Lo que quiero decir que hoy ha ocurrido otro hecho importante, hemos visto que los árboles han brotado, eso significa mucho y creo que hay que inaugurar la plaza.

Otro aplauso.

Compañeros –dice Alamiro- el domingo a las seis de la tarde, hora de Filarmónica, haremos la inauguración de la plaza.

Curiche
Julio 12, 2007

Texto agregado el 12-07-2007, y leído por 290 visitantes. (12 votos)


Lectores Opinan
16-07-2007 todas mis estrellas a estos ultimos capiulos. Que la dignidad humana es la que sobresale. salambo
15-07-2007 ¡¡MUY BUENO!! Parece que todo va a terminar bien. deseo no escondas alguna sorpresa bajo el poncho.***** tequendama
15-07-2007 Como el pesimista acostumbrado a que todo salga mal: leo y no lo creo todavía, como a la espera del desembozamiento de la verdad del poder. Este desenlace da testimonia de realidad de tantas pequeñas grandes batallas ganadas por el movimiento obrero proletario... En el pimiento y en el vientre de Mariana pulsa la promesa de renovación y primicia de futuro, en el resentimiento y deseo de venganza de Fernando y la conciencia de Tito late el maldito "tatequieto" de la memoria... Siguen latiendo, Curi, para hacer de una novela una crónica de conciencia histórica. ***** vacarey
14-07-2007 Excelente. Esla valoración cualitativa que doy a mis alumnos cuando sacan el máximo***** Catacumba
14-07-2007 Los soldados se retiraron marchando… los mineros también se retiraron marchando, porque la huelga ha concluido con un determinado éxito. Alamiro, es el líder de la victoria con su ejemplo y astucia, y luego de este triunfo necesita y se merece descansar, meditar y colocar sus ideas en orden. Hombres y mujeres, cada uno en lo suyo, se sienten satisfechos Mientras tanto, Estela se siente feliz y enamorada de Ernesto, éste también comienza a aceptar su agrado por ella, de lo cual Fernando no tiene ni la menor idea, porque concentra su atención en conseguir la mejor manera de trampear y vengarse. Los brotes nuevos del pimiento se convierten en el relato en un símbolo del comienzo de mejores tiempos. Han logrado aspectos muy significativos:”Diez por ciento de reajuste en jornales y tratos. Tres días de permiso sin descuento a los que se enfermen. Seis meses de salario para los deudos de quien muera en faena y sus familiares no serán expulsados de la oficina. Una cooperativa venderá los productos que serán de libre compra. Y algo de mucha importancia, nadie será castigado por la huelga”. Sin embargo, ese sigue siendo sólo el comienzo de una lucha que aunque haya terminado esta huelga y regresen a su trabajo, debe continuar. Por su parte Juancito considera que ha ganado más que todos, porque –entre otras cosas- aprendió a leer, lo cual realmente es muy importante para que un ser humano aprenda a defenderse y a no dejarse engañar. Excelente capítulo. Se respira el múltiple desenlace.***** SorGalim_Plus
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