...Caía la tarde de aquel verano ardiente en el bello lugar de aquella isla de un tiempo y año como cualquier otro. Todo seguiría igual o al menos lo de siempre, se había convertido en rutina para Mariana, ir al trabajo, enocntrar en su oficina un torbellino de problemas diarios, salir al mediodía a comer algo, volver al tiempo que debía reportarse, conocer gente a diario, unos malhumorados, otros de buena forma y cálidos en su amabilidad. Todo sería igual a no ser porque aquella tarde ingreso un muchacho de unos treinta años a aquella oficina, necesitaba inmediato un préstamo, mismo que le concedería el gerente de acuerdo a las condiciones que establecia el Banco. Mariana con un gesto amable invito a aquel hombre que a primera vista parecía que con la mirada la desnudaba pero no en forma lujuriosa, sino con una mirada cautivante que impactó a la joven. "Siéntese, lo van a atender pronto", era lo que ella le dijo dos o tres veces, pero él no pudo contener su curiosidad y le preguntó: "¿cuál es su nombre?", "Mariana", respondió ella un poco titubeante por la manera de preguntarle, ya que era algo que ella nunca decía en su trabajo por las reglas establecidas en el lugar.
Pasó esa tarde y Mariana se fué a su casa pensativa, con el aroma aún en su imaginación a aquella colonia de hombre, pensaba en esos ojos que la habían inquietado, en esa mirada que le había hecho despertar muchos recuerdos de un pasado sentimental para ella...Sí aún era niña cuando aquella experiencia de amor le había sacudido el alma, "esa mirada, jamás la olvidé". Mariana al cumplir los qunice años había dado su primer beso a aquel muchacho que le havbía declarado su amor, un chocolate, un oso de felpa "mmm...tiempos aquellos", y con esas palabras decidió tomar una ducha...El agua caía en su piel como perla preciosa, había tenido un día muy agitado...allí en la ducha pensaba mucho "quién será ese hombre?"..Durmió aquella noche muy inquieta, tanto así que empezó a soñar a aquel hombre que le arrebataba la misma vida con tan sólo una mirada".
Al día siguiente; encontró una nota en su escritorio: "Me da mucho gusto volver a verte, jamás te olvidé...firma: UN AMIGO, y con aquel sobre una rosa rosa. Mariana preguntó a sus compañeros de trabajo, el motivo por el cual aquella rosa llegó a su escritorio, pero era la preocupación de saber quién la enviaba...Al otro día, otra, y al tercero, otra y así sucesivamente, encontró más y más notas que al inicio fueron alentadoras, pero cada día que pasaba, para ella era como si se convirtieran en una horrible pesadilla, porque cada nota tan sólo la firmaba: "un amigo". Mariana era una mujer dulce, encantadora, brillante con veinticinco años que le había verse mucho más joven, delgada, esbelta, pelo lacio largo color miel, que le acentuaba muy bien con aquellos ojos marrones...Mariana, sí la bella Mariana de aquel entonces, aquel recuerdo de sus quince años le había hecho dar su corazón entero a Carlos que de adolescentes había jurado "jamás dejarse de amar"...Pero, pasó el tiempo y los años van borrando la ternura de la adolescencia para dejarnos paso a la madurez de un trabajo, de un vida por delante, Jorge se había marchado para siempre a un país muy distante del suyo, y jamás había sabido más de él.
Mariana se setía inquieta, incómoda, prohibió que alguien se acercara a su escritorio, sino se identificaba plenamente; todo esto para nada, siguieron llegando las notas, un ramo de flores, una rosa roja un día del mes de Noviembre, un chocolate de determinada marca que le hizo experimentar un gran suspiro, y una honda preocupación, "¡¡Pero si es el mismo tipo de chocolates que Carlos me regalaba!!"...
Una tarde muy cansada de laborar, salió presurosa a la calle, ya estaba harta de tanto papel, sobres, que le hacáin detestar a veces la horas de oficina.
Llegó a su automóvil y antes de entrar, quedó levemente asustada: aquel hombre de aquella tarde la esperaba, y suavemente, tomo su mano y le dijo: "Mariana, eres y siempre has sido el gran amor de vida, me fuí unos años porque estuve muy enfermo, mis padres me levaron hasta una región de Europa, conocí muchas personas, mujeres encantandoras, muy atentas,dulces, pero tu mirada amor mío, jamás estaba en ninguna mujer, tú has sido única en mi vida, creo que nunca te olvide´porque aquí estoy de vuelta, tuve un tiempo muy malo, unos años que transcurrieron sin tí con un vacío profundo, Mariana, el amor, sólo se experimenta una vez en la vida y nada más, cariños, amabilidades, habrán, pero amar, amar, amar...sólo una vez..." Mariana sintió que todo su cuerpo sucumbía ante la presencia de aquel hombre que tocaba su mano, aquel chico de veinte años, ahora era todo un hombre, ella toda una mujer dispuesta a abandonarse en sus brazos para toda una vida. Los dos reían en aquella venta de golosinas, recordaban su adolescencia, a no ser porque Carlos la había buscado hasta el fin, jamás la habría encontrado en aquel banco aquella tarde, el préstamo tan sólo era un pretexto de aquella búsqueda de su amor primero que había arrebatado su alma entera.. Hoy en día Carlos y Mariana viven jutnos, disfrutando del amor único que existe para cada ser humano sobre esta tierra...dos hijos, una vida por delante para darse abrigo, paz, alimento material pero ante todo el amor que nunca abandonarán.. Mariana leía en voz alta un mensaje muy alentador que encontró en la calle:

"para cada alma sedienta de amor, nunca se den por vencidos, si aman a alguien, luchen por ese alguien, al fin y al cabo, tan sólo una vez hay vida en este mundo, la vida es muy corta, ¿para que vivirla en egoismo y falta de amor?, lucha por esa persona que quizás sientes perdida en el tiempo y la distancia..."

Mariana se ve ahora con cuarenta años, es feliz, pero sabe que la vida misma le devolvió al ser más amado de su vida, su novio de adolescencia...