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PROLOGO:

El hombre inicia su historia en la oscuridad... En la oscuridad de sus incapacidades y de aquellas cavernas donde los cazadores primitivos buscaban protegerse y también desentrañar el acuciante enigma de la vida, cubriendo sus paredes de dibujos, pinturas, signos mágicos, expresando su tenaz e incesante empeño de comprender y vencer a un mundo exterior que lo superaba y lo tenia totalmente indefenso.
Miles de años pasaron para que se erigieran enormes templos, a menudo subterráneos, con deidades maternas, y es que además, de los misterios del nacimiento y el desarrollo, conocía la agonía y la muerte. Rindió honores a los muertos, fue cazador y recolector, aprendió a labrar la tierra y a domesticar animales. En busca del conocimiento de la frontera entre la vida y la muerte, reclamó su fe, solo cuando creyó entender estos hechos fundamentales, convirtió la vida en un bien precioso, que tenia que defender con armas y ritos votivos.
Solo de la conciencia puede surgir el interrogante del sentido de la existencia.... La eterna búsqueda de la vida vencedora de la muerte, superando el ciclo propio de la naturaleza de nacimiento, crecimiento y extinción.
Muchas culturas en busca de la eternidad vieronse regocijadas con la esperanza de la nueva vida futura, trasvasando el limite de su entendimiento. La reencarnación fue una de las respuestas que aun perduran entre el Hinduismo y Brahmanismo. En la cultura cristiana, durante los 600 primeros años de nuestra era, la reencarnación era un concepto admitido por el cristianismo. En el Concilio de Constantinopla, en 553, fue negada. Uno de los padres del cristianismo “Orígenes” (185-254), creía en la reencarnación. “Las almas no tienen principio ni fin. Vienen a este mundo fortalecidas por las victorias o debilitadas por las derrotas de sus vidas anteriores”(De Principiis).

CAPITULO I

Soy Juan Fulano, Argentino, 46 años, personal calificado por IMC categoría 3 serie 20-194637-3 , estámos atravesando un mal momento, llevamos mas de 8 horas de camino y nos sentimos agotados, algunos con calambre y otros con somnolencia, yo no siento los dedos de mis pies y la tos pareciera querer sacar mis bronquios por la boca. La noche es cada vez mas profunda, Júpiter ilumina de a ratos nuestro sendero por las nubes que lo tapan y que presagia poco a poco, con un viento húmedo y helado una posible tormenta boreal, nos aventuramos a conseguir un poco de leña para tomar algo caliente, de la poca vegetación que sobrevivió traída desde la tierra hace varios siglos -todo para hacer de esta luna un lugar mas habitable-. Se nos había terminado la comida sintética, y ahora dependíamos de nuestro ingenio para seguir sobreviviendo, el agua por ahora no es un problema, pero sabíamos que gradualmente se nos iría acabando si no conseguíamos donde abastecernos, o como derretir el hielo, terminando indefectiblemente en una hipotermia.
Todo comenzó una mañana de otoño cuando recibí la notificación de abordaje, mi familia y yo estábamos alegres por este nuevo trabajo, fui uno de los afortunados en pasar las pruebas psicofísicas, pero si bien mi sueldo se incrementaría notablemente, tenia que hacerme la idea de no ver a mi esposa y mis hijos por 6 largos años. Luego de salir de éxtasis (criogénica) once meses después que partiéramos de la Tierra, entre colonos y obreros éramos unas 228 personas, viajando en el carguero IMC Belerofonte de 800.000 toneladas, una nave de carga clase 4, para descender en Europa una de las 60 lunas de Júpiter como obreros de la compañía minera internacional (IMC) para la explotación de vanadio, oro y thortveitita o escandio.
Sucede que en el 2014 esta luna luego del paso del planeta Hercólubus con una orbita de 13.000 años cerca de la tierra, que causó grandes cataclismos en nuestro planeta, como en el resto del sistema solar, provocó así también la caída de meteoritos que resquebrajaron la corteza de este satélite, causando erupciones volcánicas que hasta hoy algunas duran, dándole a su atmósfera mayor grosor y un clima mas benigno para la vida humana, emergiendo un continente con algunas islas.
Nuestra nave de trasbordo la USS Master, una de clase Atlantis con la capacidad de 22 pasajeros, ya prohibidas en la tierra por obsoletas, y que aun siguen viajando por todo el sistema solar (todo porque los militares no permiten la tele transportación en naves civiles), pero a falta de mantenimiento -algo muy usual en esta época- tuvo que efectuar un aterrizaje forzoso en el hielo, porque este satélite en invierno se congela casi completamente.
Hoy día en el año 5133 a las empresas ya no les importa la seguridad de sus empleados, existe tanta degradación en la sociedad de la tierra, totalmente superpoblada a pesar de los grandes índices de mortalidad, que da lo mismo una persona más o menos.
Pues bien, estábamos en esa encrucijada, con los tripulantes seriamente heridos, el trasbordador completamente averiado, sin impulsores ni capacidad térmica interior, sabíamos que las naves de rescate tardarían entre 28 y 30 horas y no gozábamos de tanto tiempo, la mayoría de los pasajeros optaron por quedarse en la nave en el vano intento de calefaccionarse cuidar a los heridos y ser rescatados, mis compañeros y yo nos aventuramos a cruzar ese desierto helado que nos crispaba los huesos a pesar de nuestros equipos térmicos, con la esperanza de llegar a la base Zeus cerca del volcán Pwyll.
Pero lamento decir que ya conocía el final como en tantas otras oportunidades, que por mas fuerzas que hiciéramos, tanto los que se quedaron en el trasbordador, como los que me acompañaban en esta travesía sobre un glacial, no podríamos sobrevivir. Lentamente el frió nos iría arrebatando la esencia de la vida hasta transformarnos en grotescas esculturas gélidas.
Yo en cambio sabia por mi experiencia a través de los años que mi destino no seria el mismo, a pesar que lo deseo con toda mi alma, que Dios en su inmensa gloria me permita vislumbrar su camino y transitarlo gracias a su mandato divino.

CAPITULO II
Es obvio que a esta altura de los acontecimientos quien escuche esta grabación no encontrará explicación a mis dichos, es mas se aventuraría a considerarme como a un hombre desvariando en las alucinaciones de sus miedos interiores ante la percepción de la muerte. Pues no... ¡Nada mas lejos de la realidad! Pero para dilucidar esta cuestión tengo que remontarme a un pasado lejano, casi olvidado por la historia, pero que en mi aun llega gozoso, como el recuerdo del aroma de las flores silvestres extintas.
Pues bien.... hace tanto tiempo ya.... que mis recuerdos me llevan a cuando nos encontrábamos en una situación similar, en el medio de la nada, rodeados de desierto y moros, los sarracenos nos venían acechando y nuestros camellos habían sucumbido sin demostrar signos de cansancio alguno, simplemente se les reventaba el corazón de tanto cabalgar. En nuestra premura por escapar habiendo robado estos animales, conseguimos mantener una distancia, pero al no tener algunos mas de relevo los fuimos agotando irremediablemente, estaba en juego nuestras cabezas pero aun mas nuestro único y mas preciado tesoro, que jamás podía caer en manos que no fueran cristianas.
Cabalgamos día y noche sin cesar, turnándonos a la palestra y durmiendo sobre las bestias, orientándonos de día por el sol y de noche por las estrellas, fuimos enterrando a los animales muertos con las arenas para que no nos delataran, pero el viento y el hedor de la carne podrida era un rastro que no podíamos evitar, las dunas dejaban a la luz las tumbas de estos jamelgos y los buitres se encargaban del resto.
Contábamos con 1 o 2 días de delantera, pero ahora estábamos de a pie llevando solamente nuestras espadas y nuestro tesoro, con la esperanza de llegar a Edesa y compartir con Don Godofredo este secreto.
Pido disculpas por no presentarme, mi nombre era José Ávila, hijo del producto del amor entre el Conde Rodrigo Falcón y de Doña Maria Ávila, mi padre fue muerto, envenenado traicioneramente por su primo Gregorio, ante la codicia de un titulo nobiliario y el vasto territorio que poseía, poco tiempo antes de casarse con mi madre, que era hija de un prospero comerciante... Que al enterarse de su embarazo no pudo aceptar a un niño ilegitimo en la familia, viendo su nombre mancillado con tal afrenta, la envió al convento de La Piedad donde las hermanas atendieron su alumbramiento y la aceptaron como novicia una vez que yo fuera destetado. Nací el día 26 de mayo del año de nuestro señor Jesucristo de 1074 en Barbastro (Aragon) y puesto a la custodia un año después de la familia Ramírez, quienes cuidaron de mi como a un hijo hasta la edad de 13 años, donde a pedido de mi madre me entregaron los documentos de mi nacimiento certificados por la abadesa del convento, actas nobiliarias de mi padre que me reconocía como su legítimo heredero (cuando se dio cuenta de su irremediable destino), y una carta de ella, donde me explicaba la agónica muerte de mi padre en una semana, y me pedía perdón ... Primero por su debilidad de mujer ante un amor en pecado, y luego por la cobarde entereza de aceptar las decisiones de mi abuelo, cumpliendo su noviciado para casarse con Dios.
Ahora bien, siendo un párvulo de 13 años conocedor de mi pasado y sabiendo que por mis venas corría sangre azul, comencé a idear como recuperar mi linaje sintiendo un gusto amargo en mi boca, una especie de ácido que segregaban mis glándulas salivales, un rubor que me calcinaba la cara, un repiqueteo en mis sienes acompañando el ritmo acelerado de mi corazón, el sabor de la venganza... La venganza por el asesinato de mi padre y la ignominia de mi madre.
Después de 2 años en el 1089 viaje a Lorena y conseguí ponerme a las ordenes y potestad de mi señor Don Godofredo de Bouillon como aprendiz de alférez. Destacándome en el arte de la guerra obtuve la gracia ante sus ojos, y narrándole mi situación respondió como un caballero que lo era... aun recuerdo sus palabras, -Por mi hombría de caballero y teniendo a Dios como testigo, no cesaré en ayudar a un noble cristiano ante tan vil pecado- . Pero así como era de impulsivo lo era de inteligente, y sabia que solo no podía hacer nada, que mis títulos necesariamente necesitaban el reconocimiento de las cortes, por eso impulsó ante el obispo una bula papal que me seria concedida por el Papa Urbano II luego de recuperar tierra santa bajo el poder de los turcos.

CAPITULO III
Con mucha algarabía partimos 40.000 hombres para formar el ejercito liberador, el ejercito de la Santa Cruz., muchos años de guerra pasaron antes que llegáramos a este entuerto, luego de liberar Jerusalén de las manos de los impíos y por obra y gracia del Espíritu Santo encontrarnos con nuestro mas preciado tesoro, el bastión de nuestra fe, el cáliz de la salvación, el Santo Grial.
...Luego de la gran batalla de Ascalon y separados de nuestras filas, estábamos sedientos, racionando nuestra agua, y fue aquella noche cuando nos dimos cuenta que nuestras fuerzas ya nos abandonaban que muy pronto caeríamos en las manos asesinas de los hijos del diablo, no podíamos permitirles que nuestro tesoro fuese su botín de guerra, entonces Don Gastón de Bearn propuso celebrar entre nosotros un acto de constricción, poniendo nuestras almas en manos del altísimo cumpliendo con una última cena, tomando el pan y el vino como el cuerpo y la sangre de Cristo en sagrada eucaristía.
Fue un milagro, llana y simplemente un milagro, nuestras fuerzas se recuperaron, nos sentíamos con el vigor de jóvenes, nuestros corazones latían con una intensidad inusitada, estábamos enfervorizados, a tal punto que reiniciamos nuestra marcha con mayor ímpetu.
Don Daimberto de Pisa propuso un plan de escape... Teníamos que dividirnos para cubrir nuestras huellas a pesar que caminábamos en fila, para que no supieran cuentos éramos, pero nuestros perseguidores eran ladinos, teníamos que llegar a confundirlos, fue en esos instantes que la luna destello en el desierto y no podía creer lo que veían mis ojos... ¿Acaso era otra ilusión? –No... No ahora, estaba con fuerzas renovadas, entonces... ¿Era cierto lo que veía? ... ¡Un oasis!.
Era lo bastante pequeño para no albergar a ninguna tribu árabe, pero teníamos que ser cuidadosos, fuimos rodeándolo a través de las dunas para asegurarnos de no encontrar a ningún enemigo, seguramente era lugar de paso de las caravanas por lo que teníamos que ser rápidos, primero llenar nuestras ánforas con agua y luego continuar con nuestra huida.
Aprovechamos las ramas de las palmeras para borrar nuestros rastros, pero ahora si debíamos optar por el plan de Don Daimberto, seguramente los sarracenos vendrían por este oasis para pasar su descanso y reponer a sus bestias de carga; era necesario separarnos.
Nosotros caminamos hacia el oriente y ellos hacia el poniente, aunque la idea era volver a desviarnos caminando por un día al norte, de esa forma no evitaríamos a quienes nos perseguían pero no contarían con un rumbo fijo. Esa fue la ultima vez que vi a los hermanos Plantavelu y después de mucho tiempo de creerlos muertos en las arenas candentes, me entere que consiguieron volver a sus tierras para fallecer con los suyos, como dos grandes guerreros y caballeros templarios victimas de la traición del Rey Felipe IV.
Nuestro camino gracias a Dios nos llevo a reencontrarnos con nuestras fuerzas en dirección al Egipto, con Don Godofredo a la cabeza, andrajosos como estabamos pero con el espíritu exaltado, no podíamos esperar para contarle a nuestro señor del secreto tesoro que traía conmigo. Esa misma noche los Caballeros Templarios anoticiados de las buenas nuevas, y pertenecientes a la Orden de los Pobres Caballeros de Cristo (Pauperes Conmilitones Christi) en honor a mis méritos y a los logros obtenidos me impusieron la orden de Caballero del Templo de Salomón (Milites Templi Salomonis), siendo el primer miembro plebeyo de la orden con tal honor, nombrándome Protector del Cáliz de Dios (Protectum Calix Deus).y cambiando mi nombre al de José Falcón, como hubieran querido mis padres.

CAPITULO IV
Para un hombre sin fe, el Santo Grial podría ser una vasija cerámica de mano, que se había enchapado por fuera en auricalco, con un pie en forma de copa con la inscripción INRI (Iesus Nazarenus Rex Iudaeorum) dentro de una Cruz. La inscripción en latín, fue ordenada por el gobernador Poncio Pilato según la costumbre en que se anunciaban la causa de la condena de los reos. Lo que los líderes judíos consideraron blasfemia y los romanos tomaron como traición, es sin embargo la verdad que da vida a los creyentes.
A los pocos días sucedió lo inesperado, mi Señor Don Godofredo de Bouillon apareció muerto dentro de su tienda sin rastros de violencia, todos sabíamos que existían fuertes debates sobre el poder, pero ahora empezaban a mostrarse, había traidores entre los nuestros y ya nadie confiaba. En mi eterna desesperanza al ver a mi protector muerto intuí igual fin para mí, no porque yo pudiera ser opositor a los grandes caballeros, sino porque era el cuidador del símbolo en la tierra, del pilar de nuestra devoción. Era pues hora de encontrar nuevos parajes donde acudir, y no pensaba en mi, ya que seguramente Dios tendría sus propósitos al entregarme en mis manos su copa, sino en ella misma, no podía caer en manos con anatemas.
Mi periplo me llevo a mantenerme a escondidas viendo como Don Balduino de Bouillon (hermano de mi señor), era coronado Rey de Jerusalén, título que Don Godofredo rechazó por su improcedencia. Debiendo cambiar mi nombre en muchas oportunidades, y volviendo por mar a mis tierras en los Pirineos; aun era un hombre joven los años y las penurias no me habían hecho mella, y quería recuperar mis blasones, mis estandartes que me fueran robados antes de nacer, por aquel entonces me uní a la secta de los Albigenses dejando a su custodia mi tesoro, el cáliz de Cristo.
Luego de algunos años infructuosos mis cabellos se fueron tiñiendo de plata, y la recompensa que tanto esperaba se me fue diluyendo de la mano como agua. En las cortes hacían caso omiso a mis planteos, es más la mayoría no me recibían, nadie quería escuchar mi patético devenir, ni siquiera los Papa Pascual II y Gelasio II, mi venganza se fue transformando en odio… un odio tan visceral que no podía vivir ni conmigo mismo, sumido en la pobreza, derrotado por los años, opte por el camino fácil, terminar con mi vida, llegar al final de mi existencia.
...Empezó a nevar, el viento boreal que en un principio era húmedo, se transformó en una tormenta blanca apenas podemos ver nuestro camino, Jonathan se derrumba no puede continuar, entre Carl y Gustav lo llevan a una saliente para protegerlo de las inclemencias del clima y todos hacemos lo mismo, nos refugiamos para reponer fuerzas y ver como continuar con nuestra marcha, es evidente que de quedarnos todos ahí moriríamos sin remedio, debemos proseguir pero Jonathan no puede hacerlo su cuerpo ya no le responde. Improvisamos con la saliente rocosa y la nieve una especie de iglú, Carl y Gustav se quedaran a cuidarlo, les dejamos el único calentador que funciona para derretir el hielo y continuamos cuando la tormenta amaina.
Participé en 3 guerras mundiales y la tercera, en el 2132 casi extermina a toda la humanidad, las bombas atómicas crearon de la tierra un lugar no apto para la vida, donde la civilización pudo mantenerse dentro de las ciudades protegidas por los campos de fuerza contra la radiación, los que no murieron por las lluvias acidas y los efectos colaterales, murieron por los cambios climáticos y la hambruna.
Así y todo el hombre no aprendió de sus errores, pasando los siglos y cuando la atmósfera comenzó a limpiarse liberando a la humanidad de sus prisiones de cristal, no pasaron muchos años para converger en nuevas desavenencias, los gobiernos no pudieron ponerse de acuerdo, no llegaron a un entendimiento y mucho menos a unificarse, y siempre estaba de por medio como en una balanza de bascula, en un platillo el dinero y por el otro la religión… Las economías macrocefalitas nuevamente en expansión competían y rivalizaban por mayores dividendos, los países oprimidos a pesar de su tecnología no podían crecer ante las diferencias inevitables del capitalismo, otra vez se recurría a las divergencias religiosas como complemento de las disputas para colmar, desbordar el baso de agua lleno hasta el tope, y nuevamente Jerusalén se encontraba en el foco de la discordia.

CAPITULO V
La cuarta guerra en el 3220 culmino con la vida, las bombas de carbono fueron por demás eficientes. No había edificio destruido ni vegetales, ni minerales, solo los animales vivos perecían, no había mutilados, ni sangre, ni muertos, solo desaparecidos.
No quedaban rastros de nadie al ser alcanzado por las bombas, solo se esfumaban en el aire, como si nunca hubieran existido, y de ahí los científicos encontraron los principios del viaje por tele transportación.
En esa guerra, solamente sobrevivimos aquellos que estábamos en las bases orbitales internacionales que, en mutuo acuerdo, se consideraron neutrales. Y otra vez a empezar, ahora el planeta tierra era un lugar completamente habitable, gracias a la genética nuevamente las especies animales poblaron la tierra, poco a poco los seres humanos se fueron ubicando en las distintas ciudades vacías y se multiplicaron, los gobiernos se unificaron en todo el globo, ahora si parecía que la paz reinaría al fin, ¿Había llegado el momento de entregarle a la humanidad el legado que mantenía escondido por tantos siglos?. Pero había algo muy dentro de mi ser que rechazaba esa idea, y el tiempo fue testigo de mis sospechas… Sociedades secretas iniciaron una nueva confrontación mundial, financiando grupos radicalizados que pululaban entre las sombras, ahora no solo en la tierra sino en todo el sistema planetario, creando el caos necesario para fomentar las diferencias políticas llevando al planeta a las postrimerías de otra guerra, pero esta vez no había un ejercito opositor a quien combatir, ni gobiernos contrarios, ahora era un cáncer creciendo de las mismas entrañas, sin distinguir clases sociales, razas o credos, la anarquía del poder plenipotenciario del triunvirato mundial podía compararse con la de los reyes del Siglo XV que viviendo en la opulencia desoyeron los gritos de las masas … La revolución mundial.
El mismo día que puse fina mi existencia, fue el día de mi nacimiento, pero la revelación a esta verdad pude comprenderla cuando cumpliera 13 años, durante mi niñez tenia sueños incomprensibles y vivencias concurridas, que no podía entender, ¿Quien no tuvo la premonición de haber estado en algún lugar con anterioridad?, ¿o que una situación presente resulta ya vivida?... Algo así era mi existencia, pero ya no era José Falcón sino Ahmed Otman, no vivía en la península ibérica sino en el golfo pérsico, no era cristiano sino musulmán, (seguramente descendiente de alguno de tantos que mate en las guerras santas).
Ahora si entendía.... Entendía que Dios me volvía a la vida como uno de mis enemigos para compensar mis culpas, para lavarme de mis pecados, pero aun así no comprendía porque a mí... Si,¿ porque a mí?, ¿porque esta carga de una cruz por mi vida anterior y otra por la actual?, ¿por qué fui educado en el Coran y no en La Biblia?
Mis allegados me creyeron loco, insano, otros endemoniado, hasta yo mismo lo creí por algún tiempo, pero opte por callar, callar mis visiones, formar una familia y morir anciano rodeado de mis mas queridos.
Pero mi peregrinaje no terminó ahí, una y otra vez me sucedía lo mismo, avanzaba a través de los siglos muriendo y naciendo en distintos países, con otras culturas, otras religiones...
En el año 1244 aprovechando el amparo de las sombras llegamos al castillo de Montsalvat. Amiel Aicart, Huc Poiteví y yo conseguimos saltar el "Sitio" con los supuestos "tesoros cátaros",que no era otra cosa que el Santo Grial, para esconderlo nuevamente de las manos del maligno y desde entonces lo mantengo a mi guarda, enterrándolo en distintos lugares, es mas hasta lo tuve guardado en cajas bancarias... ¡Que ironía! El Cesar y Dios juntos en el mismo edificio separados por pequeñas paredes metálicas.
...Me cuesta respirar, estoy transpirando, mi vista se nubla, y me siento afiebrado, vemos las luces de la base Zeus, uno de mis compañeros acaba de prender una bengala de humo tratando de avisar nuestra presencia. Por el intenso frío de los 7 que salimos solo quedamos 4, tenemos que sortear nuestro ultimo escollo, una grieta abismal que nos separa de nuestro destino.



EPILOGO
Este documento fue extraído de la tarjeta de grabación del equipo de supervivencia del obrero Juan Fulano, que falleciera por hipotermia a 2 kilómetros de la base Zeus en la luna Europa (Júpiter) perteneciente a la Compañía Minera Internacional (IMC) siendo la única victima del accidente del trasbordador Master. Este obrero fue uno de los siete que se aventuraron llegar a pie a dicha base distante 28 kilómetros del lugar de la tragedia, incumpliendo con las condiciones contractuales, por lo cual la empresa IMC deslinda toda responsabilidad.
Estos obreros eventuales laboran por 6 años separados de sus familias, siendo compensados ante el desarraigo con un año sabático a su regreso
Según fuentes médicas padecía de síndrome traumático ante el estrés causado por el sufrimiento de esta odisea, combinado con una posible paranoia mística.
Las naves de rescate llegaron al lugar del accidente a 20 horas de ocurrido, luego de recuperar a todos los sobrevivientes del trasbordador, debieron suspender la búsqueda ante las malas condiciones climáticas, 3 de los 7 que emprendieron su viaje a pie hasta la base Zeus, llegaron para dar aviso a las autoridades, quienes encontraron a los 3 restantes en la montaña protegidos en una cueva.

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Texto agregado el 23-11-2006, y leído por 221 visitantes. (0 votos)


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