Ella despertó bajo un techo que no era el suyo. Sin embargo, apenas abrió sus ojos, reconoció el cielo decorado por el estilo de su mejor amigo.
Respiró, miro al costado y él ya la observaba con un rostro entre serio y preocupado. A la pregunta de ¿Cómo estas? , bien – respondió ella e inmediatamente comenzó a hacer memoria y descubrió que no la tenía, al menos de la noche recién amanecida. Con una mezcla de vergüenza y curiosidad pregunto a su amigo como llegó hasta ahí. El rostro de su amigo empeoró, pues ahí comprendió que había estado solo en gran parte de aquella última travesía. Esta vez, la alegría desbordante provocó un susto más desbordante aún. Ella, aprontándose a escuchar lo sucedido durante la noche, comenzó a notar cierto desagradable aroma, mientras él, tomaba cariñosamente algunas puntas de su cabello dejándolas caer suavemente sobre la almohada, momento en el cual, ella sintió como si desde la punta del cabello comenzara a recorrerle un pequeño dolor hasta llegar a su cabeza, luego, con sus propias manos comienza a tocar su cabello separado en gruesas mechas, algo tieso, algo pegajoso, sintió parecerse a medusa por el inusitado espesor de sus mechones,… mientras…, el dolor se hacia progresivo…y un desagradable aroma que emanaba desde su cabello, lo acompañaba…
…Tratando de obviar el dolor para concentrarse en su última historia olvidada, dijo recordar desde las cervezas en aquel lugar con las amistades de siempre, hasta llegar a esa casa “casino”, en donde más tarde comprendería que pudo “jugarse la vida”. Recordaba la alegría y las sonrisas solitarias y compartidas que le brindaron unos pocos limones que al tercer vaso de tequila habían sucumbido. Recordaba también, haber continuado la fiesta sin limón y sin sal, solo agregándole su risa a aquella botella de tequila…y su amigo, continuó la historia diciéndole que solo era ella la que tomaba de aquel tequila con tanto fervor, pues los demás, optaron por otros licores, hasta que comenzaron a sorprenderse del desprendimiento de tanta compostura que ella siempre guardaba, de todo se reía le confesó su amigo, si parecía que se le hubiese escapado la risa de la boca para recorrer el mundo y así siguió avanzando la noche, con los integrantes de aquella casa flotando en grados de alcohol y suponiendo la felicidad en si mismos y en los demás hasta que…
La casa se convirtió en casino de tantas apuestas a la alegría…Desde el baño se escuchó un sonido, algo así como un golpe. Dos mujeres se encontraban en el interior hasta que una de ellas salió asustada, pálida del susto a llamarlo a él …lo llevó hasta allí y le cuenta que ella no reacciona…él entra y la ve, en el suelo tendida encima de un colchón de vómito, inconsciente… su mejor amiga estaba allí a centímetros de sucumbir y dejando culpabilidad en todos y a la vez en nadie, de haber muerto en ese instante ella no hubiese sufrido, pues no hubiese sentido nada, sin embargo, escuchar literalmente al día siguiente de los labios de su mejor amigo decir:
“No hagas nunca más eso, nunca más, nunca más. Te vi en el suelo, blanca, sin reaccionar, te tomé el pulso, hasta te revisaba la cabeza para ver si sangrabas, te puse mis manos en tu nariz para sentir que respirabas, te volví a tomar el pulso en el cuello, cuando lo sentí recién respire aunque no estuve mas tranquilo, por mientras te limpiamos y a los diez ó quince minutos recién respondiste al mojarte la cara con mis manos, sólo recién y con un pequeño murmullo. Me asusté, no lo vuelvas a hacer nunca mas, nunca mas.”
...A lo cual, ella no supo que decir, se quedó segundos sin hablar. El haber muerto no le importó, sin embargo, sintió que estas palabras, le estremecían la vida…