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Negación y privación son dos términos no sinónimos que se utilizan en el lenguaje filosófico a la hora de definir lo que puede ser considerado o no como una carencia.

La negación, el estar negado a, significa una condición en la cual el individuo tiene carencia de algo que no le hace falta ya que sin ello no por eso deja de estar completo en sí mismo como ser. Por ejemplo: quien es bajo de estatura está negado de ser alto, no por eso es menos de lo que es.

La privación consiste en la carencia de algo que le hace falta al individuo para hallarse completo. El individuo mutilado de una pierna está privado de su pierna.

- Spinoza sostenía que el ser humano estaba negado del Paraíso, pero no privado del mismo –

Sin embargo aún conociendo la diferencia entre ambos conceptos no siempre es fácil hallarla una vez que se intenta aplicarla en ciertos contextos. Por ejemplo: para los comunistas el rico priva al pobre y el pobre está privado por culpa del rico. A partir de esta idea (en donde predomina el concepto de privación) se puede construir muchas tesis, Marx lo hace de manera magistral. Pero, si entendemos las diferencias sociales en términos de negación, por ejemplo: el pobre está negado de ser rico, por lo tanto el rico no le está quitando nada al pobre que a éste le pertenezca por derecho natural; seremos entonces muy capaces de construir una tesis muy distinta (en donde predomine el concepto de negación). Aristóteles, por ejemplo, al considerar las diferencias sociales en términos de negación construyó una tesis magistral a través de “la política” recordemos su “Estado ideal”. Estas diferencias (cruciales) de puntos de vista a la hora de emitir un juicio y argumentarlo sobre algo que logra hacer que lo que para unos es normal para otros sea anormal, que lo que para unos está mal para otros esté bien, que a lo que unos escandaliza para otros sea razón de alegría; estas diferencias, repito, surgen o se originan a partir de ciertos conceptos que están al principio de toda argumentación y de los cuales no nos damos cuenta (porque nos quedamos en la argumentación como un plano que repetimos) y sin embargo son las raíces desde las cuales surgen nuestras apreciaciones; en este caso ejemplificado mediante los conceptos de privación y negación.

Estos y otros conceptos básicos de los cueles no nos damos cuenta que poseemos a la hora de emitir un juicio son lo que William Burroughs denomina “Engramas” – Son conceptos básicos, personales o culturales, a partir de los cuales engranamos nuestros razonamientos y justificamos nuestros comportamientos (En Grecia, por ejemplo, la esclavitud era considerada como un estado de negación a ser libre). El psicoanálisis busca los engramas en los individuos, es difícil darse cuenta que otras personas funcionan mediante el uso de otros engramas distintos a los nuestros, y oye: aunque no lo creas: están calados bien profundo.

¿Puede una negación convertirse en privación? Por ejemplo: yo estoy negado de comer cosas que no he comido, es más: estoy negado de todo aquello que no he experimentado, estoy negado de la homosexualidad, por ejemplo. Sin embargo: si accedo a algo de lo que anteriormente estaba negado, y le tomo gusto (no me refiero a lo de homosexualidad) y me acostumbro a ello y lo constituyo como parte de mi vida, de mi ámbito, de mi forma de ser y de obrar y, de pronto se me quita, se me lo arrebata ¿Volveré a estar negado de ello? O más bien ¿No estaré entonces privado de ello? Si a un aristócrata de la antigua Grecia se le esclaviza por azares de la vida ¿No está privado de su libertad? Si a un millonario venezolano un gobierno comunista (que funciona su legalidad mediante el uso de otros engramas que dan razón a sus conceptos – y por lo tanto los legaliza) le arrebata toda su riqueza, porque ella priva a otros de la misma (según, insisto) ¿No estará privado el individuo millonario entonces de su nivel acostumbrado de bienestar? Estará privado de su riqueza (que era parte de él) pero estará en la misma condición de quines están negados de la riqueza. Esto es más importante de lo que parece, porque aquel individuo que envidia algo que otro tiene y que el primero no posee, se siente en estado de privación con respecto a la cosa que anhela (a pesar de que la desconozca como cosa que hace parte de él); por lo tanto posee una psicología de privación. Pero, por otra parte, hay individuos que no sienten necesidad de lo que otros poseen (el nómada de una casa, por ejemplo; para éste quien habita una casa sedentariamente está privado de una noción de libertad que el nómada posee… ¿o negado?) y que no cambiarían su estilo de vida por nada del mundo, por lo tanto están negados, y muy felizmente, de cosas que otros consideran como lujos indispensables – el sentimiento de negación es recíproco en este caso - ¿Cómo explicar a un imbécil, por ejemplo, que muchos indígenas no habitarían ni obligados en una ciudad (ese mundo en grande de los insectos) -: El estilo de vida del indígena y el estilo de vida “Occidental” se niegan mutuamente, y cada cual posee sus riquezas que el otro no puede ver y mucho menos apreciar (porque están construidos culturalmente mediante distintos engramas); para los “occidentales” es un absurdo el concepto de riqueza espiritual, mientras que para el indígena el modo de vida “occidental” es una prisión y una locura degeneradora de individuos. Sin embargo el “occidental” cree que el indígena está privado del modo de vida occidental, y no es así, y se le hace imposible entenderlo (“pero si es que aquí hay tantas cosas que me gustan y sin las cuales no podría vivir ni desarrollarme ¿Cómo va a pensar un indio ignorante que no vale nada?” – más o menos así).

En fin: cada estilo de vida está en una relación de negación en cuanto a otros estilos de vida y en cada estilo de vida podemos hallar individuos completos, no privados de nada (sólo se puede realmente privar de lo propio, lamentablemente es una práctica común interculturalmente, lo justificamos mediante el argumento de que el estilo de vida que defendemos es el mejor… y el que atacamos el peor). No los vemos, y es una tristeza, porque a veces tendemos a creer (necesitamos) que se hallan en una relación de privación en cuanto a lo que yo soy o pertenezco: la madre de la lástima asquerosa.
Ha habido épocas en las cuales se consideraban a las mujeres seres inferiores porque se consideraba que estaban privadas de ser hombres (bástenos con Schopenhauer y con Nietzsche).

Bueno, lo de negación y privación es un asunto complejo, los menciono porque son dos engramas distintos a partir de los cuales se construyen juicios de consideración y es grato aprender a reconocerlos ¿Hay engramas buenos y malos?. Me gustaría pensar que es imposible la privación, pero la vida contiene demasiadas cosas. Y, para cerrar: maldita sea por siempre el Catolicismo por habernos convertido en estas cosas: seres condicionados mediante estúpidos engramas.


Texto agregado el 02-02-2007, y leído por 481 visitantes. (0 votos)


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