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URBANIHISTORIA DE JOSUÉ BERMÚDEZ

Con el Barrio en las Venas

Las calles eran suyas. Todos los respetaban o por lo menos no se metían en su camino. Hacerlo significaba la guerra. Los fines de semana se quedaban de ver en el paso CU ubicado en un extremo de Santo Domingo Coyoacán. Empezaban su recorrido calle por calle. En el transcurso se les sumaban más de su banda y otros aliados. En las fiestas callejeras eran recibidos como invitados especiales y se les surtía de su buena dosis de pomos. Por separado parecerían adolescentes inofensivos, pero el grupo les daba una fuerza y una protección que ni en su casa sentían. Llegaban a juntar una bandota de unos 50 o hasta 100 chavos.




Clase baja o clase media-baja la mayoría de ellos. Vivían con problemas en el hogar o un círculo familiar indiferente. Casi todos habitaban por la zona de los pedregales: Santo Domingo, los Reyes Coyoacán, Santa Úrsula y Copilco el Alto.

El Güero y el Vampiro eran los que mas sobresalían, el Güero de una familia de clase media con problemas familiares se unió al grupo por sobrevivencia, para que lo dejaran de talonear y amedrentar, en el trayecto de la secu a su casa. No toda la vida había vivido en el barrio pero una crisis familiar lo llevo ahí. O se aclimataba o se aclimoría decía el.

El Vampiro era nacido del barrio, hijo de un microbucero de la zona y una ama de casa que lavaba ajeno. Sus padres fueron de los primeros paracaidistas en fundar santocho como era conocido Santo Domingo. Sus carnales manejaban uno de los sonidos locales por lo que conocían muy bien buena parte del barrio. Estaba empapado de los pleitos y batallas campales que solían terminar con las fiestas y los quince años donde tocaban. Además ubicaba muy bien a la mayoría de las bandas que dominaban el rumbo, las cuales se hacían presente en los toquines mandando saludos a sus respectivas flotas o mentadas a las bandas enemigas. Los mensajes dados por el sonido servían también para delimitar territorios o declarar treguas momentáneas.

El Güero y el Vampiro aunque iban en el mismo salón de la secu 256, no se llevaban, cada uno marcaba su territorio y se curtían con tiritos con los más rebeldes del grupo. ¿Que los unió? pues la disputa con otros salones, las cuales empezaban con un empujón, una mirada fea o por ser de bandas rivales. Eso articulaba a los del B contra los del A y ajustaban cuentas a la salida.

El Güero tuvo que ganarse el respeto del salón a golpes ya que por verse más fresa era constantemente retado, los primeros pleitos que tuvo no salio bien librado. El gordo, el más fornido de la clase lo mando con la cara hinchada y con fiebre por los golpes, un par de veces, pero se fue curtiendo y todos ya sabían que era aventado y duro para los trancazos. El se juntaba con los condes de Copilco, una banda veterana que lo adopto y lo veía como una novedad, un chamaco que no sabia moverse en el barrio y que en su vida había fumado o chupado una guama.

Se gano a la banda al jalar parejo, amaneciéndosela con ellos y al participar en las broncas del barrio. El Conde un compa bueno pa los trancazos que fue baliado y que mucho tiempo anduvo con las tripas de fuera defecando por una bolsita fue el que lo inicio y le enseño a defenderse. El Vampiro y Güero el se volvieron inseparables y en sus respectivos barrios fueron aceptados como dos miembros mas de la banda.




En el barrio los veteranos, la primer generación, eran los mas respetados y quienes ponían las reglas, se volvían leyendas vivas. El Moquen y su carnales el Barri y el Garcis eran los mas temidos, se sabia que ellos solos habían ajustado cuentas con una banda que había asaltado a su primo el Tino. Llegaron los tres con tubos y hebillas de cinturones y descansaron a por lo menos uno, se escondieron un tiempo y reaparecieron con el respeto de todos, esas noticias corrían rápido.

Había otras razas: los Tepos que toda la semana le metían al chupe, los Drogos que tenían que salir de la calle principal para drogarse por que dentro de la calle donde se juntaba la banda tenían prohibido hacerlo, mucho menos podían traficar, los mayores no se los permitían. Los Drogos vestían bien y cargaban cadenas de oro, eran expertos en el robo de coches y con frecuencia atracaban a los taxistas de otros barrios el conde pertenecía a esta raza. Dentro del barrio se cuadraban y respetaban las leyes de los veteranos, y estaban además los Secus a los que pertenecían el Güero y el Vampiro.

Las secundarias de la zona eran constantemente azotadas por las pandillas dominantes del barrio las cuales eran rivales entre si, los Pinol´s y los Pañales que ya se habían echado a varios compas por cada bando.
Al vampiro por su nulo desempeño académico lo cambiaron al turno de la tarde con los más maldosos de la secundaria, presentándoselos al Güero el cual ya movía a una banda del turno de la mañana. Después de varios ataques de las bandas a la secundaria sin pensarlo mucho todos los grupos de la tarde de todos los años decidieron juntarse en una sola banda, aliados con varios de los grupos de la mañana. Por aventados y por ir siempre al frente a la hora de los trancazos el Güero y el Vampiro se volvieron los cabecillas.

Todos los chavos de la secu pasaban a saludarlos y a ver que planes había, si iba a ver desmadre a la salida o si se iba arma una pinta masiva las cuales, vaciaban la escuela. Entre todos cobraban la cuota pal pomo y decidían a donde irse, el lugar favorito eran las islas en CU donde se chupaba tranquilo sin patrullas rondando y se fajaba rico.

Casi todos los chavos pertenecían a pequeñas pandillas las cuales iban a visitarlos a la entrada y a la salida de clases por lo que la banda se hizo mas choncha y se expandía a lo largo de las colonias. Las bandas grandes la pensaban mejor y dejaban de invadir a la secundaria, y mejor saludaban a los secus ya que sus carnales mas chavos pertenecían a estos.

Los pleitos internos eran autorizados por el Vampiro y el Güero quienes preferían evitarlos o por lo menos ver que fueran justos, tiro uno a uno y después hay muere. Cuando dos bandas amigas se enfrentaban los secus intercedían para que se alivianaran las broncas y se pactaran treguas. Aunque si alguno se pasaba de lanza o abusaba de alguien ellos mismos ajustaban cuentas dándole una buena madriza por manchado.

Los Condes eran de las bandas privilegiadas cuando los secus armaban sus desmadres, se les invitaba y gozaban cotorreando con las niñas de la secu. El desmadre se seguía hasta los fines de semana donde buena parte de la banda se juntaba para dar un recorrido por todas las fiestas del barrio, en las cuales todos se cuidaban y cubrían la espalda ya que existía la fama de que cada fiesta terminaba con muertito o con algún apuñalado.



Los rivales de los Secu eran los Perros, que eran la banda que mandaba en la tele secundaria vecina, tampoco faltaban las campales con otros barrios o bandas no aliadas. También había pique con los cucarachos como se les conocía a los de las secundarias técnicas ya que los de la Secu eran pericos como se les decía por el color de su uniforme. Con los Perros se enfrascaban en guerras que duraban meses, donde al medio día los Secus invadían la tele secundaria golpeando a quien encontraran y apedreando los vidrios de esta y por la noche los perros devolvían la visita casando a cuanto secu encontraban a su paso. El Güero y el Vampiro siempre encabezaban a los Secus, no faltaba quienes les corría chacos, tubos y una que otra fusca para defender el territorio. Cuando las cosas sabían de tono hasta plomazos había.

Las Guerras terminaban cuando se pactaba una tregua o cuando dos representantes se aventaban un tiro y ahí quedaba el pleito, pero al poco tiempo se volvía a reiniciar. Si la cosa se ponía mas pesada los veteranos ponían orden y aplacaban la bronca no sin antes surtirse a los mas chonchos de al bando opuesto, pero ellos mas bien protegían su calle de otras bandas y procuraban no meterse en las broncas de los secus.

En la secu la droga corría, se la daban al Güero o a su carnal Vampiro y ellos la regalaban a los que le ponían. Los dos eran cheleros pero no drogos, no podían descuidarse y sabían que la droga te apendejaba. De vez en vez el vampiro se echaba sus tachas pero solo cuando sabía que estaba en lugar seguro y nunca en la calle de los Condes si no, se las vería con el Moquen. Eso si ambos andaban con cuanta chavita se dejaba. La más loquita era la rosca que ya había pasado por toda la banda, quedando embarazada sin saber de quien.

Los padres de familia y los directivos se alarmaban y llamaban a la policía los cuales preferían negociar con los Secus para que no armaran desmadre afuera de la escuela. En la entrada de la secundaria los prefectos basculeaban las mochilas y decomisaban armas y droga y pedían informes sobre quien movía a la banda, y pues se les daban puros apodos nunca los nombres verdaderos.



En el barrio pocas veces entraba la policía, más de una patrulla solitaria fue apedreada y obligada a retirarse y cuando llegaban a echar montón en varios camiones de zorros pues se huía por las azoteas de las casas o se buscaba refugio en Ciudad Universitaria donde los azules no entraban. La tira no era mayor problema para la banda.

Había otra ley más peligrosa la de los mafiosos: traficantes y capos que no eran simples pandilleros, eran cuidados por judas y madrinas y que de ves en cuando bajaban para hacerse sentir en el barrio y demostrar quien manda. Los mas conocidos eran los Cervantes los cuales ya tenían en su lista de muertitos a mas de un policía. Casi nadie se les ponía en frente, despreciaban a los chamacos de la secu y los surtían cada que podían o los invitaban a que se fueran a dormir menospreciándolos.

Un día el Loco, un sicario de los Cervantes que además les arreglaba los coches empezó a golpear a cuanto chamaco se le ponía enfrente, cuando el Moquen y el Gavilán, veteranos los dos lo pararon en seco. El Loco le dio un cachazo al Gavilán quien era un veracruzano correoso bueno pal trompo quien de un golpe lo tumbo y lo remato a golpes en el suelo dejándolo inconciente. El Gavilán tuvo que salir exiliado a Veracruz huyendo de los Cervantes. Mas tarde el Loco se topo al Moquen saliendo de una Cantina retándolo a golpes, el Moquen perdió el pleito cosa que nunca le había pasado, quedo tan avergonzado que no se le volvió a ver por el barrio, y por consiguiente la mayoría de los veteranos también se alejaron. Quedando el barrio en manos de los secu y de los drogos.

Los Drogos seguían asaltando hasta que un día una flota de unos 100 taxistas rodeo el barrio y los saco de su casa, a los que no pudieron escapar claro. Dándoles una madriza y entregándolos a la policía, lo que hizo que le bajaran un rato al atraco y se cambiaran de rumbo.

En la secu había un vato que le decían el Matute, de la banda de los pañales, diario se surtía a los pinolillos que le buscaban bronca afuera de la secundaria, hasta que un día lo cazaron entre 30 Pinol´s dejándolo medio muerto, aunque todavía no le tocaba, hasta tres años después lo mataron a golpes afuera de su casa. Un día que lo golpearon afuera de la secu, los Pinol´s emboscaron y persiguieron también a buena parte de los Secus correteándolos y apedreándolos por todo el Eje 10 y soltando balazos como advertencia de que no fueran a tomar ninguna represalia, el mensaje fue entendido. Era un pleito añejo entre ellos y los pañales y más valía no meterse.

El Güero y el Vampiro se volvieron los encargados de poner orden en el barrio, les latía recorrerlo en el coche del Chiquis que era una lanchota de las que usaban los policías de antes, equipado con un buen aparato de sonido. Un día, llego un niño diciendo que lo habían golpeado unos paisanos que rentaban un cuarto por Copilco el Alto. El güero fue con el Dragón, el Chango y el Gil. Entraron tumbando la puerta del cuarto y destruyendo los muebles y dándoles una tunda a sus habitantes. Al llegar la policía huyeron por los techos de lámina escondiéndose en una azotea alejada de los polis.

Seguido correteaban a raterillos que se acercaban al barrio y que no sabían que tenía guardianes, intercambiando uno que otro balazo. En la Secu protagonizaron una campal con unos universitarios borrachos que insultaron a unas chavitas a la hora de la salida. Campal que se extendió hasta el metro Copilco haciendo que los comerciantes buscaran refugio y los policías del metro hicieran lo propio. Los jóvenes universitarios terminaron rodando por las escaleras del metro huyendo a paso veloz y dándose cuenta de su error. Más de una vez llevaron las campales a la vecina Ciudad Universitaria, correteando y arrinconando ahí a miembros de los Perros ante la sorpresa de los transeúntes y los vigilantes universitarios, mandando al hospital a sus victimas.



El Güero tenía mas conciencia social, ya que su padre, tenía una historia de activismo y grilla universitaria. El Vampiro simplemente se oponía todo lo que fuera autoridad pero sin ningún compromiso político. Ambos se inclinaban por la música Rock aunque la mayoría de la banda era más cumbianchera.

De pronto todo se convulsiono. El loco les traía ganas y los andaba cazando. Los Perros intensificaron sus ataques a la secundaria haciendo alianza con otras bandas. Unos ex judas treparon al Güero y al Kino un miembro de la banda a una camioneta y les pusieron una calentadita votándolos sin nada de ropa en una barranca bien madreados.

Al Vampiro le dieron una buena madriza los Perros, unos días después hicieron lo mismo con el Güero que ya estaba harto del círculo vicioso de la violencia que en el barrio se vivía. Estaba por entrar a estudiar a la prepa, se quería desafanar del barrio y de la banda. Lo cual lo confronto con el Vampiro y con gran parte de la pandilla. El Güero ya no se sentía del barrio. El Loco lo topo y le puso sus buenos cates, sentenciándosela.

Un día la Hiena un compa al cual el Güero le había bajado una novia fue con una banda a madrearselo a la secu. El Güero estaba con el Vampiro y otra banda y cuando se disponía a defenderse, entre todos, incluso su misma banda se lo madrearon. Diciéndole el Vampiro: ¡con que te quieres salir no cabrón¡ Aquí esta tu despedida…

Nunca mas volvió con la banda, el y su padre rehicieron su vida lejos de ahí. Solo se llevo cicatrices que le recordaban un pasado que no quería volver a revivir.

Tiempo después la droga inundo la secu y al barrio acabando con gran parte de la banda. Se salvaron los que se casaron y se desafanaron. Muchos otros terminaron en el bote o como traficantes. Los Perros se adueñaron de la secundaria hasta que la policía encerró a sus líderes. Al jefe de los Cervantes lo ajusticio un cártel más poderoso. Al loco lo desaparecieron.

El Vampiro se metió duro a las drogas y murió de un pasón a la edad de 20 años. Poco a poco las bandas perdieron espacios y la presencia policíaca se hizo mas intensa. Los colonos organizados fueron erradicando el pandillerismo aunque no totalmente.

El Güero se volvió activista estudiantil y mas tarde luchador social y opositor al Gobierno encausando su rebeldía por otra vía, pero esa es otra historia.








Texto agregado el 02-07-2007, y leído por 358 visitantes. (2 votos)


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