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Inicio / Cuenteros Locales / EL_RETO_GANADORES / RETO 7 PROSA: Vice ganadores: cromática y gmmagdalena

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Tema: "La jaula" palabras obligadas : "horas, fin, libertad."


MANDATOS
cromatica

Isela giró sobre sí misma buscando ayuda. Estaba sola, bajó de la cama temblorosa y fue hacia el cuarto de baño. Ya nada salía de su estómago, más que una amarga saliva. Arrodillada, sentía el frío del piso ascender por sus huesos y congelarla.
Se incorporó, se tomó de los bordes de la bacha y abrió el grifo. Se miró al espejo. Su rostro era un par de ojeras sin gestos. Ella veía otra cosa.
Con la cara mojada, volvió a la cama. Se adormeció y no supo cuánto tiempo pasó cuando sintió la presencia de su madre. Quiso hablar, más sólo emitió un débil quejido.
Se metió bajo las mantas, buscando algo de calor. Pero nada lograba entibiarla. Suspiró hondamente. El aire se agolpó en sus pulmones, sintió un navajazo en el pecho. Era el fin. Lo sabía.
Una sucesión de imágenes se agolpó en su mente, todas las horas de sus diecisiete años pasaron al galope, voces, abrazos, soledad, las largas prácticas en la barra para las veladas, el entrenamiento para competir, las carpetas de todas las materias, el curso de modelaje, las ganas de salir y su madre recordándole todas sus obligaciones. Tantas.
Extendió la mano hacia su vientre, hundido y pudo sentir sus huesos clavarse contra la palma.
La voz de su madre le llegaba débilmente, confundiéndose con otras, en ecos que perforaban sus oídos.
“¿no tendrías que ir al gimnasio?” tenía once años cuando empezó el agobio. Diez en todo, pero esa pancita, nena, vas a terminar redonda como tu madre, solía decirle su padre entonces. Excelente elongación, pero esas nalgas, bien adentro, más erguida, la profesora de danzas. Con Isela no, no la aguanto, era la broma de su compañero de patín. Vos podés un poco más, esforzáte, un par de días de dieta y verás como todo mejora, decía Mme. Lis antes de que se deslizara por la pasarela.
Esos fueron los barrotes invisibles que la dejaron presa. Ahora, sentía que la puerta se abría. No más pasos atrás. Abrió la puerta y escapó. Hacia su libertad.

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ATRAPADA
gmmagdalena

Cuando sonó el despertador la cucaracha con la cara del señor García estaba parada en mi frente, mirándome.

De un manotazo arrojé la pesadilla lejos y retuve el impulso para que el reloj no corriera la misma suerte. El sólo pensar en volver a “la jaula” dónde pasaba ocho interminables horas cada día de lunes a viernes, me provocaba espantosas pesadillas.

Esa sensación de estar atrapada sin ver posibilidad de escape, ocurría desde que mi jefe, el Señor García me acorraló entre dos archivos forzándome brutalmente, mientras me amenazaba diciendo que tenía que callarme la boca para conservar mi miserable puesto de trabajo. Se burlaba diciendo que nadie me creería porque yo era sólo una putita y él un empleado ejemplar.

Infaliblemente cuando Diego, el ordenanza, salía de la oficina a buscar los partes contables dejándonos solos; García abandonaba su cara de hombre ejemplar, esposo virtuoso, padre abnegado y empleado exitoso, para convertirse en la alimaña que ennegrecía mi vida, atrapándome entre los barrotes de su enfermiza lujuria.

Ya ni siquiera tenía que esforzarse por acorralarme. Me dejaba manosear por sus manos pegajosas, sin ofrecer resistencia ¿para qué? sólo rogaba hiciera rápido la faena, mientras escuchaba sus jadeos en mi oído y sentía sus sacudidas en mi interior, ensuciándome. Cuando Diego volvía al cabo de veinte minutos, todo estaba en orden, nada aparentaba haber ocurrido.

Pero hoy hubo un clic, algo ocurrió, un estallido se produjo en mi asqueada mente, arrasando consigo cuanto en mí quedaba de racional. Cada vez que miraba hacia el escritorio del infame, veía una cucaracha que me sonreía lasciva y, mientras me transpiraba íntegra, un temblor incontenible nacía en mi estómago para morir en mi garganta con una continuidad asfixiante. Supe que ya no podría soportar más.

Diego salió de la oficina haciendo caso omiso a mi mirada de súplica. Ni siquiera sospechaba lo que ocurría.

Cuando el señor García comenzó a acercarse insinuante, supe al fin cual era la única forma de recuperar mi libertad y tomando con fuerza el cortapapeles hice lo que esa alimaña merecía.





Texto agregado el 13-05-2007, y leído por 177 visitantes. (2 votos)


Lectores Opinan
21-05-2009 Bravo por nosotras, Negra! (ni había pasado por aquí!... pero otro podio compartido, lo que es un gran placer para mi) cromatica
 
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