Encuéntrome en este momento al borde de un abismo, improvisando las caricias que no daban más vida que muerte, tratando de mirarte cuando caminas en otra dirección, si pudiera yo decirte cuántas lágrimas dediqué en tu nombre a la noche que en silencio congelaba las almas lánguidas y tan ardientes de deseo, esas noches que sin ti no me saben más que a sangre, que derrama junto al sudor de la cama tan vacía que necesita de tu amor y de mi caricia inexacta, de mi triste habitación que llora al viento del sur que no vuelvas nunca más terminará de matarme, que ahora no vivo yo sino la certeza de caminar sin rumbo...

Le tomo la mano a tu recuerdo y me sorprendo de seguir improvisando por ti los versos que esta nota entristecen, pido perdón por la tristeza y te guardo una estrella en el cajón que nunca abras por el miedo de enamorarte una vez más de quien te dio muerte, de mi...