TU COMUNIDAD DE CUENTOS EN INTERNET
Noticias Foro Mesa Azul

Inicio / Cuenteros Locales / Soli / ¿Freud?

[C:267666]

Yo alucino. Sin embargo me es imposible decir que sufro de alucinaciones porque la verdad es que las disfruto. Por el hecho de gozar de alucinaciones me he dado a la tarea de averiguar lo que otras personas inteligentes han dicho al respecto, no por curiosidad, sino por instrucción o por tedio en los momentos en los cuales no estoy alucinando. Antes debo aclarar que yo mismo soy capaz de provocar en mí tal estado perceptivo mediante un profundo relajamiento y colocando mi mente en blanco en cuanto a las cosas que sé, sin necesidad de uso de ninguna sustancia natural o sintética pero otras veces he tenido alucinaciones sin que medie mi voluntad y en dos oportunidades han sido tan poderosas que me he despegado de esta realidad comportándome en correspondencia emocional con lo que estaba alucinando, afortunadamente, en ambas oportunidades, mi comportamiento un poco extraño no produjo efectos negativos para nadie… de esta realidad. Sin embargo, en ambas ocasiones, logré averiguar, inferir, deducir, qué fue lo que me produjo tal alteración, tal exceso de energía que provocó en mí un salto hacia la concepción de otro estado de cosas que se mostró ante mí como cosa fáctica, real… ese sentimiento de realidad ante una alucinación se debe a la emoción tan fuerte y poderosa que sentí ante lo que se me estaba presentando, porque se me estaba presentando una realidad plena de energía, es decir: vital… tan distinta de… Vi los edificios como si fuesen una suerte de vegetales gigantescos a punto de estallar regando sus semillas hasta uan altura más allá de las nubes. Descubrí siluetas mayas o incas en los juegos de luces y sombras de las montañas como si fuesen conciencias de cientos o miles de años interpretando nuestro mundo desde su saber. Vi ángeles y dragones en las formas de las nubes y sentí que si tocaba las puntas de los dedos de ambas manos alto por sobre mi cabeza me convertiría en una barra de metal esculpida bellamente que penetraría en lo hondo de la tierra conservando mi conciencia hasta una nueva otra era por venir. Sentí que muchos lo estaban haciendo, sentí también llover semillas extrañísimas del cielo. Vi también cantidad de seres y diseños como antiguos relieves fantasmagóricos en el juego de las hojas caídas de los árboles amontonadas formando tales figuras, vi igualmente seres en extraña espera moviéndose por entre las hojas verdes de los árboles transmutándose a veces en historias en el tiempo. En realidad no era precisamente una alucinación, sino más bien una carga inusitada de energía que provocó una sensación externa a este mundo en mí y un increíble poder reintegrador del mundo. Veía todas esas cosas en lo que conocemos como la realidad, las veía, no eran figuras como hologramas o fantasmas. Era más bien como si viese una mesa y en lugar de pensar en ella como un cuerpo que posee la función de mesa, la vie4se como una barca capaz de flotar y entonces viniese a mí la sensación de agua y la emoción de darme cuenta de que la mesa sirve para el agua, porque se espera que el agua va a venir, por lo tanto: lo que sentía era el agua y dicha sensación es lo que era real (¿Un contacto con un diseñador distinto al acostumbrado?). Siluetas en las nubes, en las hojas de los árboles, en las sombras de las montañas es un hermoso juego de la mente y de la necesidad y de los ojos que es capaz de provocar en sí mismo cualquier persona a quien guste ensoñar (pero el ensoñar de por sí aún no es arrebato!), cuanto más relajado se está más el inconciente activo se conecta con las formas y formaciones exteriores produciendo aún más relajación armonizando así lo interior (el inconciente) con lo exterior (porque ambas son fuerzas en movimiento, independientes de la manera en que las interpretamos), sincronizándolo para una función contemplativa mas no práctica (sólo que si se intercambia energía con lo contemplado sí se convierte la contemplación en una modalidad práctica). Pero esa vez no fui yo mismo quien me indujo a llegar a tal estado, fue una tipa que esa mañana me encontré en la calle en el centro de Caracas.

Ella estaba como cazándome desde dos cuadras de distancia, vestía harapos ella y era joven y a mí me pareció hermosa, ella estaba como gritándole cosas a criaturas del aire como en espera de su obedecimiento y yo sentí en ella muchísima familiaridad como espiritual. Así que a medida que me acercaba hacia donde ella estaba (de todas formas yo tenía que pasar por allí) yo intentaba ubicar intuitivamente su procedencia espiritual en alguna de las tantas constelaciones que conozco (olvidé decir que también sueño) y, cuanto más cerca me hallaba de ella yo también podía sentir que mi energía se incrementaba, y entonces ella se acercó a mí, fabulosa y harapienta (mas bella, tanto así que deseé que se ensuciase más y temí por ella por la policía y me di cuanta que el gritar en la calle y hacerse la completamente loca era la mejor estrategia y sentí entonces toda su inteligencia y ambivalencia de proceder porque varias veces he pensado que algún día me tocará a mí también vivir así: en la más grandes de las labores perceptivas, moviendo, un buen trabajo responsable desde otro plano), y entonces ella me hizo tres preguntas, sólo recuerdo la última: “¿Tú estás loco?” – Cuento la verdad – y no recuerdo si yo le toqué el estómago a ella o si fue ella la que tocó mi estómago, o si fue el hombro. Lo cierto es que regresé a mi casa cargado y esa carga tardó días en mí hasta que estalló de la manera que ya conté. Fue grandiosa la combinación de su energía con la mía, y, aún hoy, pasados pocos años, al recordarla intercambiamos energía inhumana. La admiro, porque debido a su disciplina ella ahorra más energía que yo, y todas sus distintas formas me emocionan… es experta en demonios rojos y en vampiros y no tiene pudor a la hora de intercambiar energía sexual… a distancia, por supuesto. Yo creo que es la bruja más admirable y más osada que he conocido en Venezuela (conocí otra en NY), la guardo en mi querer… no sé si algún día seré libre.

Buenoi, pensamientos…

Freud es extraño, admite cosas que no admiten los freudianos, por ejemplo, admite que la alucinación es la formación de imágenes que de vez en cuando pueden asaltar al estado conciente desde un inconciente que es movimiento y no se está quieto, no necesariamente esconde tal fenómeno una patología.


Texto agregado el 02-02-2007, y leído por 79 visitantes. (0 votos)


Para escribir comentarios debes ingresar a la Comunidad: Login


[ Privacidad | Términos y Condiciones | Reglamento | Contacto | Equipo | Preguntas Frecuentes | Haz tu aporte! ]