Cuando más quería tu calor tu me abrazaste, me rodeaste con tus brazos, me envolviste con tu aroma.
Cuando más quería tu calor tu me atrapaste, me atrajiste hacia tu pecho y el tiempo se detuvo.
Cuando más quería tu calor, tu me enlazaste, como la hiedra en el muro y el lazo del diablo.
En ese momento podrías haberme arrastrado hasta donde quisieras, lanzarme a un precipicio o a una llameante hoguera, y yo no habría opuesto resistencia, te habría seguido al fin del mundo, con tal de sentir tu cuerpo junto al mío.
Fui tu prisionera, tu esclava y tu sirvienta.
Quise retenerte junto a mi, quise mantenerme en mi lugar, mas tus brazos me soltaron y tuvimos que volver a aparentar.