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Recuerdo a un amigo, a quien siempre he querido mucho, que cada vez que nos detenía la policía – a cada rato – y éstos nos preguntaban si nos drogábamos – ninguno de nosotros lo hacía – él, mi amigo, les respondía que sí, y luego nombraba una larga lista de drogas que iba desde grupos de música hasta programas de televisión y una larga lista de artículos de consumo dados por necesarios y de propaganda de televisión. Frank, así se llamaba él. Y es gracias a él que pude resolver el enigma del nombre de la banda inglesa Sheep on drugs, las ovejas drogadas somos todos. También la propaganda política es droga, condiciona, y, en este sentido, todos estamos drogados… somos ovejas drogadas. Recuerdo también una frase de Mister Sir William S. Burroughs “la palabra causa la imagen, y la imagen es un virus”… todo se interrelaciona. No es por casualidad que uno de los autores preferidos por los chicos de Sheep on drugs sea Burroughs y todo el movimiento de los Beatnick; así como tampoco es casualque uno de los grupos musicales favoritos de Burroughs sea SPK, grupo formado por un enfermero de un hospital psiquiátrico y un esquizofrénico de dicho hospital… una combinación tal dio como resultado el genio de SPK “Lleguemos hasta el fondo”… y, oye: lo lograron… a partir de ahí sólo se puede construir. SPK, su música, es como las cenizas del ave fénix (pueden experimentarlo mediante youtube.com, pero creo que hay dos spk, hablo del de Despair).

Ionesco es un personaje muy interesante en la historia de la literatura (si es que hay tal cosa), también lo es Samuel Becket, ambos son destructores, autores que logran llevar el absurdo hasta el absurdo… hasta lo máximo del absurdo. No es absurdo que el artista lleve hasta la destrucción todo lo que está mal – lo plastifica y lo desintegra -… y benditos sean por todos los siglos los que logran hacerlo. Indudablemente el nihilismo cumple una función profiláctica necesaria (también lo hacen los buitres). Todo está mal – es una proposición enteramente válida. En las sociedades hipócritas todo está mal, y su arte, bueno, siempre será destructivo; es solamente en esa destrucción artística de la sociedad e lo que ésta puede sentir alguna vitalidad. El arte destructivo cumple una función regenerativa a largo plazo – todo artista cumple una función consistente únicamente en darse cuenta, cuando lo toma, ¡Carajo! En esa regeneración aparecen nuevas cosas: un sano dar la espalda a todos los valores anteriores (concepto de creación).

La música normalmente tiende a hacer reflexionar. La música causa imágenes. Es un arte completamente sensorial, no sabemos qué nos toca. Y muchas veces también intelectual. Incluso sin el uso de palabras puede darnos a entender. La música está llena de tendencias y cada una de ellas refleja algo. De algunas de tales tendencias es fácil hartarse, cansarse, porque algunas de tales tendencias parecieran incapaces de autodestruirse en la pura experimentación y auto regenerarse (lo que acabo de decir es paja).

Sólo el genio no se explica y hace imposible toda explicación.

Me pregunto ¿por qué no puedo pensar cuando escucho sheep on drugs? Quizás porque sólo se puede pensar mientras en uno subsiste un bloqueo – (¿será que imagen-palabra es capaz de plasmar otro lenguaje?).

(“I’m as hard as they come”, “Great skies through heaven”, “Life isn’t fair? So take a trip”, “Dream on!”,etc.)

Creo que no me equivoco si afirmo que los tipos de Sheep on drugs han sido los mejores alumnos de Mister Sir William S. Burroughs.

- Desconecten los linguales.

Texto agregado el 27-01-2007, y leído por 83 visitantes. (0 votos)


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