Y tú, que lo veías venir,
lloraste feliz y gritaste de sorpresa,
aun creías que era un sueño,
al igual que yo, al igual que yo.

Borraste todo lo que te hacia recordar,
los momentos felices e infantiles,
cerraste los ojos y solo quisiste sentir el silencio de esa noche.

Caminamos rápido y atentos,
calle oscura y secreta,
un destino propio del joven ingenuo...