Fue hace siglos. No se si dos o diez; esos lugares no tienen tiempo, cambian tanto y tan repentinamente que siempre están donde mismo: imperturbables, inmisericordiosos. No me preguntes como lo se. No tengo la respuesta. Sólo se que estuvimos ahí.

Cuando la muerte blanca nos sorprendía camino a casa no sabíamos quien arrastraba a quien, seguíamos adelante aferrados el uno al otro como a la vida. Cuántas veces el calor de tu cuerpo evitó que se congelaran mis manos. Cuántas veces curé tus patas heridas por dagas de hielo.

En primavera todo era distinto. El hielo se derretía en agua y vida. Recuerdo como te gustaba, mientras descansábamos a la sombra de aquel enorme árbol, poner tu cabeza en mi regazo para que acariciara tu largo pelaje crespo y marrón. Cuando yo te zamarreaba, tironeaba o simplemente rascaba tu cabeza, tu entrecerrabas los ojos en un suspiro de regocijo que casi parecía decir: la vida es bella.

Hoy cuando me dices:

- Yo también te amo.... como si te conociera hace siglos.... estuvimos juntos antes?

Pienso para mi:

- Fue hace siglos. No me preguntes como lo se. No tengo la respuesta.