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Con tu puedo...Cáp 12
Preparativos

—¿Cómo va la preparación del casamiento de su hija con James, Fernando? – Es Mr. Eduard quien consulta, ha llegado a la oficina del Administrador con un vaso de Brandy en una mano y, en la otra, la fusta para golpear al caballo que luego usará.
—Bien Eduard, va muy bien, Estela, mi mujer es experta en organizar grandes eventos, el caviar llegará desde Rusia; compró en algún lugar aves exóticas, faisanes y otras que llegarán desde Asia; de la Isla de Juan Fernández traerán langostas; todo viene vivo, los licores los he encargado yo. Las invitaciones ya se entregaron. Estoy preparando un pabellón para los invitados que llegarán desde Europa, los invitados de Chile, esos no importan tanto, los puedo llevar y traer desde Iquique cada día, el tren estará para eso.

—Fernando, quiero me expliques lo mejor posible eso de haber levantado la prohibición de alcohol en la Oficina. A mí me parece una mala medida, hay muchos borrachos caminando en las noches, peleas, y ese espectáculo con las prostitutas me pareció patético, a partir que algunos de los que trabajan en la Administración fueron los primeros en usarlas.
No comprendo tu pensar, a veces creo que falta fuerza para que los obreros produzcan más. Y eso de ese Alamiro me preocupa, es un hombre soberbio. ¿No te estás colocando débil, Fernando?.
—Ustedes siguen pensando que esto es Africa, y no lo es. Ustedes no se percatan de nada, tampoco piensan mucho, teniendo un caballo, un látigo, una mujer y mucho brandy piensan que todo está resuelto. Lo de la Escuela Santa María nadie lo ha olvidado, ni nosotros, ni los militares, ni el gobierno, ni los obreros. Todos sacan sus lecciones.
Los obreros hacen sus reuniones calladamente, de manera clandestina, se preparan de manera oculta. Mire, acá tengo una bolsa que encontramos cerca de un rajo, hay tres kilos de pólvora, no son del lugar que trabaja Alamiro.
Sabemos quienes son los que hablan de atacar a la compañía con armas.
Otros hablan de unidad y organización ¿Cuáles son más peligrosos?, Ambos, y con ambos actúo de manera diferente. No sé quien dirige al presidente de la Filarmónica, eso de la soberbia, se va a acrecentar.
Mira Eduard, el otro día anduve en Iquique y compré sus periódicos y librillos que venden, mandé a una empleada de mi casa a adquirirlos, esto es lo que se lee en las noches y en algunas reuniones. Sólo te voy leer una sola cosita.

Todos somos de la misma naturaleza y todos perecemos. (Verdades que el pueblo necesita acuñar en su cerebro.) (...) Yo sé que todos esos gringos – En su tierra- son mal tratados y despreciados en la misma forma que ellos los tratan a ustedes. No son seres superiores, no son de razas superiores, no son sabios ni inteligentes, ¿ por qué los miran con respeto? No les digo que los insulten ni los golpeen, pero les aconsejo que sean valientes, viriles frente a ellos. No son más que ustedes. Entiéndanlo y ténganlo siempre presente

Eso es de un escritor obrero, un tal Víctor Soto Román, lo dice en un panfleto llamado La mentira cristiana. Ese dice que el peor mal del hombre es la cobardía, y aconseja mirar de frente a los patrones y las autoridades, con altivez, sin bajar los ojos.

¿Qué te parece? Hablan de ti allí. ¿Te tratan bien los de la realeza en tú país?
Yo no creo que Alamiro sepa de ese escritor, él lleva la soberbia en la sangre, no conoce eso porque no sabe leer. Es altivo el huaso ese.

¿La ley seca? Si no sabes te lo contaré, los socialistas predican contra el alcoholismo. ¿Por qué? Dicen que con el trago el obrero pierde la cabeza y se prosterna fácilmente ante nosotros, que el vino embrutece, y si ellos luchan contra el trago. ¿Por qué cresta yo le voy ha hacer caso? Si es malo para ellos es bueno para mí, así de simple mister.

—Alamiro es complicado, creo que hay que deshacerse de él.
—¿Tú quieres una huelga como la de mil novecientos siete?

—Hay militares acá en la Oficina, son pocos, pero se puede pedir más contingente, hay que usarlos.
—También es posible que haya bombas. ¿Estás dispuesto a morir Eduard?

—No, claro que no ¿tú crees que nos atacarían?
—¿Tú crees que no?

—Quiero cruzarme con Alamiro y darle yo su merecido.
—Eduard, te diré lo mismo que al Ramiro, a ese nadie me lo toca aún. Ya veré cuando y como termino con Alamiro, y si por casualidad tú u otro por orden tuya le hace algo, pido al padre de James que te saque de inmediato de acá, Y la verdad gringo es que no se bien ¿que tanto haces en la Oficina?
Son mis órdenes y esas nadie, NADIE me las contradice, no olvides que soy socio en esta Oficina, no soy empleado de nadie. ¿Me entiende Mister? Esos de los explosivos van a caer lueguito. y si me contradicen, quien lo hagan pueden correr el mismo camino que esos que preparan bombas. Nunca creas que me tiembla la mano.
—Sí, sí, hombre, si no es para tanto, solo te daba mi opinión.

—Y yo te di la mía, ya sabes que hay que embarcar muchas toneladas de salitre, si no se embarcan en la fecha contratada, perdemos en contrato y ahí si que tu jefe de Londres te mete no sé qué por el culo ¿O nó?
—Oh sí, sí Fernando.

—Eduard, trata de acompañar a Fernanda en sus paseos por la pampa para que no le ocurra nada malo que no ande sola, necesita compañía de confianza.
Eduard, ¿Conoces ese refrán tan antiguo que dice. “A buen entendedor, pocas palabras”
—Si, se de esos refranes que tanto utilizan ustedes los chilenos.

Don Fernando también está recibiendo apremios, son varios los que le han hablado de, parar la figura de Alamiro. Hasta llegó una extensa carta del socio mayoritario, en la que le pide más firmeza, eso implica qué: Eduard no sólo es un sobrino molesto en Londres y por eso lo enviaron a Chile, sino que es el sapo que le cuenta todo a su tío. Veré forma de deshacerme de él, en el casamiento voy a intentar que se lo lleven.

A la célula anarquista la conoce completa, de eso no le ha hablado ni al jefe de la guardia. Son recursos que él posee y no los comparte con nadie, conoce el nombre del jefe de uno de esos grupos, también sabe cómo y dónde se reúnen.

—¡Ramiro! ¿Dónde anda Ramiro?
—Salió hace poco, señor - Responde con timidez el contador de la Oficina – acompañó a la señorita Fernanda hasta la cuadra de los caballos.

—Mande por él Esteban, por favor.
—Muy bien, Don Fernando.

—Don Fernando, ¿Me mandó buscar?
—Sí, hombre, siéntate, no, mejor vamos a mirar los caballos, de camino conversamos.

—¿Cómo anda la puntería, Ramiro?
—Bien, señor, ayer estuve tirando al blanco con los milicos, les gané una botella de Brandy.

—Ramiro, hay un cargador en él rajo tres, se llama Bernardo González, ¿lo conoces?.
—Sí, es un hombre alto, llegó desde Valparaíso, habla poco, tiene pocos amigos, cada dos meses va a Iquique a visitar a un primo, le ha dicho a sus compañeros de faena.

—Si, ya sé quien es el primo, debe ser el primero, tal como en otras ocasiones que no te vean salir cargado carabina.
—Sí, señor ¿Por qué él, si se puede saber, señor?

—Es el cabecilla de un grupo de anarquistas. Sí se pierde en la pampa, mucho mejor.
—Muy bien, señor.

—Sigue acompañando a los milicos, llévales algunas botellas de regalo, las noches son muy frías, al tenientito hay que invitarlo a la boda, que no pase muchos días sin saber resultados.
—Despreocúpese, señor, déjeme eso a mi, voy a seguirlo un par de días.
—Tenís una semana.

Estela, mi mujercita, envió una nota a la pagina de sociales del Mercurio avisando que Fernanda se casa en un mes, en pocos días esto va a hervir de periodistas e intrusos, así que debo apurar lo del Bernardo, ya que estos imbéciles pueden tener algo visto para esa semana, para esto si que me sirve el Ramiro. Bruto y leal conmigo.

Curiche
8 de marzo 2007 Dia Internacional de la Mujer









Texto agregado el 08-03-2007, y leído por 265 visitantes. (11 votos)


Lectores Opinan
02-06-2007 Muy bueno, sigo la lectura. mis5* salambo
17-04-2007 y seguimos la historia, con estos personajes que son de lo peor, bien narrada, atrapa de apoco, y tanto así, que se siente la impotencia ante tanta injusticia...saludos y vamos po r más Arianna
30-03-2007 Los personajes de ésta novela ya van tomando sus posiciones, Fernando Gómez, definitavamente, inquieto, percibe un cambio, no precisamente en su favor, da órdenes determinantes a Ramiro, que no es más que un cómplice de sus autoritarismo, los preparativos para la fiesta del matrimonio, abominables ante tanta miseria e injusticia que viven los obreros de la Compañía, Gómez ha dictado una sentencia: - así es que debo apurar lo del Bernardo, ya que estos imbéciles pueden tener algo visto para esa semana, para esto si que me sirve el Ramiro. Bruto y leal conmigo -, Ramiro será el verdugo. Mis cinco estrellas. Ignacia
23-03-2007 Se suma otro sapo a la conspiración. Este tiene hasta el nombre de mamarracho (Eduard). Es deprimente cuando se ve hombres así, que hacen todo lo que el dinero les diga. El socialismo predica no al aguardiente y eso es verdad. Eso fue carnada para que nunca fueran los obreros o la clase proletaria más educada y preparada. Los patrones neoliberalistas quieren eso para el obrero, mantenerlos en las cuatro c. Casa, comida, copas y cu...(vagina). El resto lo hace la ignorancia. Muy bueno esta esto. Sigo en la ruta... ***** bohemio5
16-03-2007 Cada día más interesante.***** tequendama
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