Estoy algo sugestionable en los últimos días... olvidaré mis malos pensamientos, me comeré un par de naranjas y me iré...
El lugar es un poco agobiante, no debería haberme parado a comer aquí...pero suerte he tenido de encontrar un sitio donde hacerlo, en este lugar alejado de todo...ni siquiera sabía que hubiese por aquí una aldea.

Aunque la carne tenga un aspecto raro; no puedo pedir que me den entrecotte por seis euros: dos platos, con postre, vino... y la verdad es que está buenísima. El estofado no es para menos, riquísimo también; si el caso es que he comido como un señor...

Por eso..., serán imaginaciones mías que los únicos seis o siete clientes que estaban en el local me miraran mas a mi que a su comida; son un poco raros; pero tienen que ser raros viviendo aquí, en este pueblo tan apartado.

Lo que si que no me ha gustado nada es que la cocinera saliese a verme; que me haya estado observando con tanto interés y tanto descaro. Hay que saber mantener las formas; al fin y al cabo soy un cliente.

Tampoco me ha gustado que el camarero, dueño del garito y al parecer marido de la insolente cocinera, se empeñe en que tome zumo de naranjas y de postre mas naranjas; aunque sea invitación de la casa...y no me ha traído una, me ha colocado encima de la mesa cinco; no esperará que me las coma todas...

Si cuchichean entre ellos es porque soy forastero; no creo que estén acostumbrados a ver muchos por aquí; como ocurre en todos los pueblos; llega alguien de fuera y despierta el interés.

Cada vez hay mas gente... me marcho ya.... me están mirando con mala cara; debo molestar, parece que tengan aquí una reunión o algo parecido...claro, no deben tener otro lugar donde hacerlo en un sitio tan pequeño; reunión de vecinos eso debe ser...

Si; me voy antes de que me echen o me llamen la atención, porque veo que hasta han cerrado las puertas, deben estar a punto de empezar…