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Hay personas a quienes les ocurre cuestiones sorpresivas que no son fáciles de explicar. Por qué les ocurre, no se sabe, y voy a contar una de esas:

A veces los sueños dan la sensación de poseer más energía (y por tanto realidad) que el estado de vigilia y en tales sueños el cuerpo del soñador parece una cosa más completa, con mayor cantidad de atributos y de posibilidades que todo lo que le es posible realizar durante la vigilia.

Cuando en el soñar el cuerpo practica tales posibilidades que parecieran negadas en la vigilia se aparecen en el sueño seres con los cuales es posible ejecutar tales prácticas.

Voy a decir algo que para mí es fundamental: el fundamento no está en lo que se ve, por lo tanto el sueño no puede quedar negado… lo que se ve remite únicamente a un aquí y a un ahora, y, a pesar de eso ser “todo” no es más que un puntito dentro de todo lo real. Por lo tanto creo que en el sueño puede manifestarse todo lo real que abarca más que un puntito (este aquí y ahora que solemos llamar “mundo”).

Pero el cuerpo que en el sueño se aparece como posibilidad pertenece al mismo ser que se halla en el puntito. Cuando ambos cuerpos se asumen o se ajustan como uno solo obtenemos un ser energético capaz de interpretar lenguajes: su percepción adquiere olfato. La realidad de la vigilia pierde su carácter determinante como fuerza moldeadora de hombres y se convierte en plástica plena de posibilidades de interpretación (se vuelve eidética), en este caso el individuo vibra en una dimensión mayor, superior a todo lo determinante y se libera de ser determinado.

Quizás no se sepa, o se halla olvidado, pero las cosas, los objetos, sobretodo mas no únicamente si son orgánicos son susceptibles de sentirse entre sí. Un individuo es capaz de tener los ojos vendados, ignorante de todo lo que le rodea, y es posible que se le aparezcan como unos sentidos que le informan de cómo está constituido el espacio a su alrededor (este es uno de los sentido que pueden ser desarrollados y ejecutados durante el sueño, su imposibilidad aparente durante el estado de vigilia obedece únicamente a la falta de costumbre). Es posible sentir las cosas que nos rodean sin mediación de los sentidos habituales e intercambiar energías con ellas como si saliesen frisbis o bumeranes de nos, como si el aire pudiese llenarse de avioncitos de papel que parten de todas las cosas hacia todas (Cuando ocurre la intención). Si no lo sabemos por no prestarle atención es únicamente por mala costumbre, pero, contradictorio: quien quiera verlo lo ve en todas partes, fácilmente en restaurantes.

Ahora bien, hay un ser, a quien conozco, que me enseña este tipo de cosas en sueños. Para mí es una figura constante y poderosa a quien siento y de quien reconozco de manera absoluta su realidad – recuérdese que lo que se ve no es el fundamento – Y, lo que abarca más que un puntito puede manifestarse dentro de él aún a expensas de no poder manifestarse como un cuerpo concreto – irónicamente es una voluntad concreta. En este punto nada puede ser concreto a excepción de los cuerpos… que se ven.

Ahora bien: dicho ser, en un sueño, comenzó a jugar frisbi conmigo y de pronto me sorprendí porque me encontré ejecutando tal arte con lo que realmente estaba alrededor de mí mientras me hallaba dormido (con algún sentido extraño tanteaba mi rededor intercambiando cargas con los objetos)… quizás no sea más que una técnica de intercambio de energía, pero vale una barbaridad cuando se sabe que lo que se ve no es el fundamento. Uno se halla entonces obligado a seguir el consejo que la diosa le dio a Parménides: “En la necesidad permanece conforme a la apariencia, en tanto resplandece a través de todo y conduce todo en consecuencia de este modo a la perfección”. Lo aparente, lo que se ve, no es irreal, únicamente no es el fundamento.

Así que lo sé, sigo el consejo y juego frisbi cuando estoy en ánimo de concentrarme absolutamente en ello y ello me da la facultad de modificar mi Tempo hasta estados de mayor energía que la de la dimensión determinante-determinada. Adquiero el poder de atraer cosas que ocurran porque penetro mi mirada e influyo por empatía en otras apariencias más cercanas al fundamento (otros cuerpos).

En términos freudianos tales artes pueden ser descritas como “mantenerse en estado de regresión durante la vigilia” (Es decir: concentrarse, avanzar hacia la percepción en lugar de avanzar hacia la motilidad y por tanto hacia la preocupación por la supervivencia aquí y ahora en este mundo). Tal estado que describo Freud o caracterizó como “psicótico” el término me parece cuestionable y obedece a complejos culturales y en esta apreciación no estoy solo. La filosofía de un solo golpe la destroza, porque un estado tal no posee en sí un carácter negativo, tal carácter es una gratuidad externa y obedece a lo que caracteriza y no a lo que se pretende caracterizar.

El aquí y ahora posee una característica que lo caracteriza sepamos sentirlo o no, para que algo determine es necesario que posea una estructura y que sea capaz de crear una normativa (Freud llamando a la regresión durante la vigilia “psicosis” no es dogmático es normativo, porque está obligado a obedecer y a defender al carácter determinante del aquí y ahora (de este puntito – y no hay más remedio si no se desea su disolución)). Todo lo que existe fuera de la normativa, de lo normativado, no se ve, pero es posible sentirlo. Existe para el que lo siente, pero no hay lenguaje para nombrarlo, el sentidor se ve obligado, si así lo desea, a crear su propio lenguaje. Heidegger señala: “Hablar y decir es en sí una traducción, cuya esencia no puede significar que la palabra traducible y la palabra traducida pertenecen a diferentes lenguajes. En todo diálogo y en todo monólogo actúa un traducir originario. No apreciamos que constantemente estamos traduciendo nuestro propio lenguaje, nuestra lengua materna, en su palabra genuina”. Quien siente sólo puede intentar traducir aún a sabiendas de que toda traducción debilita el determinismo de la norma. Y eso es una guerra por hacer – Sé de Nietzsche y Pizarnik – pero sólo puede ser labor de poetas, en mi caso no lo soy, soy mejor jugando frisbi.

Los sueños hasta ahora descritos son normales y no poseen nada que no pueda ser explicado por Freud. Pero esto no: Una mañana me hallaba medio dormido y despierto, más dormido que despierto, mi cuerpo-conciencia en el sueño hizo una señal como la de un director de orquesta y, como obedeciendo un perro ladró. El ladrido fue real, no soñado, a los minutos lo corroboré estando despierto y escuchando al mismo perro ladrar. Es decir: mi cuerpo-conciencia de sueño se adelantó a un suceso real señalando con anterioridad su ocurrencia ¿Lo provocó?, digamos que ya lo sabía, justo antes de que sucediera, “adivinó”, se adelantó, y eso para mí abre una puerta y mil preguntas. Puerta porque logro comprender lo que algunos llaman Poder, y mil preguntas porque debe haber manera de explicarlo “¿Concentración de vibración?”, “¿Dominio de los hilos del aire?” Vaya Dios a saber… ¿O será que el cuerpo-conciencia de sueño que uno es capaz de adquirir - ¿o será que es pre-existente? – se mueve en esferas más cercanas a la idea o cosa esta a la que podemos llamar fundamento? Porque, la sensación que sé que tiene ese cuerpo de sueño mío que sabe tantas cosas – que no es nada de lo que hasta ahora yo en vigilia puedo llamar yo (quien lo llamó así fue Él) – es que es como si uno fuese capaz de agitar una masa de agua bajo la superficie del agua lo cual trae como consecuencia efectos en la superficie – en lo que se ve.

Freud habló de cierto tipo de sueños en los cuales hay un contenido lógico secuencial que culmina en un hecho fortuito de la “realidad”. Habló, por ejemplo, de un sueño de un señor en el cual éste se halla en plena revolución francesa y sale el señor en el sueño de un palacio, camina, sube al patíbulo, se inclina, espera por la caída de la guillotina y esta cae sobre su cuello en el momento justo en el que en la realidad cae sobre él la persiana de su cuarto sobre su cuello. O sueños en los cuales el esperado tañir de las campanas por historia lógica soñada se corresponde al sonar real del despertador, la culminación del sueño-cuento. Freud plantea el problema y coquetea con algunas hipótesis “el sueño ocurre en un tiempo mucho más concentrado”, “el tal sueño ya se hallaba contenido en el inconciente y su disparador es el hecho fortuito todo lo cual crea la ilusión de haberlo soñado” etc.
Ninguna muy convincente. Sencillamente amigos, amigas, camaradas todos: lo que se ve no es el fundamento. El ser que percibe en la vigilia – tú – no es más que una creación de la imaginación del ser que sueña (se da – te das – únicamente que ocupa aquí.)


Texto agregado el 28-06-2007, y leído por 125 visitantes. (0 votos)


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