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Inicio / Cuenteros Locales / soymaru / Desaparecido...en busca de su identidad

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Año mil novecientos ochenta y ocho.
Pais: Argentina.
Ciudad: Buenos Aires
Barrio: Liniers frente a la iglesia San Cayetano
Lugar: un café.

Lo que antecede es más o menos para ubicarnos en tiempo y lugar, ahí recobré mi identidad, tal vez de casualidad, tal vez porque el destino me presentó a un ángel.

Mi nombre es Alfredo por ese entonces tenía yo veintiocho años y trabajaba en una farmacia en el populoso barrio de Liniers, donde todos los días siete de cada mes hay colas interminables de gente que se agolpan para rendirle pleitesías a un Santo, el patrono del trabajo “San Cayetano”.

Una mañana calurosa de verano, la vi pasar, cabello largo rubio, buena figura, una sonrisa que iluminaba su paso.
Quedé obnubilado, salí detrás del mostrador para ver donde se dirigía y ya no estaba.

Al día siguiente, misma hora, sentí una mezcla de ansiedad recorriendo mi cuerpo y ahí estaba ella nuevamente, con un solero blanco. Que bonita!!!
Otra vez lo mismo al salir ya no estaba (pensé que deliraba, que el calor me hacía tener alucinaciones)

Al tercer día la esperé en la puerta; casi media hora estuve parado en la puerta de la farmacia; definitivamente la soñé.
No hago más que entrar y Javier desde el fondo me hace una mueca, volteo y es ella.
Que pasa corriendo con su cabello al viento. Giro sobre mis pasos y salgo a su encuentro y nada, ni rastros de, de quien? Quien es?

- La viste!! Decime que la viste!! Quien es?
- Que se yo; si la ví, esta fuerte!!!
- No sabés quien es?
- Ni idea pero creo que está trabajando en la librería de al lado.
- En la galería?
- Si ahí al menos ayer cuando fui a buscar cambio me atendió ella.

Ahora todo me cerraba,no era una alucinación.

- Aguantame, que voy a buscar cambio
- Si no hace falta Alfredo!!!....ahhh ya entendí querés verla de cerca, es una muñeca.
- Bajá Javier, tengo que verla hace tres días que la veo pasar y pensé que estaba delirando, tengo que comprobar que existe.-Me acomodé la casaca, un toque de perfume y salí a buscar cambio.

- Buenos días –dije embobadamente.
- Hola como estás?, puedo ayudarte en algo? –que soltura, que linda voz.
- Que?...si hola...buenos días –ufa!!! no me salía otra cosa, a que vine?– hola.
- Holaaa, holaaa, un, dos, tres, probandooo, te pasa algo? –me cargaba, estaba burlandose de mí!, pero que bien lo hacía!!!
- Uyyy, perdón, venía a ver si tenés cambio
- De cuanto a ver?, Porque recién abrimos, lo veo medio difícil.
- De....-ahí me dí cuenta que me faltaba la guita, no había traído ni un peso– parece que dejé el billete en la caja; quería unas monedas nada más, soy de la farmacia de al lado -bueno al fin articulé alguna palabra– mi nombre es Alfredo.
- Hola Alfredo, –acercó su cara a la mía y me besó muy suave en la mejilla– Soy Gabriela, nuevita en la librería, un gusto conocerte, decime con cuantas monedas te arreglás?
- En verdad no vine por cambio, vine por vos, hace unos días te veo pasar y no sabía si eras un sueño, un espejismo.
- Gracias, sos un dulce. –Hizo un giro de trescientos sesenta grados sobre sus pies, una leve reverencia– Entonces que te parezco?, -me tomó la mano, que suavecita, que cálida y ese perfume envolvente que quedó impregnado en mí todo cuando acercó su cara y me besó.
- Un ángel eso me parecés un ángel –le besé la mano y quedé mirándola sin soltarla.
- Puedo pedirte un favor?
- Si pedí lo que quieras.
- Me devolvés la mano? –dijo con su mejor sonrisa. Yo no tomaba conciencia de que estaba haciendo, diciendo; en definitiva le debo haber parecido un tonto, me estaba comportando como un tonto.
- Uy!!! Perdón –dije soltándola casi como si recibiera una descarga elécrica.
- Bueno!!! No es para tanto, tratá de devolvérmela sana. -reía y reía me hizo sentir muy cómodo en mi zoncera.- ahora mi querido Alfredo te pediría que me dejes trabajar, porfis si? Dí que siii –era una niña-mujer, dulce, juguetona, sensual, simpática, todo tenía todo.
- Vuelvo a perdir perdón por mi comportamiento, pero debes reconocer que es mérito tuyo, sos demasiado bonita y simpática. Te dejo trabajar y me voy a trabajar yo también nos vemos.
- Agradezco los cumplidos y nos vemos. Bye.

Salí como flotando entre nubes de algodón. Ese día creo que fui al menos una docena de veces con cualquier excusa solo para escucharla decir –Hola, otra vez acá?, que te olvidaste!!!
Escuchar su risa, ver sus ojos, rozarle la mano.

Los días subsiguientes fuimos entrando más en confianza, a veces en la hora del almuerzo me iba un ratito a la librería y compartiamos unos mates.
Hasta que una tarde la invité a salir.

- Gaby que te parece si después de hora nos tomamos un café fuera del horario de trabajo.
- Me parece perfecto, esperáme en el barcito de la esquina si?

Como yo salía ante que ella elegí una mesa cerca de la ventana, que tenía unas cortinas que dejaban ver el exterior pero no se veía hacia adentro, el bar estaba a media luz y cuando entró un alo de luz la rodeaba..
Me levanté y ella posó sus labios en mi mejilla dándome un beso tan suave y cálido que encendió mis sentidos. Me levanté presuroso y corrí su silla para que se sentara.
- Alfredo, usted si que es todo un caballero.
- Perdón? ya no nos tuteamos?
- Nos conocemos de algún lado?
- La debo haber confundido entonces, mis disculpas señorita, jajajajjja.

Reímos, siempre enganchábamos en delirios similares.

- Que tomás?
- Un agua mineral, estoy muerta de calor, hoy fue un día denso.

Nos quedamos en silencio Gaby no sacaba sus enormes ojos de mí, parecía estar mirando dentro mío, leyendo mis pensamientos, de pronto toma mis manos entre las suyas, tan pequeñas tan delicadas, me acaricia, y noto que quiere decirme algo pero no se anima.
- Pasa algo? –rompí el silencio
- Puedo preguntar?
- Que?, si.
- Tal vez sea algo molesto lo que voy a preguntarte o te incomode.
- Preguntá lo que quieras de vos nada me molesta.
- Alfredo antes debo decir algo y espero no te asustes.
- Gabuchi, vuelvo a repetir, nada de vos me asusta, ni incomoda.
- Bueno estoy acá sentada frente a vos y al mirarte a los ojos al tomar tus manos siento que estoy sentada frente a un cadáver, de pronto capté mucho sufrimiento en vos. Alfredo a vos te chuparon (secuestraron) en la dictadura?
- Seguí, por favor –no podía creer lo que escuchaba, todo volvía a mi cabeza como en cascada de imágenes pasadas.
- Te veo en una especie de sótano, un lugar oscuro con rejas, estás tirado en el piso, solo, apretando tus oídos con las manos como para acallar los gritos de la gente que era torturada. Perdonáme pero si no te lo decía explotaba. Ahora si querés contame y si no hacé de cuenta que no dije nada.

Las lágrimas saltaban de mis ojos y los recuerdos se agolpaban para salir.
Gabriela pasó su mano por mi cabeza, y despejó parte del dolor y encausó los recuerdos, ahora iba a poder hablar, ya no tenía angustia ni opresión en el pecho, estaba todo claro ante mí, una a una saltaban las imágenes y despacito fui recobrando mi identidad.

- Como supiste?, sos la primer persona a la que voy a contar lo que pasó.
- Soy perceptiva nada más. Te escucho.

Nos quedamos hasta el amanecer las palabras salían solas de mi boca, ella escuchaba, no interrumpía, de tanto en tanto me acariciaba, apretaba mi mano, sonreía dulcemente, asentía con su cabeza.

Mi familia, el secuestro y desaparición:

Floresta barrio en el que nací y del cual me secuestraron.
Hijo de una típica familia clase media, mi papá con ciertas inclinaciones políticas de izquierda, mi mamá una mujer hermosa, trabajadora y ama de casa ejemplar vivía para nosotros, mi hermano médico, casado, y con una hija bebé, y yo terminado el secundario.

No estábamos afiliados a ningún partido político, teníamos ideas progresistas y nos reuníamos con una banda que habíamos formado con Ariel, Hugo y Martín, soliamos darle a la guitarra hasta que los vecinos se quejaban de “nuestra música” y mi vieja nos hacía callar.

Todo trancurría con normalidad, hasta que una noche golpean a la puerta de mi casa, mi viejo se levanta medio dormido, y de pronto es empujado con violencia hacia el suelo, entran unos matones con sus armas en mano, mi mamá a los gritos, la bebé llorando me levanto y veo como arrastran a mi cuñada de los pelos, intento golpear a uno y me pega en la boca del estómago, y con la culata del arma me da de lleno en la nuca, mi hermano sangraba por la nariz, la boca.

Destrozaron mi casa, quemaron papeles, cargaron en un furgón los aparatos eléctricos y algunas antigüedades heredadas de mi abuela como un viejo reloj de péndulo que perteneció a la familia por generaciones.

A mi padre lo dejaron inconsciente en el piso a mi madre la amordazaron la ataron y la pusieron tendida sobre la cama.
A mi hermano, mi cuñada y a mi, nos metieron en un falcon a los golpes y a la bebé, la llevó uno de lo corpulentos como trofeo de guerra.

No sé el tiempo que nos tuvieron dando vueltas en ese auto, de pronto se detiene en un descampado, nos bajan y sacan la venda que cubría mis ojos, veo a Mariana y Alejandro de rodillas en el piso con las manos atadas y sujetos por el cabello por dos de los monos que iban en el auto. A un costado en brazos de otro estaba mi sobrina Anahí que sonreía sin entender nada (tenía siete meses).

De pronto pelan el arma en la nuca de mi hermano y mi cuñada y gatillan una y otra vez sin balas. Creo que ese fue el momento más cruel y largo que vivimos. Nuestros gritos eran sórdidos, angustiantes, terroríficos yo observando como iban a morir y ellos esperando que cada gatillada saliera la bala.

Después nos volvieron a subir al auto otra vez cubiertos los ojos y volvimos a dar vueltas como en circulos hasta que el auto se detiene nuevamente
Nos tiraron en un lugar con el piso de cemento frío, húmedo, con olor a excremento, orin....
Se escuchaban los lamentos, llanto, algún que otro grito desgarrador.
Pasaron unos días, nos llevaban de a uno a otra sala y allí nos mojaban el cuerpo nos aplicaban la picana, golpes, exigiendo una confesión, que delatáramos a los nuestros....

El dolor en el cuerpo llegaba un punto que no lo sentías, pero los gritos de tus compañeros el explorar en tu mente por que?, hurgar a quien conocías para estar metido en semejante balurdo (problema). El sin sentido de la situación..eso si que era doloroso y desgarrador no entender por que!!!!.

Perdí la noción del tiempo. No se cuanto estuvimos ahí, un día ya no escuché a Mariana, otro no escuché a Ale y un día aparecí en un calabozo en un sótano y ahí estuve unos cinco años. Muerto en vida.

Me largaron camino a Luján. Parecía un lingera, sin documentos, con arapos maltratado barbudo sucio lleno de piojos. Me molestaba la luz del sol parecía que me estaban quemando los ojos. Anduve un tiempo sin rumbo, conocí gente que me ayudó volví a tener una vida. Pasaron un par de años hasta que me adapté de nuevo a la sociedad y borré todo de mi mente.

- Demasiado fuerte lo que viviste, cuanto dolor mi querido Alfredo, perdonáme si removí.....pero...y que fue de tu hermano de tus padres, tu cuñada, tu sobrina?
- No sé Gaby, no sé...quizás el miedo impidió que vuelva a pensar en ellos. Debo ser uno de los tantos desaparecidos de esta dictadura infame.
- El miedo a saber que fue de ellos?, no pensás recuperar tu familia?
- Hasta hoy, sinceramente no, ahora te pido que me ayudes vos hiciste que recuerde quien soy, me hiciste recuperar la identidad.
- Contá conmigo, en lo que sea...mañana mismo vamos a tu barrio querés?
- Si, por favor...gracias.

Así fue por la mañana pegamos el faltaso a nuestros respectivos trabajos, y con un temblor de piernas y el corazón saliendo de lugar estábamos parados frente a la puerta de mi casa. Mi brazo apoyado sobre los hombros de Gaby y el suyo rodeando mi cintura.

- Querés que toque timbre? –dijo ante mi indecisión
- Por favor gracias. –y oprimió el botón.
- Abuela timbre – la voz de una niña
- Sr? que desea? –alguien espía por la mirilla
- Mamá...mamá!!! soy Alfredo –grité la reconocí, era mi mamá!!!, abre con algo de desconfianza la puerta.
- Hijo!!! Hijo querido...-nos abrazamos, lloramos –Ale!!! es Alfredo, Alfredo!!! pasa hijo; pasen.

Gaby se hizo a un costado lloraba, compartía mi emoción. Mi hermano no lo podía creer. De la cocina sale una mujer con una panza hermosa a punto de parir con una niña de la mano. No reconocí en ella a Mariana quedé medio descolocado. Ale me presentó a su esposa, su pequeña hija.

Demasiadas emociones juntas, mucho alboroto, me reencontraba con mis seres queridos y recomponía mi historia. Me enteré que papá falleció de un paro cardíaco dos años despúes de aquella trágica noche, que el cuerpo sin vida de Mariana fue entregado a sus padres a los dos meses del secuestro, que Ale fue liberado a los tres años, que Anahí aún está desaparecida, y que a mi me dieron por muerto. Mamá era una de las Madres de Plaza de Mayo no faltaba nunca a las marchas.

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Hoy diecinueve años de aquel renacer, estoy casado con Gaby, tenemos tres hermosos hijos y ambos luchamos por la recuperación de la identidad, por la justicia, por la aparición con vida de nuestros compatriotas, por la restitución de los niños a sus familias de sangre. Mi madre falleció hace dos años sin poder reencontrarse con su nieta y Ale no pasa un solo día que no haga lo imposible por recuperarla.

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Agregado en homenaje a de todos aquellos que se jugaron por sus ideales:

NO ERAMOS CULPABLES NI ANTISOCIALES COMO NOS PINTARON.
NUESTROS IDEALES CONTINUAN INDEMNES Y SOBRE TODO NO NOS ROBARON LA LIBERTAD DE PENSAMIENTO.

Elvira Castro

Texto agregado el 01-02-2007, y leído por 898 visitantes. (51 votos)


Lectores Opinan
08-10-2009 te felicito amiga,hay que tener siempre en claro que los ideales no merecn ni la carcel ni la muerte,sin ellos no somos nada.Un abrazo Mati linda ******** shosha
17-11-2007 Esta no es una historia mas, es la historia de un período que mato ideales, destruyo familias, ..pero es bueno que no se anule la memoria y el deseo de justicia. Como dice Hebe: -...quisieron enterrarlos y en realidad los sembraron " y cada día debemos honrar más a esa generación que supo vivir sus sueños hasta morir por ellos."MEMORIA,JUICIO Y CASTIGO" adriana73
11-09-2007 Es un muy buen relato; un fiel reflejo de una parte de lo que pasó en esa época negra de nuestro país (y de muchos más). Se ve que está escrito con el corazón. Si no te conociera creería que es tu historia personal. Esdrelon
10-09-2007 Me has hecho recordar esos terribles tiempos en que ser joven era un delito "nunca mas" roguemos a Dios que para nuestros hijos y nuestros nietos sea solo un historia que no se debe repetir***** alexandrocasals
10-09-2007 La historia de muchos... narrada aquí en forma suave, porque la tortura es terrible, indescriptible, y en medio de ella, a pesar de tu dolor te preguntas si el que te está infligiendo eso es un ser humano... Felicitaciones por tocar este tema que mucho pretendemos olvidar y eso no es bueno *** zumm
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