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Era una gota de tinta caída en un blanco papel, en un blanco tan profundo como la nieve, tan melancólico como la Luna.
Allí estaba ella, completa, redondita en un rincón, recién salida de la pluma, con su traje azul nuevo, listo para estrenarlo en una palabra o una frase. Pero... ¿Cuál?
Titubeaba en desplazarse para la derecha o para la izquierda, confundida con el lugar de la escritura. No es nada fácil ser una gota en un papel blanco, sin líneas que den una pista de que dirección tomar. Pero no. Allí estaba sola, redondita, sin indicación alguna, sin líneas, sin pluma, sin nada.
«Si al menos hubiese un poquito de viento...—pensaba— «Talvez él podría darme un empujoncito o susurrarme al menos para que lado marchar...» Pero la pieza era tan vacía como la hoja y el silencio tan profundo como un abismo.
Se sintió triste la pobre gota. La habían tirado al abandono. Solita en medio del inmenso blanco, a su libre albedrío. ¿Pero qué libre albedrío puede tener una gota?
No más que escribir palabras ¿Y qué palabras pueden ser escritas? ¿Si osara escribir y esto no fuese del gusto del lector? ¿Qué pasaría?
Terminaría quemada, ella, la hoja y las palabras que tanto le costo decidir plasmar.
¿Y si no hiciera nada? Correría el riesgo de ser, una simple gota tirada en una hoja. Pasarían las horas, terminaría secándose y cuando llegase el lector, al ver que el papel aún estaría en blanco acabaría tirando otra gota que no le haría compañía, al contrario, saldría disparada a escribir sus propias palabras y ella, terminaría sola, seca, relegada en un rincón del papel que no se atrevió a escribir.
¡Qué indecisión! ¡Cuánta complicación conlleva el ser una gota de tinta! «Y... ¿Un dibujo? Andamos en la misma» pensó.
De pronto vio como una oscuridad comenzaba a apoderarse de su preciosa orilla de bolita azul Era el tiempo que pasaba y el papel que la absorbía poco a poco. Notó que si seguía así, inmóvil, indecisa, perdería la oportunidad de ser una brillante gota que escribe cosas interesantes que quedan para la posteridad, o que como mínimo escribe cosas. Decidió no perder mas tiempo.
Pero... ¿Como empezar? Vio entonces que había unas pequeñas salpicaduras muy cerca de ella de cuando cayó. Claro que, como eran tan chiquitas, al inicio las consideró completamente insignificantes o mejor, ni las miró.
«¡Pero qué torpe!—pensó— Si son parte de mí misma» Y cansada de esperar secarse mientras admiraba su intenso azul, tomó impulso y uniendo las salpicaduras comenzó su carrera de color. A medida que avanzaba notó que todo era cada vez más fácil y la dificultad que había sufrido para hacer una A ahora se transformaba en velocidad. La A trazada le animaba a tomar impulso para la siguiente letra y así continuó.
«Pero qué tonta, pensar que era tan fácil»—se decía, y cada vez con más entusiasmo proseguía su paso por el blanco papel, ya sin importarle lo que el lector pensara de lo que plasmara, tan sólo dejándose llevar por el frenético impulso de su propio color. Escribió y escribió. Con cada palabra que creaba más deseaba crear
Como una loca, corría por el papel de lado a lado sin importar cual dirección tomar hasta que se sintió un poco cansada, como si el brillo de su azul se fuese opacando. La energía le fallaba aunque el entusiasmo continuaba latiendo.
Fue consciente entonces de que ya no le quedaba mucha tinta. Su vida de gota había llegado a su fin. Se dijo: «Es mi hora. Fue divertido pero sé que mi tiempo se acaba aquí, así que en mi último trazo dejaré mi palabra más brillante. Tengo que pensarlo… ¿Pero qué? ¡Rápido, rápido! ¡No! Mejor no lo pienso, dejaré salir lo que sienta»
Y así fue que escribió:
“Todo es valioso en la vida. Cada punto de partida, cada trazo, cada desvío, cada coma y cada final.” y junto al punto su tinta se acabó.
Al instante siguiente llego el lector. Encontró a su pequeña gota desglosada ya en mil pensamientos. Tomó la hoja en sus manos y si bien por un segundo sintió un temblor en sus dedos, no le dio importancia creyendo que era una ráfaga de viento que cruzaba la estancia. Sin saber, que era el último suspiro orgulloso de una gota que hoy descansa, entre las tantas páginas de algún libro.

Texto agregado el 19-02-2007, y leído por 143 visitantes. (1 voto)


Lectores Opinan
07-03-2007 es poder penetrante por un lado y absorvente por otro....WO AI NI HEN, te dejo mi firmamento peque************************************************** almadebohemio
24-02-2007 Romance entre una gota de tinta y el papel, o entre el tiempo y la vida. Bonita historia para un "lindo" mensaje. NeweN
19-02-2007 Mucha imaginacion. Me hagustado. Bonita manera de explicar que en las cosas pequeñas encontrmos la felicidad. mundoaparte
 
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