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Con tu puedo...cap 38.
La Unión

En medio de mis dolores
Recuerdo a mis compañeros,
Al gran conjunto de obreros
Víctimas de explotadores.
Unámonos los corazones
Al cariño de un ideal
Formemos la unión leal
De los hombres de trabajo,
Debemos ponerle atajo
A tiranos y mandones.


De: EL PROLETARIO NORTINO
J.O.R.C.
Publicado en el periódico obrero
El Socialista Nº. 9
Antofagasta, 27 de Nov de 1916

Cuatro días hasta el lunes. Esta noche nos reuniremos. Los menores han reclamado y con justa razón. invitaré a un herramientero y un matasapo. Al que reemplazó a Mañungo y el que habló conmigo ayer. Hay que comenzar a entregar tareas, todos tenemos que hacer algo, que nadie se quede en casa descansando. Esta noche también comenzaré a anotar a los que se incorporarán a la Mancomunal. Salvo los soplones, el resto ha de firmar. A partir del lunes en adelante el Fernando va a tener que entenderse con una organización.

—Compañeros, les voy a pedir que hablemos bajo ya que por fuera puede andar algún soplón y le va a ir a cantar de inmediato a Don Fernando. Como todos estamos en acuerdo no hace falta elevar la voz. Aprovecharemos que hay ensayo de la compañía para reunirnos sin levantar sospechas
Tengo en mis manos un estatuto de las mancomunales, lo he leído varias veces y me agrada lo que leo y de lo que se trata. Yo he abierto un cuaderno en el cual se inscriban los que deseen ser socios de la mancomunal de esta Oficina. Al terminar este movimiento contaremos con una organización obrera en la Oficina. Unión que nos involucre a todos, eso hará que se nos respete. Ellos (la administración) nos castigan con la expulsión por organizarnos, eso dice que para ellos, para los patrones la organización de nosotros les duele y por lo mismo debemos estar unidos.
Tenemos que dejarles en claro cuando conversemos que, a nadie de los que participamos en esto lo pueden echar y que si lo hacen, nos volveremos a parar.
—Alamiro – interrumpe el delegado de los derripiadores- yo estoy de acuerdo, es más soy socio de una de las mancomunales, pero, me cambio para la nuestra en cuanto se organice y usted mi amigo y compañero debe ser el presidente de ella.

—Gracias compañero. Hay cosas buenas y otras no tanto: Lo malo, el domingo pasado asaltaron la imprenta del “Despertar de los Trabajadores” de Iquique, no habrá periódico por algunos días, los que se iban a enviar a las Oficinas de este cantón, no alcanzaron a ser impresos.
Están trabajando para ponerla en funcionamiento a lo más tardar, el sábado próximo, o sea, pasado mañana. Lo bueno, es que se trabaja la paralización en tres o cuatro Oficinas cercanas a nosotros, eso va a suceder uno o dos días después que nosotros paralicemos. Que los compañeros de las mancomunales de Iquique y los gremios de allí y otros lugares cercanos, han reunido una caja para apoyarnos con dinero para la comida.
—Alamiro – Pide la palabra Antonio, delegado de los acopiadores- si ganamos, luego hay que devolver estas manos que nos tienden otros trabajadores, lo del diario, bueno eso también luego de salir de esto hay que verlo, yo creo que si ganamos tenemos que dejar unos pesitos para la imprenta.

Desde la parte exterior de la pared de madera de la sala suenan tres golpecitos, de inmediato Alamiro pide se queden en silencio unos segundos.

—Compadre Andrés, ¿Qué anda haciendo, tan tarde fuera de su casa?
—Tito Aravena, Así que usted y su hermano están de jardineros de la doña Estela.

—Si pueh, somos los jardineros del reino, pero ya se va a terminar esto y regresaremos a nuestras labores ¿y usted?
—Salí a caminar un rato, estuve mirando los arbolitos de esa plaza y ya van a reventar algunos brotes, se nota que ya van a verdear, lueguito me voy a mi casa, ando un poco hinchado por eso salía caminar.

—Si ño, vaya mire que la Angelita, le va a retar si no se acuesta tempranito. Yo estoy esperando a la Mireya que está ensayando, quise meterme a ver lo que hacen, pero, Juvencio me echó cantando de allí.
—Salúdeme a la Mireyita, ya el cuerpo se me ha aligerado, así que me voy a dormir.
Hasta mañana Tito.
—Hasta mañana, Andrés, espero que les falte poco para irme a camita.

Cuándo Andrés va a unos veinte metros, Tito hace sonar tres veces la muralla.

—Andaba uno de los pajaritos de Don Fernando, ya se ha ido.
Lo que quería comunicarles es que, el lunes a medio día le entrego el petitorio al patrón, ayer oí a un par de milicos que el domingo a medio día se van de la Oficina. Daremos hasta el martes a la administración para que responda, el martes a las doce de la noche los compañeros de la maestranza harán sonar la sirena si es que no han respondido, desde ese instante iniciaremos la huelga, los que estén trabajando a las doce que acaben el turno y nadie debe entrar a trabajar la mañana del miércoles. ¿Estamos de acuerdo?
—¡De acuerdo! – La aprobación es unánime.

—Hoy tenemos dos delegados que no habíamos invitado antes, ya pedí a los muchachos nos perdonaran. Los matasapos y herramienteros me han llamado la atención por no invitarlos. Les he dicho que por la edad algunos podían irse de lengua y hablar con los amigos. Vamos a tomar las medidas para lo que haremos a partir del próximo miércoles, por ello los muchachos deben estar.
—Siempre que no hablen demás – dice el delegado de los barretereros.

—Alamiro ¿puedo decir algo?
—Por supuesto Arturo.

—Voy ha hablar por los menores que trabajamos en esta Oficina, hablo lo que hemos conversado los matasapos y nosotros, puedo decir que han tenido razón en no invitarnos, pero, trabajamos como ustedes y nos tiene molestos que no hayamos sido tomados en cuenta, se que hay motivos para ello. Sólo quiero decirles que estamos con esto hasta el final, no hay nadie que se vaya a mariconear, así que aún cuando algunos no han cumplido aún doce años, somos como ustedes.
—Tiene razón el negrito y, no está de más decir que es hijo mío y trabaja en las faenas desde hace ya tres años, fue matasapo y ahora herramientero. Gracias hijo, gracias compañero, sí es mi compañero, hoy he aprendido algo más, y es que aún siendo niños son personas y estaremos juntos. – Era Rubén, maestro carpintero, delegado de su sector-

—Yo, quisiera que estos jóvenes no trabajen como nosotros, espero que algún día a esta edad vayan a la escuela.
Pero, a lo que veníamos ¿Qué haremos con los que quieran trabajar?
—Sacarles la cresta de inmediato, nosotros ya lo tenimos clarito, al primero que se arratone, si le queda algún hueso bueno, será de milagro. Nosotros aseguramos que la maestranza no va a moverse en los días de huelga.
—Sí alguno de los matasapos o herramienteros quieren salir, se las vamos a dar con el mismo combo con el que muelen el mineral, no nos va a importar sea hijo de quien sea.
—Nosotros aseguramos a los herreros y haremos lo que sea en cualquier lugar para parar a los maricones.

—¿Y con los soplones?
—Alamiro, el domingo alguien va a conversar con el más peligroso, que es el de la Maestranza y el lunes se hablará en alguna hora y lugar con el resto, el resultado será según su respuesta, pero, no será blanda la charla con ellos.

—Otra cosa, las mujeres se han acercado y nos han dicho que tienen turnos para el instante en que sea necesario levantar una olla común. Y también para amasar el pan necesario. Ah, me olvidaba, la gente de la Mancomunal de Iquique nos aseguran que nos harán llegar harina para el pan diario.
¿Negrito? Queremos pedirle a ustedes que nos mantengan informados de los que ocurre en los rajos, ¿es posible que hagan eso? También que nos digan lo que hacen los soplones, cuando se inicie la huelga. Les diremos a quienes hay que tener vigilados, no hay que hacerles nada, solo ver hacia donde van. Ustedes pueden formar grupos y colocarse a jugar en las cercanías de las oficinas.

—Si, es buena tarea, por la edad que tenemos no se van a molestar en preguntar.

—Pienso que entre los delegados tendremos que hacer turnos. Seremos los encargados de todo, a este cuerpo deberán dirigirse todos, hombres, mujeres y niños, y como hay que descansar también, es bueno que haya turnos. Varias mujeres se están alejando por unos días, se está llevando a todos los menores que se pueda, es recomendable que los que tienen familia en Iquique si se pone fea la cosa envíen a sus niños al puerto.
—De acuerdo.

—Creo que es bueno nos juntemos el domingo a medio día para saber las últimas noticias, y por último, voy a entregar el cuaderno para que se anoten los que seremos socios de la mancomunal de la Oficina. Yo, ya me anoté.
—Sigamos la rueda, como Alamiro firmó en primer lugar que seamos los barreteros los que firmemos luego y de ahí se lo paso a los cargadores y ellos a los derripiadores y así sección por sección.

—Me parece bien, pero que por ahora firmen los más seguros, durante el movimiento que firme el resto. ¿Algo que se nos quede sin decir?
—Nada. Que el domingo nos tomemos una copa de vino en la cantina.

Bien, nos juntamos por acá el domingo a las doce y de ahí haremos el brindis por nuestro éxito, ya que no habrá más tiempo hasta que esto acabe.

Curiche
Abril 26, 2007

Texto agregado el 27-04-2007, y leído por 230 visitantes. (8 votos)


Lectores Opinan
05-06-2007 Tension y mas tension, sigo la lectura.mis 5* salambo
02-05-2007 Amigo Curiche, la tensión sube a medida que tu novela se va desarrollando, la incertidumbre de la espera aumenta a medida que se acerca el día señalado para lanzar la huelga, esa sirena lanzada a las doce de la noche va a ser algo verdaderamente impactante. Te reitero mi admiración y mi aliento, estás escribiendo algo magnífico, rescatando la memoria de lo sucedido hace casi un siglo, y tal como en tu relato hay soplones y crumiros, que son una ínfima minoría, aquí también hay una minoría que se esconde como ellos para actuar en las sombras. Aplausos para ti. loretopaz
30-04-2007 Siempre es bueno atreverse a dar la cara. Esos son los lideres. marsolesca
29-04-2007 Qué hijo de perra ese mierdaderosa,él es una verdadera mieda. Es muy buena tu obra, la pucha lo que hace la envidia.***** tequendama
29-04-2007 Mi querido amigo: hace varios días que no podía venir a leerte. ¡Tres capítulos ya! El estilo narrativo sigue siendo impecable, pero la tensión dramática se ha perdido en la reiteración de los tópicos. Creo que la novela está pidiendo a gritos el desenlace. Te dejo mi abrazo virtual hasta el lunes. Valentina vacarey
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