Me conmueve el alma y las entrañas, la pasión… ese cúmulo de percepciones que retroalimenta la nueva búsqueda de tus ojos… me conmueve tu lágrima cristalina, tu triste canción desprevenida y sincera, vertida entre nubes de ayeres olvidados y pétalos de un elíptico destino circular… me conmueve esta melancolía peduncular que vuelve a ser mía… la templada noche que balancea mis cielos y mis estados de ánimo… mi paz cancina y gris… el dorado dibujo de tus ojos… las blancas manos… el destino irrenunciable… lo que sucede así como así, en un abrir y cerrar de ojos … el sabor de tu boca… lo que ves sin saber por qué… tu tersa piel y tus cabellos… me conmueve esa mañana en que estaremos juntos… un libro, un bar poco iluminado, la sed inconmensurable… el deseo de tocarte… Me conmueve el fuego que pronto acude a consumir… que abraza sin tocar… que envuelve las noches sin estrellas, quemando… quemando hasta desfallecer…