Camino
Cual perro callejero deambulo por las calles oscuras de esta vacía ciudad en busca de algo que todavía no sé qué es. Y creyendo que es la neblina, la culpable de esta incertidumbre, me sumerjo en mi mente tratando de encontrarle respuesta a la pregunta que llevo varias lunas y varios inviernos buscando.

Mis pies, cansados por esta vida recorrida y helados por la soledad que los acompaña, parecen llevarme a un lugar en donde el soñar no es posible, en el que las hadas no existen y en donde la palabra felicidad hace parte del viento.

Muy dentro, mi corazón siendo como una alarma, me dice tras cada palpitar que me detenga. Pero el silencio de las calles sufridas por las que todos los días pasé, me ensordecen y la blanca y espesa neblina me enceguece tanto, que siento que ya no importa la pregunta, que ya no importa la respuesta, que ya no soy ni yo misma y que mis pies avanzarán hasta llegar a ese lugar en el que estuve muchas veces; porque esto que me está pasando y que creo es una pesadilla, es normal en mi estúpida vida.

Karin A. Richter