***Fue tu voz, fueron tus manos, tus besos, no sé. Una media luna brillaba más que un sol, como un sol. Pero estaba vacía, sabes bien por qué. Y estaba vacía porque aún tenía espacio para ampliarse en su exhausta perpetuidad, estaba vacía porque aunque brillara como brillara, bella como fuera, seductora como quisiera, seguiría vacía. Y solo tú, tus ojos, esos claros marrones que nunca fueron de caza, esos claros marrones que escondía tesoros secretos y secretos tesoros; solo ellos la completarían… y sería lo que siempre le faltó. Y fue tu voz, tus manos, tus besos, y fuiste tú quien le devolvió la otra mitad de la luz, el otro lado de color. Pero un día mas, una vez mas, amanecía, y la luna se iba a buscar un espacio para brillar, nunca completa, siempre esperando otro encuentro de los inquietos con esa parte de color que le faltaba, con ese sol.***